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Los gigantes de la inversión mundial siguen apostando por el carbón pese a sus compromisos por recortar emisiones

Larry Fink, responsable de Blackrock.

Diego Larrouy

elDiario.es —

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“Reconocemos que hay una necesidad urgente de acelerar la transición hacia las cero emisiones y que los gestores de activos desempeñamos un papel para cumplir los objetivos del Acuerdo de París y garantizar la transición”. Con esta frase arranca el documento firmado por decenas de gestoras de fondos de inversión del mundo, comprometiéndose a impulsar la descarbonización de la economía. Muchos de estos firmantes, entre ellos las dos mayores inversores del mundo, BlackRock y Vanguard, figuran igualmente entre los principales fondos que participan en el sector del carbón. Lejos de reducir sus posiciones tras haber firmado el compromiso, éstas se mantienen al alza, registrando importantes incrementos respecto al año anterior.

La iniciativa Net Zero Asset Managers (NZAM) nació a finales de 2020 y la lista de firmantes se fue ampliando durante los últimos años. Nace a la imagen y semejanza de la Net Zero Banking Alliance, surgida a raíz de la cumbre de París, con el fin de comprometer al sector financiero con la redirección de la financiación hacia modelos económicos más sostenibles que cumplan con el objetivo de transición climática pactada en dicho encuentro internacional. Así, las gestoras de fondos de inversión reconocen su papel para presionar mediante sus inversiones a que las compañías asuman compromisos frente al cambio climático.

Estos compromisos contrastan con informes que hacen distintas ONGs medioambientales en las que se cifran los activos que estas gestoras en la industria del carbón. Uno de estos informes recientes es el publicado por la alemana Urgewald y una veintena de organizaciones que anualmente actualiza la Global Coal Exit List. Este listado cifra las inversiones que tienen los grandes fondos mundiales, así como la financiación que otorga la banca internacional. Este informe cifra en 1,2 billones de dólares, algo más de un billón de euros, los activos que tienen los más de 4.000 gestores analizados en más de un millar de compañías estrechamente vinculadas al carbón. Supone un incremento del 16% en apenas un año.

Para contabilizar estos activos, los responsables del informe estudian a todas las empresas que tengan más del 20% de sus ingresos procedentes ya sea de la extracción o minería del carbón, así como de la producción energética a base de la quema de este combustible. También se incluye a aquellas que superen determinados niveles de producción y las que tengan en cartera la creación de nuevas centrales o nuevos ámbitos de exploración.

BlackRock es la mayor gestora de fondos del mundo. Es, además, uno de los inversores más influyentes de todo el sector financiero. En España es el principal inversor del Ibex35 y es uno de los mayores inversores en los cinco bancos que figuran en el selectivo español. Es, además, la principal gestora de inversiones de españoles en el extranjero, especialmente desde sus distintos fondos en Luxemburgo. Sus amplias posiciones en todos los principales índices bursátiles convierten a su consejero delegado, Larry Fink, en una voz muy escuchada en todos los mercados en los que participa. Son conocidas las misivas que envía a los consejeros delegados de las empresas en las que participa la gestora cada año, en las que expone su visión de la economía, las tendencias en los mercados financieros y la necesidad de transitar a una economía más baja en emisiones.

Pese a ello, figura en el informe de Urgewald como el principal inversor en la industria del carbón. Según los autores del documento, sus activos en estas actividades superan los 108.000 millones de dólares y ha incrementado sus posiciones casi un 30% en apenas un año. Un ejercicio, el de 2021, en el que BlackRock firmó su adhesión al NZAM. El propio Fink llegó a reconocer en el pasado que, más allá del compromiso por una economía baja en emisiones, la gestora tiene compromisos de rentabilidad con sus clientes que son incompatibles con un cambio brusco en la política de inversión.



Fink escribió esta semana una nueva carta a los accionistas de los fondos de BlackRock para analizar la situación abierta tras la invasión de Ucrania. En ella recuperaba sus mensajes del pasado en favor de la transición ecológica, aunque reconocía que la guerra en el Este de Europa iba a retrasar este cambio. Aseguraba que la transición debía de ser “justa”. “Es importante destacar que no ocurrirá de la noche a la mañana o en línea recta. Requiere que cambiemos la combinación de energía marrón a marrón claro a verde claro y a verde”, defiende el ejecutivo en su misiva.

Con su crecimiento BlackRock desbancó en 2021 al hasta ahora principal inversor en la industria del carbón, Vanguard. Esta gestora, también estadounidense, es la segunda mayor del mundo, por detrás de la que dirige Fink. Sus inversiones en compañías muy vinculadas al carbón ascienden a 101.000 millones de dólares. Sus activos han aumentado en un 19%, aunque el mayor crecimiento de BlackRock le ha arrebatado la primera posición en el ranking. Al igual que su competidor, Vanguard se encuentra entre los firmantes de NZAM. “Nadie debe dejarse engañar por la presencia de BlackRock y Vanguard en la alianza. Estas dos instituciones tienen más responsabilidad en la aceleración del cambio climático que ningún otro inversor institucional del mundo”, señala Yann Louvel, analista de Reclaim Finance, otra de las organizaciones que participa en el estudio.

EEUU, principal inversor en carbón

Lejos de estas dos grandes gestoras se encuentran otros nombres importantes entre los inversores estadounidenses. Es el caso de Capital Group, State Street o Fidelity. Entre los 10 mayores inversores en carbón del mundo solo dos son de fuera de EEUU: la japonesa GPIF y la india Life Insurance Corporation. Seis de los 10 mayores inversores del mundo en carbón, pertenecen a la citada alianza. El informe destaca que los inversores estadounidenses suponen el 56% de la presencia de las gestoras en la industria del carbón. Le siguen, de lejos, Japón, India y Canadá. Estos cuatro países, junto con China y Reino Unido, acumulan más del 80% de la inversión mundial en carbón.

La propia alianza NZAM defiende que la firma del compromiso para la reducción de emisiones “no significa necesariamente” que las gestoras se desprendan de estos activos. “El compromiso y la administración son palancas clave y las gestoras deben asegurarse de que los activos que administran se descarbonicen en línea con los objetivos de cero emisiones netas y pueden tener más impacto en las emisiones de la economía real que simplemente con una desinversión”, defiende la alianza en su web. “Dicho esto, esperamos que las gestoras tengan en cuenta la alineación potencial de los activos en su toma de decisiones de inversión, lo que puede resultar en no asignar capital a inversiones con alto contenido en carbono”, matiza.

Además de las gestoras, el informe pone el foco en los bancos que participan en la financiación de estas compañías. Lo hacen mediante dos vías: prestando dinero para sus proyectos o asegurando las emisiones de deuda que sirven a estas empresas para financiarse. Teniendo en cuenta los tres años que van desde 2012 a 2021, el informe cifra en 1,5 billones de euros estas operaciones de financiación. Los bancos chinos y japoneses acaparan en este caso el ranking de principales financiadores en el sector del carbón. El ICBC chino encabeza la lista, con más de 60.000 millones, seguido por el nipón Mizuho y Citic. Como ocurre con las gestoras de activos, 10 de las 12 entidades bancarias que más préstamos otorgan a estas industrias pertenecen a la alianza por las cero emisiones.

DL

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