Desinformar para justificar la baja natalidad: las estrategias de la ultraderecha en contra de las minorías
La baja natalidad es una realidad mundial. El Banco Mundial identifica un descenso desde 2016. Hay argumentaciones basadas en investigaciones y datos que la explican, pero a pesar de la evidencia este fenómeno sin fronteras está siendo utilizado por gobiernos y grupos de derecha en distintos países, en el marco de su “batalla cultural” contra los cambios igualitarios impulsados por los feminismos, utilizando narrativas desinformantes unificadas –y otras argucias–que culpabilizan a los movimientos que propician derechos como causantes de la baja natalidad.
Es lo que pasa en la Argentina gobernada por Javier Milei, en los Estados Unidos de Donald Trump y en la Hungría presidida por Viktor Orbán. Tres países elegidos para analizar cómo suenan los argumentos natalistas, cual orquesta, por sus similitudes ideológicas.
Antes de avanzar en este escenario comparativo, es bueno repasar el concepto en el que se sustentan: el natalismo o pronatalismo.
Se trata de una doctrina que promueve medidas de carácter político y socioeconómico para conseguir una mayor natalidad en un territorio o Estado. El Cambridge Dictionary enfatiza que quiere lograr su objetivo “sin tener que apoyarse en la llegada de inmigrantes”.
Los líderes de derecha, voceros y organizaciones afines usan esta doctrina para reaccionar contra la autonomía de mujeres y LGBTIQ+, sumando además, mensajes contra la migración.
Sonia Correa, investigadora brasileña, cofundadora del Observatorio de Sexualidad y Política, un foro global que analiza políticas de sexualidad, aporta un dato clave cuando es consultada para esta crónica: “La derecha tiene máquinas de desinformación, pero en el caso del pronatalismo, no hay que poner el énfasis sólo en eso”.
La derecha no está recurriendo a argumentos fake. Está recurriendo a argumentos sólidos sobre caída de la fecundidad, acoplados a soluciones que son decisiones que fundamentalmente violan derechos y están en contradicción con otras proposiciones de política pública
“Hay líneas exclusivas y argumentativas que son pura desinformación, como por ejemplo eso de que la baja de natalidad en Argentina viene de la ley de aborto de 2020”, dice la especialista, algo que veremos más abajo.
Pero ella alerta sobre las argumentaciones basadas en evidencias, como que la baja natalidad tiene efecto sobre los sistemas de seguridad social o en las demandas del cuidado de personas. “Ahora bien –dice Correa– no es que se solucione estrictamente con promoción de la natalidad, a cualquier costo. Hay otras maneras”.
Pone como ejemplo a los países “han adoptado desde hace mucho tiempo políticas públicas favorables para que las familias mantengan niveles de fecundidad relativamente altos” que “no son una coerción a tener más hijos a cualquier costo, y han funcionado”.
Añade la investigadora que la derecha “no está recurriendo a argumentos fake. Lo que está haciendo es recurriendo a argumentos sólidos sobre caída de la fecundidad, acoplados a soluciones que son decisiones que fundamentalmente violan derechos y están en contradicción con otras proposiciones de política pública”.
Luego retomamos a Correa.
En Argentina el debate es más reciente y polarizado, con una narrativa contra el aborto y el feminismo; en Estados Unidos el discurso conservador sobre natalidad se articula con la defensa de la nación y la cultura, con voceros mediáticos y políticos, y en Hungría es parte central de la política nacionalista con programas de incentivos pronatalistas estatales.
Veamos que pasa en cada país.
Argentina: se pasaron tres pueblos
Una frase popular que han repetido políticos de distintos partidos en Argentina es que los feminismos locales, sus logros y reclamos “se pasaron tres pueblos”, es decir, van muy acelerados.
Lo dijo el presidente Milei: “Ahora se están dando cuenta que se les pasó la mano en atacar a la familia, a las dos vidas, y lo estamos pagando con caídas en la tasa de natalidad”.
Lo hizo en un discurso ante la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina.
En septiembre, el abogado del presidente Milei, Francisco Oneto, en el programa “Estado de Sitio” que se emite por el streaming libertario Carajo, volvió sobre el tema y dejo en claro la postura de su partido.
Mientras mostraba una placa sobre la caída de la natalidad, Oneto afirmó: “Es un problema a nivel mundial. Yo creo que la única forma de recuperar esto es recuperar los valores tradicionales. Que la mujer se quede en la casa y el hombre trabaje, pero fuera de joda lo digo; porque una mujer quiere hacer una carrera profesional, recibirse y estar sólida económicamente y ese es el problema que hay. Cuando el que tiene que estar sólido económicamente es el hombre y que la mujer se case con un tipo 10 años más grande y se acabó. Mirá que fácil”.
Sobre las narrativas mediáticas y en redes, hay un flamante análisis elaborado por un equipo interdisciplinario de IDAES-UNSAM por iniciativa del Fondo de Población de Naciones Unidas en Argentina (UNFPA), que Mariana Isasi, titular del organismo en el país, presentó en las XVIII Jornadas Argentinas de Estudios de Población y el V Congreso Internacional de Población del Cono Sur que se realizó en Córdoba.
El relevamiento mostró “cómo circulan narrativas mediáticas sobre despoblación y natalidad que instalan la idea de una crisis demográfica o un invierno demográfico”, explicó la funcionaria.
En los discursos analizados, la caída de la natalidad “se atribuye a las políticas de salud sexual y reproductiva, acusadas de promover el aborto y la anticoncepción como mecanismos de control poblacional, especialmente sobre los sectores más pobres”, agregó.
“Promover la maternidad obligatoria, restringir derechos sexuales y reproductivos y revalorizar el papel de la familia tradicional” son las respuestas al descenso de la natalidad en los argumentos analizados.
Isasi destacó que “es una construcción discursiva que exagera, dramatiza y conecta la natalidad con valores morales e inclusive, en algunos casos, religiosos” y que “se construye una narrativa alarmista”, donde se repiten términos como crisis o colapso.
“Además de construir un diagnóstico alarmista, orientan emocionalmente la lectura de la realidad, preparando el terreno para determinadas soluciones restrictivas en materia de derechos reproductivos”, señaló la titular de UNFPA en Argentina.
Estados Unidos: señoras gato
En 2021 el hoy vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance dijo que el Partido Demócrata “está dirigido por un grupo de señoras-gato sin hijos que son miserables con sus propias vidas´”.
El año pasado explicó que lo que quiso decir es que ese partido “se ha vuelto anti-familia y anti-niños”. Fue también una manera de atacar a su contrincante política en el último comicio: Kamala Harris, ex vicepresidenta que no tiene hijos.
Vance aseguró en su primer discurso como vicepresidente: «Quiero más bebés en Estados Unidos de América».
El vicepresidente citó a quien menciona como “uno de mis investigadores favoritos” al referirse a Brad Wilcox, director del Proyecto Nacional de Matrimonio de la Universidad de Virginia. Este sociólogo católico se ha manifestado abiertamente en contra del matrimonio igualitario, y habló de su defensa del natalismo en el podcast 1A de la Radio Pública de EE.UU.: “Queremos que las personas heterosexuales y casadas tengan más hijos”. Y en su web Iniciativa Pronatalismo escribió: “…no hay camino hacia un pronatalismo exitoso que no pase por un mayor compromiso público y político con la crianza en el matrimonio, y que extienda los beneficios de la paternidad en el matrimonio a una mayor parte de la sociedad”.
En tanto, apenas asumió su segunda presidencia Donald Trump, se autoproclamó “presidente de la fertilización”, y firmó una orden ejecutiva prometiendo apoyo a la fertilización in vitro, reconociendo “la importancia de la formación de familias y que la política pública de nuestra nación debe facilitar que las madres y los padres amorosos y anhelantes tengan hijos”.
Trump promulgó la One Big Beautiful Bill Act una ley integral aprobada por el Congreso de Estados Unidos y firmada por el presidente el 4 de julio de 2025, y si bien no está explícitamente orientada a fomentar la natalidad, incluye medidas que indirectamente podrían influir en las decisiones familiares sobre tener hijos: el crédito por hijo –el llamado “bono bebé”– pasa de US$ 2.000 a US$2.200 por niño en 2025, con ajustes anuales por inflación y el monto reembolsable llega hasta US$1.700 dependiendo del año.
Incluso, hasta el secretario de Transporte Sean Duffy, padre de nueve hijos, firmó un memorando que da prioridad a proyectos en comunidades con tasas de matrimonio y natalidad elevadas. De los dichos a los hechos.
Y el magnate tecnológico, uno de los hombres más ricos del mundo con 14 hijas, hijos e hije, Elon Musk, alertó que la caída de natalidad “es la mayor amenaza que afronta la civilización”.
A estas voces poderosas se suman think-tanks como Heritage Foundation redactora del Projecto 2025 que impulsa políticas pronatalistas, culpando al aborto y a la autonomía femenina de la caída de nacimientos. Señala como perjudiciales para el aumento de la natalidad las políticas educativas que favorecen los estudios universitarios y retrasan la formación de familias tradicionales y propicia el acceso a la educación religiosa que promueve, entre otras medidas, el sexo orientado a la reproducción y la prohibición del aborto. En el mismo sentido, activa Pronatalist que propone crear la Medalla Nacional de la Maternidad a las madres con seis o más hijos.
Correa recordó que Estados Unidos “nunca tuvo un problema de baja de natalidad, si bien la natalidad bajó allí, pero esa caída de fecundidad de determinados sectores fue compensada históricamente por las migrantes que tenían otra tasa de natalidad. O sea, Estados Unidos no vive una crisis de fecundidad”. Esto, en un contexto de políticas antimigratorias de la gestión Trump
Y alerta: “La destrucción de USAID ni la empezamos a medir en los efectos en la mortalidad materna por ausencia de servicios, en asistencia por falta de medicación. O sea, eso va de mano con una necro política de carácter selectivo”.
En tanto, Françoise Girard creadora de Feminism Makes Us Smarter LLC (FMUS), una plataforma de comunicación desde donde promueve el trabajo de activistas feministas de todo el mundo, ha escrito en su web que la estrategia conservadora estadounidense “es allanar el camino para el ataque frontal de MAGA contra los anticonceptivos. Por supuesto, el Partido Republicano tiene toda la intención de seguir sin hacer absolutamente nada para ayudar a las familias, ya sea con guarderías asequibles, permisos parentales remunerados, créditos fiscales por hijos o cobertura sanitaria universal, así que tendremos que seguir tomando esas pastillas anticonceptivas”.
A modo de conclusión estadounidense de este segmento, las palabras del demógrafo Joseph Chamie ex director de la División de Población de las Naciones Unidas y autor de numerosas publicaciones sobre cuestiones de población, incluido su reciente libro, “Population Levels, Trends, and Differentials”: “Según muchos republicanos, la baja tasa de natalidad de Estados Unidos y la consiguiente crisis de civilización con sus desastrosas consecuencias para el país pueden atribuirse directamente a las mujeres estadounidenses en edad fértil”.
Hungría: a poblar
Hungría es el gran laboratorio del natalismo, íntimamente ligado al nacionalismo: “No necesitamos cifras, necesitamos niños húngaros”, dijo el presidente Viktor Orbán.
El gobierno de Orbán sostiene que la familia tradicional es la base de la nación y que el feminismo amenaza esa estructura. En sus discursos ha dicho que las mujeres priorizan estudios o su carrera profesional antes de “cumplir su rol” de madres.
En el país europeo hay políticas de incentivos económicos para matrimonios heterosexuales y familias numerosas, que excluyen a madres solteras o parejas del mismo sexo, licencias maternales de hasta tres años, exenciones fiscales, préstamos sin intereses
En 2022, la Oficina Estatal de Auditorias publicó un informe que afirmaba que las mujeres con estudios representan una amenaza para la tasa de natalidad.
La postura húngara quedó explícita en la conferencia “Formación Familiar y el Futuro” en el Instituto del Danubio de Budapest donde se habló del “auge pronatalista global, con Hungría como su defensor más audaz”, y se pregonó “a la familia como un salvavidas cultural contra el colapso demográfico de Europa”.
Internacionalmente, Orbán ha estrechado lazos con aliados en América Latina y Estados Unidos, ampliando la influencia de su natalismo a través de redes conservadoras y medios de comunicación
Las redes natalistas transnacionales
El Proyecto Global contra el Odio y el Extremismo (GPAHE, en inglés) publicó un informe donde muestra cómo Viktor Orbán está construyendo alianzas en América Latina “a través de una creciente red de aliados políticos, grupos de expertos y conferencias conservadoras” desde el Centro de Derechos Fundamentales (CFR) que abrió una sede en España.
En su página web, el CFR destaca que España sirve no solo como “una pieza clave de esa estrategia en sí misma, sino también como un puente inestimable y una puerta de entrada hacia América Latina”.
Vajk Farkas, que dirige la oficina del CFR en España y antes fue director de comunicaciones en la Oficina del Presidente de Hungría, ha participado activamente en eventos en Latinoamérica. Estuvo en Argentina, en un evento de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC).
El CFR se posiciona en contra de lo que llama “propaganda de género e inmigración”. Farkas ha dicho que este tipo de alianza transnacional es una reacción de las “fuerzas conservadoras patrióticas” contra las narrativas de la izquierda internacional, particularmente en temas sociales y de género y derechos LGTBQ+.
A modo de balance
En los tres países que protagonizan esta crónica, la narrativa vincula la caída de la natalidad a la autonomía de las mujeres, promoviendo agendas conservadoras y natalistas, presentando a la familia tradicional como “la solución”. En cada país, como vimos, estos argumentos tienen diferentes grados de institucionalización y de difusión.
Diversas investigaciones y estudios han demostrado que la baja natalidad a nivel mundial no tiene que ver con el rechazo a la maternidad o la paternidad, hay preocupaciones económicas y sociales, y decisiones personales. Sobre este tema dejo otra vez la crónica Más allá del pánico: qué explica realmente la baja de la natalidad que escribí para este medio.
Y el aporte de Sonia Correa: “Hay muchas soluciones distintas para afrontar las consecuencias de la baja natalidad, que no son las soluciones que están siendo propuestas desde la necropolítica . Sigamos hablando del tema”. En eso estamos.
*Esta nota es uno de los tres proyectos financiados en el marco del programa Wikipedia y Periodismo, realizado por Wikimedia Argentina , junto a los medios Periódicas y La Nota Tucumán.
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