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Milei promete un nuevo blanqueo de capitales sin control de la AFIP

Milei y a su derecha, Victoria Villarruel.

Alejandro Rebossio

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Javier Milei tuvo su baño de popularidad entre empresarios amigos este miércoles en el Alvear Palace Hotel. En el Latin Economic Forum, que auspiciaron el Banco Hipotecario, Pampa Energía y otras 30 empresas y organizaciones, fue presentado por uno de los dos organizadores, Darío Epstein, que además es uno de sus asesores económicos, con el rótulo de “futuro presidente de la Nación”. Además de ser aplaudido al comienzo y al final de su discurso, como suele hacerse por protocolo con cualquier orador, también batieron palmas cuando recordó que él había recomendado no entrar al blanqueo de capitales del gobierno de Mauricio Macri en 2016/17 porque si en 2019 no era reelecto, iban a “venir los otros a romperles la cabeza”, es decir, que a partir del patrimonio sincerado la administración de Alberto Fernández les aumentó la alícuota del impuesto de bienes personales y les impuso el aporte extraordinario de las grandes fortunas ante la pandemia.

Por eso, Milei aclaró que con él como presidente habrá blanqueo pero sin pasar por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). Lo dejó entender cuando explicó por qué no hará una dolarización rápida de todos los pesos sirviéndose de la tecnología digital. “Porque les van a quedar los deditos marcados y después les van a venir cobrar impuestos. Cuando nosotros dolaricemos, van a poder sacar los dólares del colchón con tranquilidad porque lo único que hicieron fue defenderse de estos políticos chorros”, justificó a aquellos empresarios y financistas que lo escuchaban y que eventualmente hayan evadido impuestos en los últimos años para acumular fortunas en la informalidad. Más adelante sostuvo: “Vamos a dejar la economía libre para que el Estado no pueda meterse. Que la gente pueda sacar dinero sin controlar. Se acabó que los políticos miren su dinero bien habido”.

El otro momento en que lo aplaudieron fue cuando prometió: “Si llegamos a dolarizar antes de las elecciones de medio término, vamos a tener unas mayorías arrolladoras que nos permitirán llevar a la Argentina a ser potencia en los próximos 35 años”. “Los invito a una Argentina liberal, ¡viva la libertad carajo!”, gritó rápido, con tono militar. El evento organizado por Research for Traders, la consultora de Epstein, y FinGurú era para recaudar fondos para la acción social de la fundación judía Jabad y otra llamada Casa Grande.

“Vengo a hablar de la competencia de monedas, lo que otros llaman dolarización, como vengo hablando desde hace 7 años”, aclaró frente a quienes le recuerdan que en 2019 criticaba la adopción del dólar. Ahora habla de que la población elija entre la moneda nacional y la estadounidense, pero pronostica que la mayoría se inclinará por esta última. “Muchos países tienen banco central, pero que lo tengan los demás no significa que esté bien”, alegó.

Claro que hay pocas naciones y ninguna desarrollada que carezca de esa autoridad monetaria: Andorra, Micronesia, islas Marshall y de Man, Kiribati, Mónaco, Nauru, Tuvalu, Palaos y Panamá. Pero Milei atacó a los economistas que desde Juntos por el Cambio hasta la izquierda defienden al Central: “Deben querer política monetaria para usarla como apéndice de la política fiscal. Quieren retenerla como instrumento de dominación fiscal sobre ustedes, los que laburan. ¡No! Vamos a frenar la maquinita. Vamos a romperla para que no haya riesgo de volver a usarla. Porque ellos prometen banco central independiente, pero lo van a volver a usar porque así estafan”.

“El caso más emblemático quizá sea la convertibilidad”, recordó el esquema del presidente Carlos Menem y su ministro de Economía, Domingo Cavallo, dos ídolos de Milei, que ataron el peso al dólar para terminar con la hiperinflación en 1991. “El Banco Central era independiente, con una regla monetaria dura (1 peso, 1 dólar), ese programa ganaba además elecciones, era tremendamente popular, todos los contratos estaban montados sobre esa regla, pero necesitaron gastar más y entonces rompieron la regla”, dijo sin recordar que aquel uno a uno exitoso en un comienzo derivó en una crisis en 1998 que explotó por los aires en 2001. “Que no vengan a hablar de banco central independiente los que se la llevaron puesta la independencia en diciembre de 2017”, apuntó Milei contra Juntos por el Cambio, cuyo gobierno intervino aquel mes sobre las metas de inflación para 2018. Prometieron 10%. Resultó 47%.

“Una de las estupideces más grandes que escuché es que polarizar conduce a una hiperinflación. Venimos a evitar una híper”, prometió. Claro que cuando después de que Ecuador anunciara la dolarización en enero de 2000, ese año la inflación subió del 52% en 1999 al 96% en dólares; en 2001 fue del 37%; en 2002, del 12%, en 2003, del 8% y desde 2004 comenzó a ser tan baja como en Estados Unidos. Pero el diputado y economista libertario insistió con una realidad actual con el ministro candidato, Sergio Massa, del que se rió: “Con el siga siga vamos mal”. También apuntó contra el bimonetarismo que propone su rival Patricia Bullrich y su asesor económico Carlos Melconian: “Con la dolarización sangrienta vamos mal. Si hay libre competencia de monedas, no hay cepo (el economista de JxC admite que no se puede liberar de inmediato), tampoco mercado dual (el referente de la Fundación Mediterránea propone acotar los múltiples tipos de cambio actuales a dos), tampoco curso forzoso (es decir, obligar al uso del peso para determinadas operaciones). ¿Qué creen que va a pasar con eso? —se refirió al bimonetarismo, como el que rigen en Uruguay y Perú—: un cambio de portafolio, demanda de dinero, vamos a una híper, vamos a terminar dolarizando pero con un 80% de argentinos en la pobreza”.

“Para por qué no es posible una híper con la dolarización demanda saber de matemáticas, que tampoco saben”, se jactó Milei, frente a las críticas de sus colegas. Explicó cómo la haría. Calculó que la base monetaria asciende a US$10.000 millones y las Letras de Liquidez (Leliq) y los pases -que constituyen la deuda del Banco Central colocada en bancos, que a su vez la compran con la plata de los depositantes- suman US$30.000 millones. “Entonces necesitamos rescatar 40.000 millones y cuando los rescatemos, terminamos con la inflación en la Argentina. ¿Como nos hacemos de 40.000 millones? Tenemos cinco alternativas. El miércoles pasado me hice de una alternativa nueva. Ustedes tienen que mirar que tiene el Banco Central de reservas para liquidar: oro, lo que tiene en el BIS (siglas del Banco de Pagos Internacionales, el de Basilea, el banco central de los bancos centrales), los DEG (derechos especiales de giro, que manda el Fondo Monetario Internacional)... De ahí tenés 10.000 millones, lo necesario para rescatar la base monetaria.”

“En Ecuador se exigió que en 3 meses cambien todo a dólar, pero no lo pudieron hacer porque tenemos un problema operativo para cambiar los billetes físicos. Lo pudieron hacer a los nueve meses. En El Savador dieron la libre opción para cambiar en 24 meses. Nosotros vamos a ir por la solución de El Salvador. Cuando se cambien dos tercios de los pesos, avanzamos con la dolarización. Lo va a determinar la gente. Cuanto más rápido quieran el dólar, más rápido se hace.”

Después abordó el “problema de las Leliq por 30.000 millones”. “Tenemos títulos públicos en el Banco Central por 120.000 millones”, se refiere a los bonos que pondrán en garantía en un fideicomiso para conseguir financiamiento del mercado para rescatar las letras. “Si cotizaran al 25%, tendríamos dólares para rescatar las Leliq. Hoy los titulos cotizan al 30%. Así que efectivamente podemos dolarizar. Pero no es la única forma de hacer la dolarización. Podría dar un título en dólares, canjearlo por las Leliq, y con los 120.000 millones doy cobertura por un seguro. Si hay corrida, yo respondo con ese seguro, que se podría armar con organismos multilaterales. Hay muchas formas de hacerlo, yo no tengo la culpa de que los economistas de Juntos por el Cambio sean tan brutos y de que haya periodistas ensobrados, como los del C5N amarillo, que es LN+.”

“La ventaja de dolarizar, ya sabemos, es que la inflación va a bajar”, alegó. “Dicen que en Ecuador fue un fracaso, pero el salario mínimo se multiplicó por diez. Allá el salario mínimo es casi 500 dólares y acá 180”, calculó al dólar paralelo, pero es interesante mediarlo al oficial, a US$337, dado que los alimentos, las naftas y demás costos también se rigen por este tipo de cambio. Por eso, el Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas) de la Universidad Nacional de La Plata mide el salario promedio ajustado por poder de compra y concluye que en la Argentina equivale a US$1.064 y en Ecuador, a 752.

Milei destacó que, contrariamente a los temores de que el dólar blue se dispararía con su triunfo, saltó pero hasta $720. Horacio Rodríguez Larreta había pronosticado en marzo pasado que con la dolarización llegaría a $ 3.000. “El dólar no sube más. Yo soy liberal, creo en el sistema de precios. ¿A cuánto cotiza hoy el contado con liqui?”, preguntó al público. Le respondieron 730, peso en realidad está a 762. “Hoy está a 730... no se dejen engañar por delincuentes que toman un tipo de cambio delirante y después lo dividen por el salario. Por favor, un poquito más de seriedad”, reclamó. “Cuando haya precio de estabilización, no va a subir más el dólar, los salarios en términos de dólares van a subir un montón, en términos de alimentos, van a bajar la pobreza y la indigencia”. En Ecuador bajó del 64% en 2000 al 27% en 2022. La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) elabora su propio índice pobreza y a 2021 la situaba en el 28,5% para Ecuador, 27,9% para la Argentina y 30,7% para El Salvador.

AR/JJD

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