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Más de 22.000 migrantes murieron cruzando el Mediterráneo en la última década, según la ONU

Una embarcación con migrantes cerca de la isla italiana de Lampedusa este verano.

Francesca Cicardi

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La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y las agencias de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Infancia (UNICEF) conmemoraron este lunes la tragedia que tuvo lugar frente a las costas de la isla italiana de Lampedusa, el 3 de octubre de 2013, cuando murieron 368 migrantes en uno de los mayores naufragios ocurridos en el mar Mediterráneo hasta esa fecha.

Sin embargo, las tragedias no dejaron de sucederse desde entonces y, en concreto, la isla de Lampedusa ha sido la protagonista de las últimas crisis migratorias. Este 2023, han llegado a sus costas el 70% de los migrantes que han alcanzado la Unión Europea (UE) y se ha convertido en uno de los principales puntos de acceso a Europa, sobre todo desde Túnez y Libia.

Las tres agencias han lamentado en un comunicado que hace 13 años, se hicieron muchas promesas, pero que la situación no ha mejorado: “En aquella época, la comunidad internacional hizo un llamamiento a comprometerse para evitar que se repitieran este tipo de tragedias. Sin embargo, en el transcurso de los últimos diez años, el Mediterráneo central ha sido escenario de continuos naufragios y accidentes que han causado al menos 22.300 muertos”.

Sólo en lo que va de año, más de 2.000 personas han fallecido o han desaparecido en esa ruta, que es una de las más mortíferas, junto a la de Canarias, para aquellos que tratan de alcanzar suelo europeo desde el continente africano. Según estimaciones de UNICEF, de los que han perdido la vida en 2023, al menos 289 eran menores -aunque no hayan sido identificados todos-, lo que equivale a 11 menores muertos cada semana en el mare nostrum.

Las tres agencias han recordado que, después del naufragio de Lampedusa en 2013, “se pusieron en marcha operaciones de rescate coordinadas entre las autoridades italianas y europeas para prevenir otras tragedias en el mar. Aún así, en los últimos años, después del final de esas operaciones conjuntas y a pesar de los esfuerzos de la Guardia Costera y de otras autoridades competentes, el mecanismo de rescate en el mar Mediterráneo se ha vuelto insuficiente”.

Por ello, la OIM, ACNUR y UNICEF han solicitado “más recursos europeos para el apoyo a una operación de búsqueda y rescate dedicada, proactiva y coordinada”, recordando que “salvar vidas humanas debe ser la prioridad absoluta”. Una vez más, han pedido que se promueva “la apertura de canales seguros y regulares” para que los migrantes puedan llegar a Europa sin arriesgar su vida y, de esta forma, “ofrecer una respuesta eficaz y a largo plazo a una crisis humanitaria que en diez años nunca ha sido resuelta”.

Al mismo tiempo, han matizado que el número de llegadas a Italia en lo que va de año “no representa una crisis a nivel nacional ni europeo”, pero la concentración de los desembarcos en Lampedusa sí ha causado “enormes dificultades operativas y logísticas” en la isla. Ese número elevado y la saturación del centro de acogida de Lampedusa llevó a las autoridades italianas a declarar el estado de emergencia el pasado mes de abril, durante un periodo de seis meses prorrogable, hasta este octubre. Pero las agencias de la ONU han destacado que el fenómeno de la migración requiere “políticas que miren a largo plazo”.

Precisamente, esta semana los Estados miembros de la Unión Europea tratan de alcanzar un consenso sobre el último punto del pacto migratorio común: el de gestión de crisis. Es la pieza más delicada de las cinco que componen el paquete y la necesidad de hacer equilibrios entre las distintas posiciones quedó patente la semana pasada, con el abandono de Italia, que se descolgó del texto que había apoyado en julio por los cambios que la presidencia española había incluido para atraer a Alemania. 

Por su parte, la ONG Médicos Sin Fronteras, que lleva a cabo operaciones de búsqueda y rescate en el mar Mediterráneo con el barco Geo Barents, ha denunciado hoy en un comunicado que “el naufragio ocurrido en Lampedusa el 3 de octubre de 2013 solo sirvió para dar el pistoletazo de salida de un recuento que se ha revelado terrible desde entonces, que no ha dejado de crecer a un ritmo de casi 3.000 vidas perdidas al año, y de la progresiva implementación de una serie de medidas que se han demostrado terriblemente ineficaces e inhumanas”.

MSF ha recordado que, después de aquel naufragio, las autoridades italianas lanzaron la operación de búsqueda y salvamento 'Mare Nostrum', que duró poco más de un año. “Desde el final de Mare Nostrum, las autoridades italianas y europeas no han tomado ni una sola medida para reforzar las operaciones de salvamento en el mar y para limitar de forma concreta y eficaz la sucesión de tragedias en el Mediterráneo”, ha lamentado Marco Bertotto, director de programas de la ONG en Italia.

“Las decenas de miles de personas que se han ahogado en nuestro mar en menos de diez años, entre ellas al menos 2.356 en los primeros nueve meses de 2023, son una clara demostración de que una acción de búsqueda y rescate a iniciativa de los Estados miembros europeos no sólo es necesaria, sino indispensable y urgente. Al menos, hasta que se pongan en marcha políticas más valientes, encaminadas a garantizar vías seguras de acceso a Europa y que sean realmente eficaces para desmantelar las rutas ilegales y mortíferas alentadas por los traficantes”, ha agregado el representante de MSF.

Además, la ONG ha recordado una vez más que una ley italiana que entró en vigor a principios de este año “ha contribuido a obstaculizar la labor de las organizaciones humanitarias que permanecen activas en el Mediterráneo, a las que se envía de forma premeditada y deliberada a puertos que se encuentren lo más lejos posible de la zona donde se producen los rescates”. 

“¿Cuántas personas más tienen que ahogarse para que alguien haga algo en la dirección adecuada? ¿Cuántas negociaciones, tiras y aflojas, promesas, eslóganes, proclamas, memorandos y acuerdos inmorales e inhumanos con países que no respetan los estándares mínimos en derechos humanos, tendremos que seguir presenciando antes de que la migración se convierta por fin en un debate que se aborde con seriedad, madurez y, sobre todo, humanidad?”, se han preguntado en el décimo aniversario de la tragedia de Lampedusa desde MSF.

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