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Empresa social Cuñá

Mujeres migrantes y de barrios populares: el emprendimiento detrás del souvenir de la Feria de Editores 2024

Una costurera de Cuñá junto a uno de los frentes de la bolsa de la FED '24

Claudia Regina Martínez

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Quienes vayan a la Feria de Editores (FED) este año podrán llevarse los libros en una bolsa o tote bag hecha 100% de algodón, con ilustración de Valentina Seoane, que tiene detrás una historia muy especial.

Las fabrica Cuñá, una empresa social que busca generar fuentes de trabajo para mujeres que de otra manera tendrían más dificultades para ingresar al mercado laboral. La fundaron dos socias: Agus Irureta, ingeniera industrial, y Vicky Alcántara, diseñadora de indumentaria.

El nombre original del emprendimiento era Kuñá Mbareté, que significa mujer fuerte en guaraní. Se remonta al hecho de que Irureta y Alcántara trabajan con muchas mujeres migrantes en Barrio Nuevo, Libertad, en la localidad bonaerense de Merlo, muchas de las cuales provienen de Paraguay.

Inicialmente era un grupo de mujeres que se juntaban con una psicóloga para salir de distintas situaciones conflictivas, cuenta Irureta a elDiarioAR. “Después le dimos la vuelta de tuerca productiva en esto de que tengan una salida laboral. El grupo era de mujeres fuertes y pasó a ser Kuñá Mbareté. Y ya cuando fue 100% emprendimiento le dejamos Cuñá, que es un poquito más corto”.

“Empezamos con esta idea de a ver qué podíamos hacer para generar trabajo en el barrio, en particular para las mujeres, para que cada una pueda tener sus ingresos propios, su independencia económica y desde ahí también la libertad financiera, el poder elegir”, apunta. Las fundadoras tenían veintipocos años cuando crearon, en 2015, este emprendimiento. Conocían el barrio porque Irureta hacía voluntariados con adolescentes.

“Empezamos con capacitaciones, pero después fue mutando mucho. Hoy no solo trabajamos en el barrio, sino que armamos una red con otros emprendedores, artesanas, fundaciones y proyectos de impacto de todo el país. Nosotras diseñamos productos y se los comercializamos a empresas como regalos corporativos. Fue también un poco la idea escalar el impacto y poder llegar a más mujeres y a más personas que si no quedarían fuera de la cadena laboral y de la cadena de valor”, completa.

Los productos que fabrican son sobre todo regalos corporativos para empresas. Entre sus clientes figuran Acindar, Pampa Energía y Pirelli. “No es el típico regalo de fin de año o los regalos del Día de la Madre o los kits de onboarding. Nuestros kits de onboarding, por ejemplo, tienen mates que hace una emprendedora con maderas de origen nativo y un portamate y una yerbera que producimos con las costureras y unas yerbas que son de un emprendimiento que trabaja con yerba agroecológica de Misiones. Todo con esta idea de foco en el impacto social y ambiental. Queremos que el producto cuente una historia, que la persona que lo reciba diga: qué bueno, es original, es distinto y no es el mismo merch hecho en China que se da siempre en los regalos”.

Para ello, articulan con más de 20 proyectos productivos. “En total, son más de 30 a 40 familias que van trabajando con nosotras. No todos son fijos. Es bastante variable. Varía mucho porque es una red de colaboradores independientes. Dependemos mucho de la demanda de los clientes”.

Desde 2015, el proyecto creció y funciona. “Un porcentaje de cada venta lo destinamos a seguir capacitando a más mujeres. Seguimos trabajando en Barrio Nuevo y formando a mujeres en oficios, pero también en otros temas: en emprendimiento, en independencia financiera. También hay algunos talleres más lúdicos que son un espacio de compartir. Todo siempre con el foco en generar nuevas oportunidades para mujeres. Y las vamos tratando de acompañar en sus proyectos productivos y sumando a otras personas que ya tienen proyectos productivos para poder comercializarlos. Porque hay gente que tiene un montón de saberes y hace unos productos hermosos, pero que nunca llega a poder venderlos. Nuestro rol también es que el impacto económico genere una transformación en la independencia económica de las familias”.

La colaboración con la FED surgió porque ambas socias son muy lectoras y suelen visitar la feria. Les escribieron a los organizadores y cuando les llegó el mail de respuesta no lo podían creer. “Fue muy hermoso porque es un proyecto que nosotras bancamos, somos clientas y participamos. Entonces nos gustó mucho poder hacer algo juntos”.

En concreto, hicieron bolsas de gabardina muy resistentes. “Son 100% de algodón, o sea que son mucho más ecológicas que otras. Y trabajamos con tintas al agua para disminuir lo más posible el impacto ambiental y con la metodología de trabajo que es desperdicio cero, de forma tal que toda la tela se aprovecha. Si queda algún descarte, se reutiliza en otro producto. Y al ser una bolsa tan resistente te va a durar un montón de años”, detalla Irureta.

¿Qué sueñan las socias de Cuñá para el futuro? “Queremos generar oportunidades para muchas mujeres y que cada vez seamos más las que tengamos independencia económica. Y entender también que hay nuevas formas de producir. Sabemos que trabajamos con mujeres y que son las que se ocupan del cuidado de los hijos, de las familias por eso pensamos un sistema es que sea flexible para no dejarlas afuera”.

“Nuestro objetivo es llegar a más personas que crean que hay una forma distinta de hacer las cosas, que no es solo competencia, que hay otro tipo de economía, que es la economía social. Y seguir diseñando y seguir llegando a empresas o a proyectos como la FED que digan: elijo hacer las cosas de otra manera y ser un poco más sustentable para poder generar más impacto en más personas, que es la única forma de cambiar la forma en la que producimos y en la que consumimos como personas y como empresas”, concluye Iruteta.

Las bolsas se pueden comprar online desde junio y están siendo un éxito: ya van por la tercera tanda.

CRM/DTC

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