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“Las Leliq no son una bomba”: el Banco Central desestimó un riesgo en los plazos fijos de los ahorristas

Jorge Carrera, director del Banco Central.

Alejandro Rebossio

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Javier Milei habló mucho en los debates presidenciales de las Leliq, pero pocos ciudadanos saben que son las Letras de Liquidez: títulos de deuda que el Banco Central (BCRA) le coloca a los bancos, que a su vez la toman con la plata de los depositantes de plazos fijos. Es decir, cuando se menea el asunto de las Leliq, están refiriéndose al dinero de los ahorristas.

El candidato libertario le reclamó en el primer y el segundo debate a Patricia Bullrich que explicará cómo desarmaría la llamada “bomba de Leliq”, que aumentó como una bola de nieve a $22 billones porque pagan altas tasas de interés con tal de absorber pesos y distraerlos del dólar. Pero uno de los directores del Central, Jorge Carrera, un prestigioso profesor de economistas de diversos palos, negó por la red social X que se trate de una “bomba”, como repiten muchos de sus colegas y políticos opositores.

“Las Leliq no son una bomba”, arrancó Carrera. “Se observa la repetición de un error conceptual respecto a la bomba de Leliq. Esto es producto de:

  1. una confusión entre valores nominales y reales (ajustados por inflación)
  2. asociar las Leliq con las viejas Lebac (Letras del Banco Central) de (Mauricio) Macri“, que no sólo eran suscriptas por los bancos sino por cualquier inversor, desde fondos externos hasta ahorristas
  3. “no tomar en cuenta el total de pasivos en pesos del BCRA
  4. tampoco el balance entre activos y pasivos para determinar el resultado cuasi fiscal
  5. no tener presente el exitoso cambio tecnológico en las formas de pago
  6. tampoco el impacto de la inflación en el manejo del dinero transaccional privado (hay menos circulante y depósitos a la vista y más plazo fijo).“

“Estos errores no permiten visualizar que el desarme de Leliq es perfectamente factible en un contexto de estabilización nominal de la economía donde haya: superávit externo, equilibrio fiscal, una apertura gradual del cepo y reducción de la inflación”, escribió. Así, auguró cuatro factores de los que hoy carece la Argentina, en parte por la sequía histórica, que impacta en menos exportaciones y recaudación tributaria, pero también por la falta de decisión del Gobierno.

“Esto implicará una moderada remonetización transaccional y mayor demanda de crédito que absorberán el stock de Leliq -siguió Carrera-. Así como también retornar a los encajes en pesos no remunerados”. Se refiere a los recursos que los bancos tienen en el Central, no puede prestar para que actúen como reservas líquidas. El economista continuó: “En ese escenario macro una mayor estabilidad de los bonos en pesos permitirá que el BCRA no intervenga en el mercado secundario (hoy lo hace para controlar los dólares financieros, que cotizan a $881 el contado con liquidación y $840 el MEP) y pase a vender gradualmente su stock de títulos públicos en pesos para esterilizar parte del superávit comercial esperado, reduciendo el stock de Leliq. Como se ve, en este escenario, el desarme de Leliq es la provisión natural de liquidez”, evalúa Carrera.

No se sabe qué quiere hacer Milei con las Leliq, pero en una reciente presentación de Bull Market Brokers, la sociedad bursátil del candidato a jefe de Gobierno porteño, Ramiro Marra, se contaba que Central les repagará a largo plazo a los bancos, lo que sugeriría que también los ahorristas deberían esperar para cobrar. Una suerte del Plan Bonex, el bono que se le dio a depositantes en 1989 en el gobierno de Carlos Menem -considerado por el libertario como el mejor presidente desde el retorno de la democracia-, o un corralito, como el que aplicó en 2001 la administración de Fernando de la Rúa y su ministro de Economía, Domingo Cavallo -otro ídolo de Milei-.

Entre los economistas de Juntos por el Cambio consideran que la solución de las Leliq radica en “transformarlas en crédito al sector privado” en el marco de un “plan integral que baje la inflación y las tasas de interés”. Coinciden con la reciente propuesta de la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba, que reúne a los de capital privado nacional), que negó también la “bola de Leliq”: “Con un programa económico creíble, sustentado en la disciplina fiscal y buen manejo de la cuestión monetaria/cambiaria, las Leliq no constituyen un problema en sí mismas. Es una deuda de un organismo del Estado que requiere esfuerzo y disciplina para ser honrada, como cualquier deuda. En ese contexto, la reducción del stock de Leliqs liberará recursos que podrían orientarse hacia el crédito bancario y a instrumentos del mercado de capitales”.

Alejandro Vanoli, que presidió el Central en el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, propone reducir las Leliq: “Con un plan antiinflacionario, con un gobierno legitimado en las urnas se reconstituye la demanda de dinero (NdelR: hoy casi nadie quiere pesos) y baja la necesidad de emitir (pesos) y esterilizar (esos pesos con las Leliq). Se desarma (la bola) gradualmente sin motosierra”. Su colega Melisa Sala, de la consultora LCG, aporta su solución: “Con estabilidad de la demanda de dinero, el cumplimiento de metas del FMI, como acumulación de reservas y menor asistencia del Banco Central al Tesoro, y tasas reales del 3% anual, los pasivos remunerados (las Leliq) no tendrían dinámica explosiva. Pero una mayor caída de la demanda de dinero, en un contexto de aceleración de inflación, revierte esta dinámica”.

AR/DTC

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