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Interesado por el gas, Scholz vendrá en un mes a la Argentina en una gira para reforzar los lazos de Alemania con Sudamérica

Alberto Fernández y el Canciller alemán, Olaf Scholz

Alejandro Rebossio

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Hace un año la relación diplomática entre la Argentina y Alemania estaba fría y se centraba en el rol de la potencia europea en el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) a la hora de aprobar o rechazar el acuerdo que entonces se negociaba. Pero en febrero pasado todo cambió a partir de la invasión rusa a Ucrania, que amenaza con hacer pasar frío a los europeos enemigos de Vladímir Putin. A partir de entonces se reunieron dos veces en Alemania el presidente Alberto Fernández con el canciller (jefe de gobierno) Olaf Scholz y conversaron sobre el potencial argentino para exportarle a Alemania primero gas, ante el recorte del suministro de Rusia, y a largo plazo hidrógeno verde (generado a partir de la energía renovable como la solar o la eólica). Ahora llega el turno de la visita alemana a la Argentina.

Entre el 28 de enero y el 1° de febrero, el socialdemócrata Scholz vendrá de gira a este país, Brasil y Chile. Es decir, también busca estrechar las manos de Gabriel Boric y de quien para ese entonces será presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, después de las tensiones europeas con su antecesor, Jair Bolsonaro, por la deforestación del Amazonas. El canciller gobierna en coalición con los Verdes, además de los liberales.

Scholz vendrá acompañado de una delegación empresarial. Todavía falta definir qué hombres de negocios lo acompañarán. Pero de por sí Alemania es uno de los principales inversores extranjeros en la Argentina y, a diferencia de los de otros orígenes, se ha enfocado en el área industrial. Ahora, sin embargo, surge un especial interés por lo energético y por vender tecnología alemana a esta área. Entre las empresas con presencia en la Argentina figuran la de ingeniería Siemens, las automotrices Volkswagen y Daimler (Mercedes-Benz), la petrolera Wintershall, la agroquímica y farmacéutica Bayer, la de software empresarial SAP y la de turbinas eléctricas Voith, entre otras.

En una reciente visita a Colombia, Chile, la Argentina y Brasil, la secretaria de Estado y enviada especial para la Acción Climática Internacional de Alemania, Jennifer Morgan, dejó en claro en sus reuniones en Buenos Aires que, más allá de que su país debió echar mano del carbón para pasar el invierno sin gas ruso, la apuesta continúa siendo la transición energética, sin vueltas atrás. Morgan, que desde 2016 hasta 2022 dirigió Greenpeace al nivel internacional, mostró su interés por que la Argentina desarrolle las energías solar y eólica, el hidrógeno verde y el litio, mineral necesario para los autos eléctricos. A diferencia de China, cuyo Estado suele financiar las inversiones de sus empresas en el extranjero, Alemania aboga por una solución multilateral: que así como los organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial nacieron para promover la recuperación de la economía global tras la Segunda Guerra Mundial, ahora deben apoyar a los países de ingresos medios y bajos para financiar la lucha contra el cambio climático. Por algo el FMI ya puso en marcha su Fondo de Resiliencia y Sostenibilidad con ese objetivo, aunque sus recursos aún suponen una parte mínima de lo necesario para afrontar la crisis ambiental.

Pero más allá del discurso verde de Morgan, a Alemania y a la Argentina les interesa la concreción de exportaciones de gas natural licuado (GNL, el que se transporte en barco) de Vaca Muerta a territorio europeo. Para ello es necesario que se termine el primer tramo del gasoducto Néstor Kirchner, hasta Salliqueló, provincia de Buenos Aires, el 20 de junio, como está previsto, y que después se ponga en marcha la segunda etapa hasta San Jerónimo, en Santa Fe, para terminarlo en 2024. Con este tubo será posible instalar en el corto plazo buques con plantas pequeñas de GNL en los puertos para empezar a embarcar el gas lo antes posible, sin tener que esperar cuatro años a la construcción de un establecimiento mayor. En la petrolera estatal YPF no descartan que Pan American Energy (PAE, de la británica BP, la china CNOOC y los Bulgheroni), Tecpetrol (de Techint, de Paolo Rocca), la francesa Total y la norteamericana Excelerate sean las primeras en colocar plantas de GNL. En PAE aclaran que no quieren una instalación propia sino que buscan unir fuerzas con otras petroleras para compartir un emprendimiento. En Tecpetrol aseguran que por ahora no hay nada concreto. En Total niegan que vayan a levantar una planta. Sólo Excelerate ha reconocido públicamente que tiene un proyecto en estudio para poner en marcha un establecimiento en 2025 junto con Transportadora Gas del Sur (TGS), empresa propiedad de Pampa Energía, de Marcelo Mindlin, y de un grupo inversor integrado por las familias locales Werthein y Sielecki y los brasileños Safra.

AR

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