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Análisis

Tras reducir los aumentos jubilatorios en 2020, el oficialismo retoma la fórmula que dio rédito a Cristina

Alberto Fernández junto a jubilados de Hurlingham en Casa Rosada

Alejandro Rebossio

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El próximo martes, el Congreso volverá a cambiar la fórmula de movilidad jubilatoria que Mauricio Macri modificó hace tres años, en un retorno al esquema que había regido por nueve años desde la eliminación del sistema privado de las AFJP, a fines de 2008.

En diciembre de 2017, tras ganar las elecciones de medio término, el gobierno de Macri reformó el cálculo por ley, en un intento por bajar el gasto previsional, que representa seis de cada diez pesos de las erogaciones públicas primarias (antes del pago de la deuda) de la Nación. Apenas asumió, hace un año, Alberto Fernández suspendió la fórmula heredada con el mismo objetivo, porque tras una abrupta pérdida de poder adquisitivo en el bienio anterior, se suponía que en 2020 iba a impactar en los haberes el alza inflacionaria de 2019, record desde 1992. A cambio, Fernández administró aumentos por decreto, que fueron mayores para las jubilaciones mínimas, y ahora vuelve a promover un índice que combina la evolución de los salarios y la recaudación de la Seguridad Social. El indicador es clave, no sólo porque afecta las jubilaciones y pensiones —8,5 millones de personas—, sino también a las asignaciones familiares y universal por hijo (AUH) —8 millones—, entre otras erogaciones del Estado.

De 2009 a 2020, la mayoría de los jubilados le ganó a la inflación en tres de cada cuatro años y perdió en el restante, según dos expertos en la materia, Nuria Susmel, de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), y Carlos Martínez, de la Universidad de General Sarmiento. Con la fórmula vigente entre 2008 y 2017, que tomaba en cuenta salarios y la recaudación de ANSES del semestre anterior, las jubilaciones le ganaron a la inflación de 2009 a 2013 (aumentaron en términos reales 1,1% en 2009, 1,8% en 2010, 15,2% en 2011, 1,9% en 2012 y 1,8% en 2013, según los cálculos de FIEL). En 2014, en cambio, con la devaluación del peso, se dispararon los precios y los haberes perdieron 7,2% de poder de compra.  

En 2015, los haberes previsionales se recuperaron 4,6% y, en 2016, con la primera depreciación de la moneda en la era Macri, bajaron 4,3%. En 2017, mejoraron 2,7% y, a fin de año, el entonces Presidente impulsó una nueva fórmula para actualizar las prestaciones por la inflación del trimestre anterior. Por impulso del entonces senador Miguel Pichetto, el índice también tuvo en cuenta en un 30% la variación salarial en blanco (RIPTE). Con esa combinación, las jubilaciones perdieron 13% en 2018 y 1,8% en 2019, calculó FIEL, mientras otras estimaciones marcaron restrasos todavía mayores. En cualquier caso, resultó clave para el deterioro del poder adquisitivo que el cambio sancionado en diciembre 2017 estableció que el primer aumento tendría lugar en marzo siguiente sobre la evolución del índice (inflación y salarios) durante un trimestre, por lo que la primera suba de 2018 se “comió” un trimestre desde la última actualización del régimen anterior.

En los papeles, el marcado descenso del poder adquisitivo de los trabajadores pasivos en los últimos dos años de Macri podría haber sido parcialmente compensado en 2020, porque este año iba a impactar la inflación de 2019. Entre ambos años mediarán 20 puntos porcentuales de diferencia inflacionaria, y el cálculo del alza se hacía con un semestre de desfasaje. Ello no ocurrió porque Fernández suspendió la aplicación de los aumentos automáticos. El Presidente dispuso incrementos por decreto y diferenciados según el nivel de haberes. La mínima, que cobran dos de cada tres jubilados y pensionados, le ganó por 1% a la inflación, según FIEL a partir de su propia proyección de precios de diciembre, dado que aún no se conoce la oficial. Susmel, economista de esa fundación, aclaró que el resto de los haberes, que percibe un tercio de los beneficiarios, perdió este año poder adquisitivo.

La Fundación Mediterránea calculó que la mínima también se ajustará 0,5% en términos reales en 2020 y el resto de las prestaciones más altas sufrirán recortes de entre 1,2% y 9,7%.

En resumen, la fórmula oficialista estuvo vigente 9 años y sólo en uno perdieron los jubilados. La macrista rigió 2 años y en ambos sufrieron recortes. En 2020, para los que cobran la mínima se impuso un criterio similar a la fórmula K y a la nueva, por lo que volvieron a recuperar poder de compra. En cambio, a los demás pasivos se les aplicó un ajuste. 

Comparación

¿Qué habría pasado si en estos 12 años siempre hubiese regido el índice oficialista o el macrista? En cuatro años (2014, 2016, 2019 y 2020) habrían aumentado más las prestaciones con el coeficiente implementado en 2017. En los otros ocho, se habrían beneficiado con el que el Ejecutivo propuso al Congreso.  

Un estudio de la Universidad de Avellaneda, que encabezó el secretario general de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), Santiago Fraschina, mostró que la fórmula creada en 2008 le habría ganado a la de 2017 en nueve de los 11 años que transcurrieron de 2009 a 2019. No calculó 2020. En 2009, con el índice K subieron en términos nominales 19,9%, frente a 16,6% que habrían crecido con el coeficiente cambiemita. En 2010, la brecha habría sido 26,5% versus 24,5%. En 2011, 37,1% frente a 27,3%; en 2012, 31,1% contra 28,6%; en 2013, 31,8% vs. 23,4%. En 2014 habría perdido por primera vez la fórmula K, con 30,5% frente a 35,7%. En 2015, otra vez habría ganado 33% a 29,7%. En 2016, abajo: 31,7% a 37,4%. En 2017 y 2018, arriba: 28% a 23,7% y 30,8% a 28,5%, respectivamente. El año pasado, con el indicador kirchnerista el alza habría sido 37%, frente al 51,1% que aplicó Cambiemos. 

Con la fórmula macrista, las jubilaciones hubiesen subido 42,1% en 2020, con lo que le habrían ganado ampliamente a una inflación que rondará el 34% o el 35% en 2020, mientras que con el indicador oficialista hubiesen subido 35,2%, según calculó la Fundación Mediterránea.

¿Qué ocurrirá en 2021? Si la inflación resultara similar a 2020, las prestaciones mantendrían el poder de compra, según la fundación cordobesa. En cambio, si llega al 50%, como prevé el consenso de las consultoras, bancos, universidades y think tanks registrados por el Banco Central, los jubilados perderán. Si la inflación baja al 29%, como establece el presupuesto, entonces sí volverían a ganar. 

AR

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