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Por qué ocurrió el nuevo apagón y en qué se diferenció del de 2019

El incendio que provocó ayer el masivo apagón.

Alejandro Rebossio

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El ministro de Economía, Sergio Massa, quiere que se investigue si fue intencional o incluso un sabotaje el incendio de ayer de pastizales en las islas del Delta de Paraná, uno de los tantos que azotan la zona a pesar de la ley de manejo del fuego y ante la falta de una norma que proteja los humedales. Pero más allá del castigo que corresponde a quienes provocaron la quema de las torres de alta tensión dentro de esos campos, la pregunta es cómo un siniestro así causa que 40% del país -unos 19 millones de personas- se quede sin electricidad por tres horas, un tipo de incidente que no suele ocurrir en países ricos ni tampoco en los vecinos latinoamericanos.

Nicolás Arceo, de la consultora Economía y Energía, cuenta que ayer se incendió una línea que estaba sobrecargada por la alta demanda de un día de verano con elevada temperatura. “Si tuvieras más inversión en transporte eléctrico, tendrías líneas alternativas para funcionar”, advierte el ex vicepresidente de YPF en el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. “Para evitar estos apagones por fallas en el transporte, deberías invertir en el segundo mallado del anillo del área metropolitana de Buenos Aires (AMBA), es decir, más líneas que te comunican con los centro de generación. Pero hay una discusión de si vale la pena hacer esa inversión para evitar cortes durante 20 días de mucho calor en el año, como hacen países desarrollados pero no necesariamente los de ingresos medios como el nuestro, o si conviene invertir más en gasoductos, dada la escasez de recursos que tiene el país. Tener un sistema de Primer Mundo es caro. Pero es verdad que necesitás invertir en transporte, algo que no sucede desde 2013. Necesitás invertir tanto en el anillo para dar más robustez como en líneas para incorporar energías renovables y generación en general”, señala Arceo. Uno de los problemas para el despliegue de más parques solares y eólicos, necesarios ante la crisis climática, radica en la falta de conexión de ellos a través de redes con los centros de consumo.

Arceo es un economista crítico tanto del congelamiento de tarifas que impuso el kirchnerismo, por su impacto en la inversión, como de los tarifazos del gobierno de Mauricio Macri, dado que ofrecieron una rentabilidad excesiva a los operadores privados. Pero recuerda que el sistema establece que las inversiones para ampliar la red de transporte, a diferencia de las de distribución, dependen del Estado y no de las empresas concesionarias. Y en ese sentido observa que sólo se amplió en serio la infraestructura de alta tensión entre 2006 y 2013, es decir, entre el gobierno de Néstor Kirchner y el de su esposa, pero al final del kirchnerismo ya dejó de invertirse. Tampoco se mejoró el transporte eléctrico en el gobierno de Carlos Menem ni en los de Mauricio Macri o Alberto Fernández. En la era Menem sí hubo inversiones en generación y distribución para terminar con los cortes programados de la gestión de Raúl Alfonsín, aunque en 1999 un apagón de la privatizada Edesur despertó otra vez las alarmas.

El mayor desde 2019

El corte masivo de ayer fue el mayor desde 2019, cuando ocurrió otro, también por falta de inversión en redes alternativas de transporte, pero en una situación bien distinta. Duró 13 horas, afectó a 50 millones de personas, es decir, no sólo a casi toda la Argentina sino a países vecinos. Era la mañana del Día del Padre, 18 de junio de 2019, cuando se cayó una línea de transmisión, mientras otra se encontraba en mantenimiento, y entonces se desconectó la central que por aquellas horas estaba abasteciendo a casi todo el país, la hidroeléctrica Yacyretá. Era el final del otoño, el consumo era bajo en ese momento del día, pero el equipo energético del gobierno de Macri había maximizado el ingreso de electricidad de la central argentino-paraguaya para ahorrar costos, según recuerda Arceo. Cuando dejó de funcionar la línea que traía esa energía, casi el país entero se quedó sin luz. Ayer, en cambio, fue la central nuclear de Atucha, en Zárate, la que quedó desconectada por el incendio en la línea que une Campana con General Rodríguez, y los afectados llegaron al 40% de la población.

Julián Gadano, director en la Fundación Argentina Global y ex subsecretario de Energía Nuclear de Macri, recuerda que el apagón de 2019 tuvo que ver con un “by-pass” de la red en el Litoral, pero el corte de ayer se vinculó con un sistema de transporte “sobreexigido por mucha demanda por temperaturas extremas”. “Hace mucho que no hay inversión en transporte ni para su expansión ni para su fortalecimiento, sólo para su mantenimiento. No está mal la red, pero funciona bien siempre que no haya un problema importante, es decir, que no se te cae algún gran generador o una línea. Para solucionar esto, se requiere una inversión muy grande, de entre 10 y 15 mil millones de dólares, que es lo que la Argentina gasta en subsidios a la energía por año. Es un debate si queremos hacer esa inversión para resolver 20 días al año porque en general tenés problemas cuando estás sobredemandado o cuando pasa algún evento impredecible, como el que nos pasó a nosotros”, plantea este integrante de los equipos técnicos de Juntos por el Cambio. “Yo me inclino a que deberías tener esas redundancias”, se refiere Gadano al refuerzo del anillado de la red. “Pero alguien puede decir muy razonablemente que no tiene sentido gastar 15 mil millones por 20 días al año. Los países del Primer Mundo lo tienen. Pero muchos no”, añade este sociólogo.

Los apagones masivos por fallos en el transporte son distintos que los cortes de luz por falta de inversión en la distribución, como sucede con frecuencia en verano en el área de Edesur, que ahora está bajo la lupa de un veedor estatal. “El sistema argentino está organizado de manera tal que la inversión en transporte corre por cuenta del Estado, pero en la distribución minorista deben hacerla las distribuidoras. En el AMBA, como están atrasadas las tarifas, prácticamente no hay inversión en distribución. Contrariamente a lo que piensa la gente, las distribuidoras no reciben subsidios, como sí reciben los generadores. A veces el Estado les hace algunas obras. Entonces la red se va deteriorando por falta de inversión, que a su vez es por falta de remuneración. Es así de simple. Está peor Edesur que Edenor por dos motivos. Porque Edesur heredó una peor red de lo que era la estatal Segba -el servicio se privatizó en 1992- y porque en su origen sus accionistas privilegiaron hacer caja en lugar de hacer inversiones”, recuerda Gadano. Edesur estuvo controlada primero por la chilena Enersis, hasta que en 1999 esta fue adquirida por la española Endesa. Y a su vez, Endesa pasó en 2009 a manos de la italiana Enel. Ahora es Enel es la que busca comprador para Edesur, como parte de su plan para retirarse de la Argentina.

AR

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