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EN RÍO NEGRO Y CHUBUT

Vaca Muerta Sur: ambientalistas y vecinos en alerta ante el inicio de las obras del oleoducto de YPF

Una de las playas del Golfo San Matías, Río Negro. La zona afectada por un cambio en la legislación es el área de reproducción de especies icónicas del Mar Argentino, como la ballena franca austral y el pingüino de Magallanes.

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La comunidades costeras de Río Negro y Chubut están en alerta. La petrolera YPF anunció en los últimos días que comenzará la construcción del oleoducto Vaca Muerta Sur, una obra destinada a transportar petróleo desde la Cuenca Neuquina hasta el Golfo San Matías, un área protegida por ley hasta septiembre de 2022, cuando las autoridades cambiaron la legislación para poder hacer posible este proyecto.

YPF anunció que construirá el primer tramo de la obra, que va desde su planta en Loma Campana, Vaca Muerta, hasta Allen, Río Negro. Se trata de los primeros 128 kilómetros de caños. El oleoducto tiene como objetivo el transporte para la exportación a partir de 2026. Este primer tramo también conectará Loma Campana con el sistema de Oldelval, hacia el norte, que conduce hacia las principales tres refinerías de Buenos Aires y el puerto de Bahía Blanca. Pero su principal objetivo es llegar, hacia el sureste, a la costa atlántica de Río Negro, en la localidad de Sierra Grande y Punta Colorada, en el Golfo San Matías. 

Para poder comenzar con la obra, las autoridades ambientales de Neuquén debían aprobar el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del primer tramo, una decisión que aún no fue comunidad oficialmente y cuyos fundamentos a favor de la obra permanecen en las sombras, explicó a elDiarioAR el abogado Gonzalo Vergez, de la Asociación Argentina de Abogadxs Ambientalistas (AAdAA). Todo indica que el caso terminará judicializado. 

El primer tramo de la obra, que tiene autonomía de los dos restantes, tendría todos los permisos ambientales aprobados, aseguró YPF ante la consulta de elDiarioAR.

Existe otro contexto que afectará el futuro de esta obra: la sanción o el rechazo a la “ley Bases” que impulsa el gobierno de Javier Milei. La normativa contiene el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), uno de los puntos más criticados por la oposición e incluso por sectores económicos por los desmesurados beneficios a las corporaciones. Busca incentivar la minería, la explotación de hidrocarburos y el agronegocio, entre otras pocas actividades. Unas 50 organizaciones de la sociedad civil advirtieron sobre el efecto ambiental de esta iniciativa de Milei

El oleoducto entraría dentro de las inversiones que plantea incentivar el RIGI y engloba varias polémicas: una de ellas es que el primer tramo, que se aprobó sólo en Neuquén, se extiende en territorio de Río Negro y sin embargo la comunidad de esa provincia no pudo participar de las oposiciones al proyecto. 

Lo mismo sucede con Chubut: Península Valdés, Patrimonio de la Unesco y una zona protegida de la provincia, es lindera con el Golfo San Matías, donde se construirá la terminal petrolera del oleoducto y cuya comunidad no tuvo posibilidad de oponerse durante el proceso de audiencia pública de los tramos II y III: sólo se habilitó a manifestarse a habitantes de Río Negro. Luego, incluso las autoridades terminaron bloqueando la participación de quienes se oponían a la obra en la provincia.

El Bloque Acción Chubut se reunió este viernes por la tarde. Participaron ONGs como AAdAA y Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), ambientalistas, vecinos y referentes locales. Decidieron comenzar a armar los equipos legal y científico para analizar la documentación que el gobierno de Neuquén debe hacer públicos: la Declaración de Impacto Ambiental, en donde autoriza la obra en el marco de la ley y reglamentaciones ambientales.

A principios de esta semana, los abogados se reunirán también con las organizaciones y expertos nucleados en la Multisectorial Golfo San Matías, en Río Negro, la otra pata del conflicto. Este sector también se opone a que el oleoducto desemboque en el golfo, un área de alto valor en biodiversidad, para el turismo local y la pesca artesanal.

Una megaobra

La compañía sostuvo en un comunicado que en el primer tramo la inversión rondará los US$190 millones y que se generarán 500 puestos de empleo durante el pico de las tareas, otro punto de conflicto para quienes sostienen que el costo ambiental es demasiado alto comparado con la creación de empleo que ofrecerá la obra. 

El oleoducto es la gran apuesta de la petrolera argentina. Se trata de un proyecto monumental: se demandarán más de 10.000 caños de 20 y 30 pulgadas y su capacidad operativa máxima permitirá transportar 390 mil barriles diarios de petróleo, incrementando en un 70% la posibilidad de evacuación de la Cuenca Neuquina. Eso significa que se duplicará la capacidad actual de la zona núcleo de Vaca Muerta, informó YPF.

¿De dónde saldrán los fondos para esta megaobra? Es otro de los puntos que los ambientalistas y abogados estarán mirando con lupa Por ahora, las flechas apuntan a empresas de Estados Unidos. “La segunda etapa y terminal de exportación, que completarán el proyecto, están en etapa de desarrollo y con alto grado de avance. Implicarán una inversión de más de US$2.000 millones, que YPF afrontará en conjunto con otras compañías que ya mostraron interés en el proyecto”, afirmó la petrolera.

El oleoducto Vaca Muerta Sur permitirá exportar 135 millones de barriles de petróleo por año. YPF sostiene que convertirá a la Argentina “en uno de los principales exportadores de la región” y aportará “divisas y trabajo al país”.

Impacto ambiental

Aún están también pendientes las Declaraciones de Impacto Ambiental del tramo 2 y tramo 3 de la obra, que debe aprobar el área de Ambiente y Cambio Climático de Río Negro. Además del oleoducto, el proyecto contempla la construcción de la playa de tanques más grande de Argentina y dos monoboyas flotantes que se ubicarán a 6 kilómetros de la costa en el Golfo San Matías, pegado a Península Valdés.

La funcionaria que estuvo a cargo de todo el proceso de control de los Estudios de Impacto Ambiental (EsIA) de la obra en Río Negro hasta hace pocos meses es Dina Migani, cuya familia tiene una empresa junto a los Macri que provee químicos a las petroleras de Vaca Muerta, entre ellas, a YPF.

En el Golfo San Matías, la obra estará rodeada por cuatro áreas naturales protegidas —entre ellas Península Valdés— y ubicado en la costa atlántica de Río Negro, donde el transporte de petróleo y gas estaba prohibido por ley hasta septiembre de 2022. Ese mes YPF logró que barrieran con una ley ambiental en la provincia e impusieran otra normativa hecha a medida de su proyecto de exportación de crudo, como revelaron elDiarioAR y Climate Tracker en octubre último.

Científicos, conservacionistas, ambientalistas y vecinos, artistas nacionales y locales y emprendedores de otras localidades del Golfo San Matías y de Península Valdés alertaron sobre el impacto socioambiental del oleoducto y su terminal petrolera en la costa y el mar.

Las principales organizaciones ambientalistas y conservacionistas del país, nucleadas en el Foro para la Conservación del Mar Patagónico, se pronunciaron contra el proyecto.

Los Estudios de Impacto Ambiental (EsIA) fueron realizados por tres consultoras contratadas por YPF y cada una de ellas se enfocó en uno de los tres tramos de la obra. El tramo que genera el mayor conflicto socioambiental es el tercer tramo: la terminal de carga en el Golfo San Matías.

La consultora a cargo del Estudio de Impacto Ambiental del tramo III es ERM Consultora. Francisco Pinilla, su representante, expuso en la audiencia pública del 17 de agosto último en nombre de la compañía y sostuvo: “No sabemos qué va a ocurrir pero podemos ver y describir matrices, impactos y mitigaciones”. También dijo que su equipo estuvo tres semanas evaluando la zona, entre febrero y marzo de 2023.

“No existen impactos ni significativos ni críticos”, dijo Pinilla en la audiencia pública. El consultor de YPF aseguró que se implementarán las normas de seguridad y calidad más altas a nivel internacional. Sin embargo, Pinilla admitió que los impactos ambientales serían “entre bajos y moderados”.

“Esta biorregión (del Golfo San Matías) se destaca por su gran biodiversidad, en la que se incluyen diferentes especies de aves y mamíferos marinos que se alimentan y/o reproducen en los golfos, como la ballena franca austral, el elefante marino del sur, el lobo marino de un pelo sudamericano, el pingüino de Magallanes, cormoranes, orcas, delfín común, delfín oscuro, aves playeras, el caballito de mar y un gran número de especies de condrictios, entre muchas otras”, afirmaron los expertos del Foro para la Conservación del Mar Patagónico. “Además de los posibles derrames y microderrames, el incremento del tráfico marino, el impacto acústico y la probabilidad de colisión entre las naves y las diferentes especies se transforman en un riesgo inminente”, aseguraron los científicos, ambientalistas y conservacionistas.

Nota: este artículo se corrigió el 27 de mayo de 2024 a las 9:13 para modificar el apellido de Gonzalo Vergez.

ED/DTC

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