Formas de decir “no”, días de aberración
Decir no muchas veces resulta problemático. Pienso ahora que hay varios textos de Mil lianas dedicados a ese gesto, acompañados de libros, canciones, películas (uno por acá, para pensar en el no como una llama. Otro, acá, para percibirlo como un ruido del cuerpo).
Hay una expresión en inglés que me encanta, que usan por lo general los británicos cuando necesitan postergar una actividad o un compromiso. Me gusta, especialmente, porque acuden a ella para no tener que decir no de manera tajante, para no sonar concluyentes o desconsiderados (algo parecido a lo que comentamos hace tiempo cuando hablamos de decir no y de tazas de té: un no transitorio, un tiempo desvencijado).
Me refiero –¿por qué estoy dando tantas vueltas? ¿por qué postergo para hablar de postergar?– a la expresión rain check. Cuando alguien necesita cambiar de planes o pedir el favor de pasar un encuentro para otro momento, suele preguntar si puede “tomar un rain check”. Me gusta esa forma cortés de pedirle una prórroga a otro porque siempre viene asociada a una nueva fecha, no a la cancelación definitiva; un por ahora. Nació en el mundo del deporte: cuando una competencia al aire libre debía postergarse por lluvia, a los espectadores se les entregaba un rain check, es decir, un vale que servía como entrada para usar en otro momento.
Si las palabras suenan a veces como escondites o paredes, me quedo en esos momentos en los que buscamos ensamblarlas como una zona de promesas. Pedir o tomar un rain check es habilitar la posibilidad de una tregua hasta que escampe, hacernos cargo de nuestra fragilidad, saber que existe el mal tiempo, tener la ilusión de que en algún momento pase.
Las ramas del árbol que veo ahora mismo por la ventana empezaron a sacudirse con violencia: el viento las mueve sin pausa. El cielo, que era radiante cuando me desperté, ahora se puso plomizo. No debe faltar mucho para que se largue a llover. Tampoco para que alguien en algún lugar del mundo esté por pedir un gesto de piedad o algún tipo de rain check.
Empieza una nueva edición de Mil lianas.
1. La tercera aberración, de Flor Canosa. “Para un arquitecto esta casa sería una aberración arquitectónica. Un típico petit hotel de principios del siglo XX que, sin embargo, no cumple con ninguna regla, no se rige por los lugares comunes de la distribución y es tan fácil perderse en su interior como volver al punto de partida sin pensarlo (...). Hay algunos carteles con ilustraciones escritos a mano con una caligrafía prolija. Eso es todo lo que se necesita para entender el hotel familiar sin nombre. A una casa se la vive, se la camina, se la duerme, no se la explica”, se lee en las primeras páginas de la novela La tercera aberración, (Fondo de Cultura Económica, 2025) de la escritora argentina Flor Canosa, una destacadísima autora de ciencia ficción o ficción extraña.
A una casa misteriosa ingresa Sergio, un joven estudiante que busca refugio en el verano agobiante de 1978. Llegó a Buenos Aires desde algún pueblo del interior. Lo recibe Nuria, una mujer que está al mando de ese lugar, donde también vive con sus hijos y su marido en tensión constante. Ellos lo saben porque ya lo vivieron otras veces, los huéspedes se van enterando con los años: la casona muta cada quince años y las habitaciones de un momento a otro cambian de lugar, algunos objetos se pierden, algunas personas desaparecen.
Como en un espejo de lo que pasa afuera –la historia transcurre durante la dictadura militar: son días de aberración– la casa se va convirtiendo en un lugar cada vez más opresivo para Sergio, quien sin embargo no termina de tomar la decisión de irse. Algo lo imanta, algo le atrae de los habitantes del lugar y también de algunas presencias que parecieran rondar de noche, venir de lejos, respirar otros tiempos. Canosa ofrece de modo elegante una historia donde lo fantasmal habita lo doméstico, con la mirada puesta en los gestos mínimos, en lo aterrador como una insistencia sibilante.
La novela La tercera aberración, de Flor Canosa, salió por Fondo de Cultura Económica. En este enlace, otras casas sorprendentes en libros, series y películas.
2. La bestia en mí. Una trama sencilla, dos actuaciones deslumbrantes y una historia que atrapa con pocos elementos. Aggie Wiggs (Claire Danes, la actriz a quien seguramente varios recuerden por su rol en Homeland) es una escritora exitosa que vive recluida después de atravesar un episodio muy doloroso: su hijo pequeño murió en un accidente de tránsito. Desde entonces, su vida en pareja se desmoronó con esa tragedia y Aggie no logra conectar con su trabajo. Aislada entre el enojo y la tristeza en una casa gigante, a la que rodean un bosque y otras mansiones enormes, la escritora intenta avanzar con un libro que no termina de interesarle. La misión se complica todavía más cuando se muda a su barrio un personaje controvertido llamado Nile Jarvis (Matthew Rhys, el actor que protagonizó The Americans). Jarvis tiene mucho dinero, es un inversor inmobiliario con proyectos ampulosos y polémicos y tiene un pasado inquietante: muchos lo consideran el principal sospechoso de la desaparición de su primera esposa, que se esfumó sin dejar rastros.
Mientras la escritora al principio rechaza al nuevo vecino por ruidoso y violento en sus modos, él intentará acercarse a ella. En paralelo, una serie de episodios policiales estremecedores los rodearán y le sumarán una capa de misterio al relato. Dispuesta a saber más de Jarvis, que de a poco empieza a llamarle la atención, la escritora piensa que podría llegar a escribir sobre él. La serie indagará entonces el vínculo entre los protagonistas, que se desplegará entre el desprecio y la fascinación y que los enfrentará a sus propias oscuridades.
La serie La bestia en mí está disponible en Netflix. Otros lanzamientos para ver por streaming, en este enlace.
3. Los dueños de la libertad, de Soledad Vallejos. Una historia que combina economistas austríacos alejados del mainstream a mediados del siglo XX con reuniones secretas en plena Guerra Fría y millonarios dispuestos a aportar dinero para apoyar organizaciones que formen cuadros políticos. Grupos de estudio más o menos formales –porque hay universidades, pero también gente que se junta a leer los textos clásicos de este ideario de manera privada– con el fin de promover a toda costa el libre mercado, emprender lo que definen como una “batalla cultural” y combatir al monstruo que ellos ven en el Estado. Think tanks modernos que se dedican al lobby, grupos ultraconservadores y pioneros liberales que hicieron sus mayores esfuerzos por traer a los máximos referentes del movimiento a los países de América latina. Definiciones que generan debates –¿son anarcocapitalistas? ¿se piensan como neoliberales? ¿son todos lo mismo?– y personajes bien diversos (desde un librero que le dio los primeros textos de la escuela austríaca a un desconocido Javier Milei hasta Deirdre McCloskey, una destacada economista libertaria trans).
Aunque nombres como Ludwig von Mises, Friedrich Hayek o Murray Rothbard empezaron a sonar cada vez más fuerte en la esfera pública a partir del surgimiento La Libertad Avanza y su llegada al poder, el enorme universo del libertarismo viene de lejos y tiene raíces profundas en Argentina desde hace muchos años. A partir de una exhaustiva investigación, la periodista Soledad Vallejos buceó en ese recorrido, se metió en reuniones de formación, entrevistó a los pioneros y también a los recién llegados, indagó en archivos y viajó para conocer de cerca a varios representantes de este movimiento. De esta manera, logró darle forma en su flamante libro Los dueños de la libertad (Sudamericana, 2025) a un impactante mapa libertario regional. Una estructura sigilosa pero sostenida en el tiempo que se mueve con el objetivo de promover proyectos políticos de derecha en varios países. Hace unos días la entrevisté para que me contara más sobre este libro. Pueden leer la nota en este enlace.
El libro Los dueños de la libertad, de Soledad Vallejos, salió por Sudamericana. Otros lanzamientos editoriales de noviembre, por acá.
Apostilla. Una linda noticia: por estas horas se anunció que la miniserie Task, protagonizada por Mark Ruffalo, tendrá una segunda temporada. Si se la perdieron, si estaban esperando a que estuvieran todos los capítulos disponibles o si andan buscando actividades para los feriados, les recuerdo que hablamos de ella por acá y que está entre los mejores estrenos de este año. Los siete episodios de la primera temporada están en HBO Max.
Banda sonora. Una alegría para quienes siguieron –o siguen, porque, ¿cómo se hace no volver una y otra vez a Stars Hollow?– Gilmore Girls: justo cuando se cumplen 25 años de su estreno, se anunció que la banda sonora de la serie está disponible por primera vez para escuchar en las plataformas digitales. Se trata de un álbum con 18 pistas con las composiciones de la cantante Sam Phillips que se escuchan como música incidental a lo largo de las siete temporadas de Gilmore Girls.
“Si tuviera un nuevo episodio de Gilmore Girls por cada solicitud que he recibido a lo largo de los años para lanzar la banda sonora de los 'La La's' para los fanáticos de la serie, estaría más que feliz. Pero ahora estoy encantada de decir que Warner Bros me pidió que armara un álbum de esos 'La La's' para todos y cada uno de los que los quieran”, informó Phillips. Elegí algunas, aunque podría haber puesto todas, para nuestra banda sonora compartida. Las encuentran acá. Un recordatorio: la serie está disponible en Netflix y en HBO Max.
Algo más. Estos días estuve escuchando sin parar la encantadora sesión de Pulp en esa serie de conciertos íntimos de la NPR de Estados Unidos que llevan como título Tiny Desk. La dejo por acá.
Bonus track. Por estos días y hasta el 30 de noviembre tiene lugar una nueva edición de un encuentro ya clásico para los cinéfilos porteños: Buenos Aires Rojo Sangre, el festival que ofrece todos los años una selección destacada de películas de terror y ciencia ficción. Esta vez se llevará a cabo en el complejo Multiplex Belgrano (Vuelta de Obligado 2219, CABA).
“La Competencia Internacional reunirá algunos de los títulos más comentados del año, entre ellos la perturbadora The Other People (Chad McClarnon), la salvaje mexicana No dejes a los niños solos (Emilio Portes), la serbia posapocalíptica Sword of Vengeance (Nemanja Ceranic), la comedia alienígena de Kazajistán Sasyq (Yerden Telemissov) y el loop maldito de Haunted Mountains: The Yellow Taboo (Chi-ying Tsai). El cine argentino dirá presente con La Frecuencia Kirlian (Cristian Ponce), Los ojos del abismo (Daniel de la Vega), Un susurro invocó mi nombre (Emilia Cotella y John Mathis) y la coproducción El susurro (Gustavo Hernández), protagonizada por Luciano Cáceres”, adelantaron desde el festival. Encuentran más detalles, horarios y la programación completa en este enlace.
Posdata. Me despido con un aviso parroquial. Mil Lianas entra en modo “reposo” porque me tomo unos días de descanso lejos de Buenos Aires. Cuando nos reencontremos ya será diciembre. Si alguien siente algún tipo de abstinencia extraña, recuerden que todo el archivo del newsletter se puede leer por acá. Vengo otra vez demorada con la correspondencia, pero siempre me encuentran en mi rincón. Gracias especiales por sus mensajes sobre la entrega de la semana pasada a Gabriel, Debi, Marcela, Lucía, y mi adoradísimo Fede N. ¡Hasta la próxima!
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