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Las bodegas de la Ruta del Vino de Tucumán sufren la caída del consumo y los aumentos en dólares de los insumos importados

Ruta del Vino en Tucumán, los productores están sufriendo por los costos en botellas y corchos.

David Correa

Tucumán —

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La crisis económica redujo el consumo y las bodegas de Tucumán que integran la Ruta del Vino y deben hacer malabarismos para llegar a fin de mes y mantenerse a flote, con márgenes de ganancias cada vez más exiguos. “Las ventas en mayo fueron un desastre, atravesamos un momento de alta complejidad porque algunos de nuestros insumos son importados y sus costos se han duplicado en los últimos meses”, contó a elDiarioAR Silvia Gramajo, propietaria de la bodega Luna de Cuarzo y presidenta de la Cámara de Bodegas y Viñedos de Tucumán.

En esta provincia existen 18 emprendimientos vitivinícolas en los Valles Calchaquíes y 12 de ellos son bodegas, en donde nacen vinos de altura de excelente calidad que han ganado premios nacionales e internacionales. Ya sean artesanales, boutique o industriales, todas se encuentran sobre la ruta provincial 307 y la mítica ruta nacional 40. El suelo pura arena y pedregoso, más el clima seco por el sol, a un promedio de 2000 metros sobre el nivel del mar, han generado condiciones ideales para este tipo de actividad. En algunos casos los productores solo poseen las fincas, por lo que el fraccionamiento y su añejado se efectúa en bodegas que arriendan. Las vides de los parrales verdes que contrastan con los marrones del paisaje atesoran uvas torrontés, malbec, cabernet sauvignon, tannat, cabernet franc, petit verdot, merlot, syrah y criolla.  

De acuerdo a la empresaria, uno de problemas actuales para las bodegas medianas y chicas es la imposibilidad de poder estockearse, frente a la cada vez más difícil tarea de adquirir las botellas por el faltante mundial de vidrio, lo que impacta de manera directa también en el costo. “Los incrementos tampoco pueden trasladarse de manera directa a los productos porque así no nos compraría nadie, la variable de ajuste somos nosotros”, reconoció.

Para poner en el punto justo algunos de los aumentos, Delia Cristina Díaz, de la bodega Altos La Ciénaga, detalló: una botella cónica pesada para vino fino costaba $47 el año pasado y a precio de hoy vale $ 70, es decir, tuvo una suba del 47%. Para el caso de un envase cónico para vino joven, en 2021 su valor era de $32, mientras que hoy se consigue $58, o sea, aumentó un 81%. A esto se le suma otro artículo importado que son las cápsulas de aluminio que luego se transformarán en la cobertura exterior del corcho, una vez que se inserta en la botella. Mil valían 40 dólares en 2021 y este año se ubicó en 47, aunque se espera una nueva suba para las próximas compras. En total, el valor de una botella creció un 60%, si se compara con 2021, entre vidrio, proceso de vinificación, insumos, mano de obra en viñas, corchos, cajas y etiquetas.

Ambas empresarias admitieron a elDiarioAR que la situación es un tema de preocupación permanente entre los y las bodegueras porque, aún con dificultades, no están dispuestas en resignar calidad. “Costó mucho posicionar a los vinos tucumanos de altura, no fue una tarea fácil, por lo que si debemos ajustar lo haríamos en la cantidad de vino pero no en su calidad, a eso lo tenemos muy claro”, confesó Díaz. 

Entre todas las bodegas tucumanas registradas se produjeron alrededor de 700.000 litros en 2020 pero hoy esa cifra se redujo a 500.000. Aunque no es una actividad de gran peso en el global de la economía tucumana, sí lo es para el Valle Calchaquí porque en suelo tucumano genera alrededor de 350 puestos de trabajo directo, entre la cosecha, vendimia, poda, trabajos de campo y puestos de venta en los pueblos de Amaicha del Valle, Colalao del Valle, Quilmes y El Bañado.

Las vacaciones de julio se han constituido en una suerte de bálsamo para la vitivinicultura tucumana por la presencia de turistas, siempre proclives a adquirir vinos regionales que son difíciles de conseguir en otras provincias. Gramajo y Díaz coincidieron en que los visitantes que llegan a las bodegas en sus vehículos suelen hacer compras por cajas, ya sea de la misma variedad o seleccionados. En promedio, una media docena en caja ronda los $ 5000 pero si se buscan vinos finos ese valor promedia los $ 8000.

Desde este sector productivo tucumano esperan que desde los gobiernos nacional y provincial se articulen medidas que ayuden a sostener estas empresas, tanto desde el acompañamiento técnico, como favoreciendo el acceso a líneas de créditos o financiamiento. “Nosotros carecemos de un gran respaldo como los grandes empresarios pero tenemos un rol clave en nuestras comunidades y debemos ser considerados”, reflexionó Gramajo a elDiarioAR.  

Para acceder a la Ruta del Vino de Tucumán desde San Miguel se debe circular por la ruta provincial 307 hacia Tafí del Valle y desde allí hasta Amaicha del Valle, previo paso por la cuesta que lleva hasta El Infiernillo, el punto más alto de la ruta, a 3000 metros. Desde Amaicha se empalma con la RN 40.

Además de las bodegas Luna de Cuarzo y Altos La Ciénaga, se encuentran la Comunitaria Los Amaichas, Finca Albarossa, Los Zazos, Estancia Río de Arena, Finca La Churita, Finca La Orilla, Chico Zossi, Las Arcas de Tolombón y Vertientes Tintas, entre otras. 

“Vino no va a faltar”

En los últimos días se deslizó que podría haber faltante de vino en los próximos meses ante los problemas económicos. Milton Kuret, director ejecutivo de la Cámara de Bodegas Argentinas, desmintió ese rumor en una entrevista en CNN Radio.

“Categóricamente, vino no va a faltar, lo que se pueden dar son situaciones de faltante de algún insumo que conforma el producto del packaging pero vino no va a faltar. Las cosechas han sido buenas, el stock es bueno. La preocupación de hoy radica en los insumos que las bodegas deben importar por sí solas y por los componentes de los insumos que se fabrican en el país”, expresó.

“Los insumos que hay que importar 100% tienen que ver con el corcho, porque en el país no hay alcornoque, viene de la zona mediterránea: Portugal, España, Francia y Marruecos. Lo mismo ocurre con las maderas que utilizamos como las barricas o el roble. Eso, en esta segunda mitad del año, hay que ir comprándolo y ahí podemos encontrar algunas dificultades”, agregó.  

 DC/MG

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