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Con la colocación de títulos del Tesoro, el Gobierno cree que quedó cerca de desactivar “la bomba de leliqs”

Santiago Bausili, titular del Banco Central en la gestión Milei.

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El gobierno de Javier Milei quedó a un paso de desarmar la bola de Letras de Liquidez (LELIQS) que ponían en jaque el patrimonio del Banco Central, según destacan por estas horas fuentes del mercado financiero.

Aún quedan un poco más de un billón, que se terminarían de absorber este jueves, cuando en su peor momento llegaron a representar 21 billones.

Para Milei, ese mecanismo ideado para tratar de absorber la emisión monetaria era uno de los principales obstáculos para encaminarse hacia lo que, en su momento, era la prometida dolarización, un tema que por ahora parece haberse dejado de lado.

Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, decidieron tomar otro camino, y colocar títulos del Tesoro para quedarse con las Leliqs, y así tratar de normalizar el balance del Banco Central.

El presidente del BCRA, Santiago Bausili -socio de Caputo en la actividad privada- timonea la operación, que también fue acordada con los bancos.

Las LELIQS (Letras de Liquidez) son un instrumento financiero a descuento en pesos. Son emitidos por el BCRA a través de subastas.

Este martes vencían $542.165 millones y el jueves $ 1.030.418 (más de un billón). “Una vez que se cumplan esas operaciones el stock de Leliqs quedará en cero”, explicó el especialista en finanzas Salvador Vitelli.

Historia de las Leliqs

Estos instrumentos fueron creados en 2018 por Federico Sturzenegger, presidente en ese entonces del Banco Central y ahora principalísimo asesor del propio Milei en la reforma del Estado.

Eran títulos a 7 días que se licitaban diariamente y sólo podían ser subscritas por bancos. Esta última característica se mantuvo, pero ahora las licitaciones eran más espaciadas y los plazos más largos.

El objetivo de esta herramienta era contener el dólar a niveles aceptables y evitar disparadas del tipo de cambio o corridas cambiarias, manteniendo estable la emisión monetaria, evitando generar más inflación.

Para retirar los títulos de deuda y que no aumentara la cantidad de pesos circulantes, se usaban las LELIQS.

Entonces, al no emitir dinero, las LELIQS funcionaron como un bono o un préstamo que toma el Central de los bancos, por una cantidad de días. Pero el instrumento se salió de control y rompió el balance del Banco Central, al alcanzar en su peor momento más de 20 billones de pesos.

Cada vez que la autoridad financiera hacía una subasta, los bancos establecían qué tasas cobrarían, y la institución decidía cuántos fondos tomar y de quiénes.

De esta forma, elegía las propuestas más beneficiosas con las tasas de interés más bajas y fijaba la tasa de interés de estas LELIQS.

Hasta ahora su relevancia estaba reflejada en la tasa del plazo fijo, así como en las tasas de los préstamos bancarios.

Las LELIQS se habían convertido en una referencia para los bancos, pero eran una bomba siempre a punto de explotar. Ahora, están cerca de pasar a la historia.

Con información de agencias.

IG

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