Alimentos en localidades del interior hasta 70% más caros que en CABA e inflación de la canasta básica 10% por encima del promedio nacional
Juan Pablo Forlín entró a la carnicería y preguntó el precio del kilo vacío. Anotó la respuesta ($700) en una planilla y lo comparó con el mes anterior: 37% más caro que en noviembre.
Araceli Furch hizo lo mismo en la carnicería de su pueblo y registró en su carpeta: $380, un 26% menos.
Juan Pablo y Araceli no hicieron más que repetir la rutina de los últimos ocho meses: entrar el mismo día de cada mes, a la misma carnicería, y preguntar el valor del vacío. Además del rango de precios entre uno y otro punto, la diferencia es que Juan Pablo vive en Saturnino María Laspiur -un pueblo cordobés de unos 2.500 habitantes, ubicado en el este de la provincia, cerca del límite con Santa Fe- y Araceli está en el pueblo pampeano de Doblas -la “Capital Nacional de la Apicultura” según ley del Congreso Nacional, donde habitan poco más de 1.500 personas-. Unos 850 kilómetros separan a las dos poblaciones.
Saturnino María Laspiur y Doblas se destacan por las mismas fortalezas económicas -la agricultura y la ganadería- y, también, porque son dos de las 50 localidades incluidas en el Reporte Mensual de Precios que, desde junio de 2020, lleva adelante la Fundación COLSECOR, organización no gubernamental que reúne a 200 actores locales del sector cooperativo.
El informe contempla los valores registrados mensualmente en 50 localidades de siete provincias del país. Los productos cotejados conforman una canasta integrada por leche, aceite, harina, yerba mate, azúcar, lentejas, huevos, pan, lechuga, manzana roja, papa, vacío, nalga y pollo. El valor promedio que tienen estos 15 productos en las 50 localidades relevadas (24 de Córdoba, 9 de Buenos Aires, 8 de La Pampa, 5 de Santa Fe, 2 de Río Negro, 1 de Formosa y 1 de Misiones) es comparado con el de los productos similares incluidos en el Programa de Precios Cuidados o, en caso de no estar allí, en hipermercados de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El reporte difundido a mediados de enero mostró productos hasta un 72% más caros en estas 50 localidades respecto a Precios Cuidados-CABA, además de importantes subas intermensuales.
De los productos estudiados, la mayor diferencia se observó en los valores de la lechuga (72%), el aceite (51%) y la papa (44%). Los precios del pollo, la leche, la yerba y el azúcar se ubicaron entre un 37% y el 29% más con relación a los de referencia nacional.
La foto nacional, desagregada por regiones
La inflación a nivel nacional de 2020 alcanzó, en promedio, 36,1%, según el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que elabora desde los años 70 el Instituto de Estadísticas y Censos (Indec). El número fue menor en 17,7 puntos porcentuales que el registrado en 2019, cuando llegó a 53,8%. El IPC mide la variación de los precios de una canasta de bienes y servicios que se establece como representativa del consumo final de los hogares del área urbana. Sin embargo, la inflación varió según las seis regiones en que estadísticamente se divide el mapa del país.
En la Noreste -que, según el Indec, tiene al 42,8% de la población bajo la línea de la pobreza-, la inflación de 2020 fue de 42,2%, seguida por Noroeste, con 38,1%; Pampeana, 37,9%; Cuyo, 37,8%, Gran Buenos Aires (incluye a la ciudad de Buenos Aires), 34,1%; y Patagonia, 32,3%.
El Indec difundió a mediados de enero el incremento anual de 45,5% que tuvo en 2020 la Canasta Básica Alimentaria (CBA), para cuya elaboración toma en cuenta los precios relevados por el IPC del Gran Buenos Aires (GBA). Pero, por ejemplo, en Tucumán, la CBA que mide la Dirección de Estadística Provincial, tuvo en 2020 un aumento de 54,39%, mientras que en Rosario la suba anual alcanzó el 37%, según la Usina de Datos de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). En Córdoba, relevada por el Instituto de Estadísticas del Defensor del Pueblo (INEDEP), la Canasta Básica superó el 40% en 2020.
Solo tomando como referencia los componentes del rubro Alimentos y Bebidas no Alcohólicas -que fue el de mayor incidencia (4,4%) en el nivel nacional de la inflación, debido a las fuertes subas en las carnes y frutas-, Noreste supera los precios a Gran Buenos Aires en más de 10%, aunque hay subrubros como “Café, té, yerba y cacao” donde la diferencia trepa hasta el 29,1%. El número es muy significativo teniendo en cuenta, por ejemplo, que se trata de una región productora por excelencia de yerba y té.
La incidencia en las seis regiones del aumento de los precios de Alimentos y Bebidas no Alcohólicas es mayor en el Noreste (9,1%), seguida por Noroeste (6,4%) y Cuyo (5,9%). La región que registra menor incidencia es Gran Buenos Aires (2,8%). Se trata, sin embargo, de la misma región que se ubica segunda cuando se analizan las estadísticas de pobreza: 41,6% de su población.
Tomando en cuenta de forma más específica algunos subrubros alimenticios, la carne y sus derivados tuvieron un aumento de precios en 2020 de 65,1% en Noreste; 59,9%, Cuyo; 59,4%, Noroeste; 58,6%, Pampeana; 56,9%, GBA; y 45,9%, Patagonia. En el ítem Leche, Productos Lácteos y Huevos, los precios de la región Noreste alcanzaron en 2020 un aumento de 31,2%, 11 puntos porcentuales más que GBA. La diferencia entre ambas regiones es mayor en subrubros como Aceites, Grasas y Manteca (27,6%), Verduras, Tubérculos y Legumbres (22,3) y Frutas (14,7%).
Una interpretación posible
Consultada por elDiarioAR sobre la disparidad nacional, regional y provincial en la medición de precios y aumentos, Mariana Heredia, doctora en Sociología y directora de la Maestría en Sociología Económica del IDAES-UNSAM, sostuvo que prevalece “una mirada porteña sobre estos fenómenos” y, en consecuencia, “la preocupación se centra en explicar el fenómeno general y en elaborar luego políticas de estabilización genéricas, en lugar de comprender cómo funcionan, por ejemplo, las políticas de precios por jurisdicciones y actuar a partir de esos datos”.
“Para tratar de homogeneizar”, ejemplificó, “los gobiernos municipales, provinciales y nacionales podrían actuar específicamente sobre la logística, propiciando la llegada prioritaria de ciertos bienes y su distribución a precios razonables.”
La autora de Cuando los economistas alcanzaron el poder explicó también que, en el fondo, subyace una discusión sobre el tipo de medición de la inflación que se hace en Argentina y el mundo: “¿Se debe tomar en cuenta, como se hace hoy, una canasta básica pensando que hay un consumidor universal o se debe considerar el poder adquisitivo de la canasta según el poder adquisitivo de sectores altos, medios y bajos?”
También puso énfasis en la perspectiva geográfica, al explicar que “un poco menos de un tercio de la población vive en el AMBA, un poco más de un tercio en los conglomerados de tamaño intermedio (son los que tienen 50.000 habitantes o más) y otro tercio vive en ciudades pequeñas o poblados dispersos. La manera de equilibrar el promedio nacional sería prestarles más atención a estos conglomerados de tamaño intermedio.”
GT
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