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“Ahora llega la parte más difícil”: el largo camino a la recuperación de los rehenes liberados por Hamas

Miembros de Hamás y Yihad Islámica entregan a rehenes en Rafah, sur de Gaza, este martes 28 de noviembre

Ana Garralda

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“Ahora llega la vida real y es la parte más difícil”, dice Hagai Levine, jefe del equipo médico del Foro de Familias de Rehenes y Personas Desaparecidas, tras la liberación de cerca de un centenar de secuestrados por Hamas durante el ataque del pasado 7 de octubre. La plataforma, creada poco después del asalto, tiene por objetivo “devolver a los rehenes a casa cuanto antes, proteger su salud y la de sus familias”.

Tras largas semanas de negociaciones con la mediación de Qatar, Estados Unidos y Egipto, Israel y Hamas llegaban el pasado viernes a un acuerdo para una tregua en Gaza a cambio de la liberación de rehenes capturados por Hamas y la excarcelación de prisioneros palestinos en cárceles israelíes. El acuerdo inicial contemplaba cuatro días de tregua y la liberación de 50 rehenes y 150 presos palestinos (mujeres y menores de 19 años).

Una semana y varias prórrogas después, Hamas liberó a 110 rehenes. 78 israelíes en el marco del acuerdo, tres personas con la doble nacionalidad rusa e israelí y 23 tailandeses y un filipino liberados en el marco de un acuerdo paralelo. Por su parte, 240 reos palestinos fueron excaercelados, entre ellos la conocida activista Ahed Tamimi, uno de los grandes icónos de la causa palestina en los últimos años. Este viernes volvieron los bombardeos a la Franja y la liberación de rehenes se frenó.

Desde el principio, las autoridades israelíes proporcionaron una lista de 300 palestinos que, dijeron, estaban dispuestos a liberar hasta el próximo 2 de diciembre a cambio de un total de 100 rehenes, basándose en el cálculo de que había 100 mujeres y niños cautivos en Gaza.

Angustia y estrés postraumático

“Cada día que pasa es un estrés enorme para las familias de quienes siguen en Gaza y para las de aquellos que esperan su llegada”, explica durante un encuentro con periodistas Orna Dotan, psicóloga jefa del equipo de resiliencia del Foro de Familias de Rehenes y Personas Desaparecidas.

Dotan cuenta que su equipo, formado por un centenar de profesionales en salud mental “que trabajan con las familias día y noche desde hace más de seis semanas”, colabora de forma muy estrecha con grupos de pediatras, ginecólogos o especialistas en medicina legal repartidos en los seis hospitales que el Ministerio de Salud dipuso por todo el país para recibir a las mujeres y los niños liberados. 

“Cuando los miembros de una familia han salido y otros no, es especialmente duro”, cuenta Levine. “Puede ser el padre, la madre o los niños. Casos como el de Abigail (la niña de 4 años secuestrada en el kibutz Kfar Aza tras ver cómo asesinaban a sus padres) son muy delicados. No solo perdió a sus padres, sino que en las semanas de cautiverio seguramente estableció lazos y confianza con la persona que la cuidaba y ahora ha vuelto a ser separada”, añade. 

Historias como la de la germano-israelí Raz Ben Ami, mujer de 57 años residente del kibbutz Beeri, una de las comunidades fronterizas con Gaza más castigadas durante los ataques de Hamas. “Volvemos a casa”, decía sonriente en la noche del miércoles desde el vehículo de la Cruz Roja que la trasladó de vuelta a Israel junto a otros 15 rehenes en la sexta ronda de intercambios desde que comenzase el alto el fuego temporal. 

Raz ya no tiene casa. Como le sucedió a la mayoría de viviendas de su kibbutz el pasado 7 de octubre, quedó totalmente calcinada. “Es una situación nueva. Quieren volver a sus hogares, pero quizá hayan desaparecido o sus parientes han sido asesinados o secuestrados”, relata el doctor Levine. El marido de Raz Ben Ami, Ohad, también de 57 años y secuestrado como ella en el kibbutz, sigue con sus captores en la Franja de Gaza. 

De momento, Ben Ami ya se encuentra en tratamiento en un hospital israelí. Tiene varios tumores cerebrales que le provocan fuertes dolores de cabeza si no toma su medicación, relató una de sus tres hijas al diario The Times of Israel.

Preparados para lo peor

̈“Al menos un tercio de los rehenes necesitan tratamientos específicos porque tienen enfermedades crónicas como cáncer, diabetes o asma”, apunta Hagai Levine. “Otros están gravemente heridos, con órganos amputados, manos o piernas, no sabemos cómo han sido tratados. Debemos estar preparados”, continúa. 

El jefe médico del Foro de Familias de Rehenes y Personas Desaparecidas afirma que llevan semanas recopilando los informes médicos de los cautivos para abordar sus necesidades específicas. “Son muy variadas. Una de las rehenes estaba feliz por poder calzarse los zapatos ortopédicos que necesitaba o por ponerse gafas. Otra, el audífono, ya que llevaba semanas sin oír absolutamente nada”, dice el médico. Los expertos

Para este especialista la solución no es única, sino multidisciplinar. Cada persona liberada, cada familia, necesita un enfoque distinto que, según él, debe ser “holístico” y basado en tres principios: tratamiento profesional, personalizado y aplicado con paciencia, “No querer tratar todo a la vez, sino cada cosa a su tiempo, poco a poco”.

Tanto Hagai Levine como la psicóloga Orna Dotan remarcan el reto que ha supuesto para el sistema sanitario del país lo sucedido, calificado como “el shabat negro”. “Tuvimos que buscar en toda la literatura médica existente cómo tratar a los rehenes una vez eran liberados. Nos reunimos con la Cruz Roja, con la Organización Mundial de la Salud, con diplomáticos, etc. Es un evento sin precedentes donde un bebé de 9 meses ha sido secuestrado junto a una mujer de 85 años con Parkinson y demencia, bajo tierra, sin luz y desconectados del mundo”, afirma Levine. 

Ambos especialistas insisten en la necesidad de proporcionar protección y seguridad como primer paso para el bienestar de quienes ya están libres. “Vamos a ver pesadillas, mucho estrés postraumático en las semanas y meses venideros”, relata Orna Dotan. “Pensamos que el proceso de recuperación va a implicar a muchos pacientes y va a ser largo. Por eso debemos hacerlo paso a paso, empezando por reconstruir su confianza”, dice. A su lado, Levine asiente: “Eso es. Debemos esperar lo mejor, pero prepararnos para lo peor”. 

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