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Amnistía Internacional documenta más ataques indiscriminados y ejecuciones a manos de tropas rusas en Ucrania

Un hombre sube a un bloque de apartamentos destruido en la ciudad de Borodianka, cerca de Kiev, el 5 de abril de 2022.

Icíar Gutiérrez

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El 2 de marzo, sobre las 7:00 horas, Vadim Zahrebelny decidió salir con su hijo del Edificio 359, en la calle Tsetralna de Borodianka, una ciudad pequeña de apenas 13.000 habitantes al noroeste de Kiev. Pero, según cuenta, su madre, su hermano y su esposa insistieron en quedarse en el sótano “porque tenían miedo de que los soldados rusos les disparasen si salían a la calle”.

“Unos 20 minutos después de que saliéramos, el Edificio 359 fue bombardeado y todos murieron, junto con otros vecinos y vecinas”, dice en un testimonio recogido por Amnistía Internacional (AI). Según la ONG, aquella mañana un solo ataque mató al menos a 23 personas en ese edificio. Entre las víctimas figuraban los familiares de Vadim Zahrebelny.

El 1 de marzo, una serie de ataques aéreos alcanzó otros seis edificios del barrio. Al menos siete personas murieron en el Edificio 371, entre ellas Vitali Smishchuk, cirujano de 39 años, su esposa y su hija de cuatro años. “Cuando la situación empeoró, se hizo demasiado peligroso ir de una parte a otra de la localidad. Había tanques en las calles... La gente tenía miedo de estar fuera. Estaba hablando con mi hijo, diciéndole que se marchara, pero le preocupaba salir. Se refugiaron en el sótano en busca de seguridad... pero la bomba destruyó la parte de en medio del edificio, donde estaba el sótano”, cuenta su madre a la organización especializada en derechos humanos.

En Borodianka, Amnistía Internacional ha concluido que al menos 40 civiles murieron en lo que consideran “ataques desproporcionados e indiscriminados” que devastaron todo un barrio y dejaron sin hogar a miles de personas. La mayoría de las víctimas murieron en los sótanos de los edificios, donde se habían refugiado. Otras murieron en su apartamento. La ONG ha publicado este y otros hallazgos en un informe presentado este viernes y basado en decenas de entrevistas y el análisis de pruebas materiales. Durante 12 días de investigación, el equipo de AI entrevistó a residentes y visitó lugares donde se habían cometido numerosos homicidios.

En el informe, además de los ataques aéreos “ilegítimos” en Borodianka, la ONG documentó 22 casos de homicidio ilegítimo a manos de las fuerzas rusas, en su mayoría presuntas ejecuciones extrajudiciales, en varias localidades y pueblos de los alrededores de Kiev, incluidos Andriivka, Zdvyzhivka y Vorzel, así como Bucha, donde numerosos medios, entre ellos elDiario.es, han recogido testimonios de ejecuciones, torturas y asesinatos arbitrarios de civiles.

“Las fuerzas rusas deben responder ante la justicia por una serie de crímenes de guerra cometidos en el noroeste de Kiev”, exige la organización de defensa de derechos humanos.

Ejecuciones extrajudiciales

Bucha, a unos 30 kilómetros al noroeste de Kiev, fue ocupada a finales de febrero por las fuerzas rusas. Según Amnistía Internacional, entre el 4 y el 19 de marzo, mataron a cinco hombres en presuntas ejecuciones extrajudiciales en un recinto de cinco edificios dispuestos alrededor de un patio, cerca del cruce de las calles Yablunska y Vodoprovidna.

Es el caso de Yevhen Petrashenko, gerente de ventas de 43 años y padre de dos hijos, que falleció por disparos en su departamento de la calle Yablunska el 4 de marzo. Según su esposa, había acudido a ayudar a un vecino cuando los soldados rusos estaban llevando a cabo registros casa por casa. Tatiana perdió el contacto con Yevhen, cuyo cuerpo encontró en su casa al día siguiente un vecino. “Yevhen yacía muerto en la cocina. Le habían disparado en la espalda, [cerca de] los pulmones y el hígado. Su cuerpo permaneció en el departamento hasta el 10 de marzo, cuando pudimos enterrarlo en una tumba poco profunda en el patio”, dice la mujer a AI.

El equipo de investigación de la ONG encontró dos balas y tres casquillos en el lugar del homicidio. “La persona del equipo encargada de investigar las armas identificó las balas como balas perforadoras de blindaje 7N12 de punta negra calibre 9 x 39 mm que sólo pueden dispararse con rifles especializados que usan algunas unidades de élite rusas, incluidas las que, según informes, operaban en Bucha en aquel momento”, explica Amnistía Internacional.

El equipo de investigación de Amnistía Internacional analizó una serie de documentos militares rusos recuperados en Bucha que, según indican, ofrecen más indicaciones sobre las unidades implicadas. “Entre los papeles estaban los expedientes de reclutamiento e instrucción pertenecientes a un mecánico conductor del 104 Regimiento de las Tropas Aerotransportadas de Rusia (VDV). Cabe señalar que algunas unidades de las VDV están equipadas con rifles especializados que disparan las balas perforadoras de blindaje de 9 x 39 mm”.

Una investigación de Reuters publicada este jueves da pistas sobre las identidades de los soldados rusos y las unidades militares presentes durante la ocupación de Bucha, entre ellas una fuerza paramilitar de élite, una división de paracaidistas condecorada y tropas chechenas vinculadas al líder de la región rusa.

Leonid Bodnarchuk, trabajador de la construcción de 44 años, vivía en el mismo edificio que Yevhen Petrashenko. Fue también asesinado el 22 o el 23 de marzo. Vecinos que se refugiaban en el sótano cuentan que unos soldados rusos dispararon a Leonid cuando subía las escaleras y que luego lanzaron una granada en el hueco de la escalera. Más tarde encontraron su cuerpo mutilado en un charco de sangre en las escaleras, explica la ONG. El equipo de Amnistía Internacional encontró “grandes manchas de sangre en varios peldaños de la escalera que llevaba al sótano, así como marcas de quemaduras y un patrón de daños en la pared compatible con la explosión de una granada”.

Amnistía Internacional ha recabado en localidades vecinas más pruebas y testimonios de homicidios, incluidas presuntas ejecuciones extrajudiciales. Algunas víctimas, dice la ONG, tenían las manos atadas a la espalda, mientras otras mostraban señales de tortura.

Viktor Klokun, trabajador de la construcción de 46 años, fue asesinado en el pueblo de Novyi Korohod. “Tenía las manos atadas a la espalda con un trozo de plástico blanco y le habían disparado en la cabeza”, cuenta su pareja. La esposa y el padre de Oleksii Sychevky murieron cuando el convoy de coches en el que viajaban fue tiroteado por lo que, según creían, eran fuerzas rusas.

“El convoy eran todos civiles que huían. En casi todos los coches había niños. Cuando nuestro coche acababa de llegar a una fila de árboles, oí disparos; primero disparos sueltos y luego una ráfaga”, dice el hombre a la ONG. “Los disparos alcanzaron al primer vehículo del convoy, que se detuvo. Nosotros íbamos en el segundo y tuvimos que detenernos también. Después nos dieron. Nuestro coche fue alcanzado por al menos seis o siete disparos. Mi padre murió al instante de una bala en la cabeza. A mi esposa le alcanzó un trozo de metal y mi hijo también resultó herido”.

El equipo de investigación que visitó Bucha, Borodianka y otras localidades y pueblos cercanos en abril, después de que se hubieran exhumado las víctimas se encontró con que muchos familiares estaban disgustados por el trato que recibían los restos de las víctimas. “A las familias les preocupaba el caos que rodeaba el tratamiento de los restos, que no se las mantenía debidamente informadas y que, en algunos casos, los restos no se estaban identificando correctamente”, dice la ONG.

“Es vital que los responsables respondan”

Agnès Callamard, la secretaria general de la organización, ha encabezado una delegación que ha visitado la región en los últimos días. “El patrón de crímenes cometidos por las fuerzas rusas que hemos documentado incluye tanto ataques ilegítimos como homicidios deliberados de civiles”, dice Callamard en un comunicado.

“Nos hemos reunido con familias cuyos seres queridos perdieron la vida en ataques terribles y cuyas vidas ha cambiado para siempre la invasión rusa. Apoyamos sus peticiones de justicia y solicitamos a las autoridades ucranianas, a la Corte Penal Internacional y a otras entidades que garanticen la preservación de las pruebas que podrían respaldar futuros enjuiciamientos por crímenes de guerra”, señala. “Es vital que todas las personas responsables, incluidas las que ocupan los máximos puestos en la cadena de mando, respondan ante la justicia”.

La ONG recuerda que las ejecuciones extrajudiciales cometidas en conflictos armados internacionales “constituyen homicidios deliberados, que son crímenes de guerra”. “Los ataques indiscriminados y desproporcionados llevados a cabo con intención dolosa son también crímenes de guerra”.

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