Brasil ya cabalga la tercera ola y se acerca al medio millón de muertes por Covid

La tercera ola de Covid-19 en Brasil dejó de ser una presunción: los informes diarios de nuevos casos y de fallecimientos, muestran que la evolución de la pandemia retomó el ritmo ascendente. Lo reveló el boletín del observatorio de Fiocruz, una renombrada institución científica brasileña. Los epidemiólogos e investigadores están alarmados: “Se interrumpió la tendencia a la declinación, registrada desde el 10 de mayo” alertaron en el estudio publicado ayer.

Las últimas dos semanas hubo una liberalización de las estrictas medidas que habían impuesto los gobernadores de los estados. No pocos apostaron a una virtual extinción de la pandemia. La convicción de que ya se veía la luz del final del túnel condujo

al presidente Jair Bolsonaro a retomar sus manifestaciones libertarias, sin mantener distancias ni usar barbijo. El último domingo, como si las nubes cargadas hubieran desaparecido, decidió liderar un desfile en moto con sus partidarios, en los que no cumplió ninguna de las restricciones sanitarias todavía en vigencia. En esa aventura lo acompañó su ex ministro de Salud Eduardo Pazuello, un general observado con lupa por la Comisión Parlamentaria brasileña que investiga el descontrol oficial en el combate de la peste. 

Desde fines de la semana pasada asusta la escalada de contagios y de internaciones. Ayer hubo 79.459 personas infectadas en apenas 24 horas, lo que implica un aumento de 8% en 14 días. El número de muertes se elevó a 2.399 víctimas, con un total de 454.700 fallecidos desde el inicio de la epidemia. La cifra se acerca aceleradamente a las predicciones de medio millón de víctimas fatales, tal como lo confirman “los índices de positividad de los tests de diagnóstico, que detectan una muy intensa circulación del virus Sars-Cov-2”. 

Las nuevas cepas del Coronavirus, que vuelve a acechar a los brasileños, es uno de los factores de la “tercera ola”. Fue lo que definió, el último miércoles, el actual ministro de Salud de Brasil, Marcelo Queiroga, médico cardiólogo. No especificó si hablaba del virus de la India, pero los medios periodísticos brasileños testimoniaron la identificación de siete ciudadanos infectados con esa variación: seis son tripulantes de un navío mercante y el séptimo llegó del exterior por vía aérea. Queiroga trató de restar dramatismo al escenario, pero se vio obligado a admitir que hay “fuertes presiones sobre el sistema hospitalario”. Reconoció que, a pesar de su propio jefe Bolsonaro, “será preciso adoptar más medidas restrictivas. Vamos a mantenernos vigilantes”. 

Donde más retumba la “tercera ola” de Covid-19 es en la ciudad de San Pablo, la mayor de América Latina. La Secretaría de Salud de esa metrópolis informó ayer que los grandes hospitales públicos sufren ya una ocupación de 100% de las camas destinadas a la pandemia. Ocurre lo mismo en el servicio privado.  Lo cierto es que 17 estados (de los 26) y el distrito federal Brasilia vuelven a sufrir la escasez de lechos para las unidades de terapia intensiva, con impacto brutal en la progresión de muertes. 

El gobernador Joao Doria debió revisar su estrategia de flexibilización y ayer dispuso el regreso a los horarios restrictivos para cultos, shoppings y espacios culturales. La decisión será válida hasta el 14 de junio y obliga a los comercios y servicios a mantener una limitada presencia de público en los locales. El médico Paulo Menezes, profesor en la Universidad Federal de San Pablo y coordinador del centro de contingencias de la pandemia, no ahorró alertas.  “Ya sabíamos de una circulación más intensa del virus la última semana. La situación es producto directo del desenfreno en restaurantes y lugares de esparcimiento, donde no hay el más mínimo cuidado”. Según el especialista, “los médicos del sector público y privado ya han sido informados para que suspendan todas las cirugías que sean de urgencia”.

Hay una nueva sombra que sobrevuela la salud de los brasileños. Científicos de la Universidad Estadual Paulista (Unesp) acaban de descubrir otra mutación local del coronavirus, que se asemeja a la cepa de la India (B1.617) y de California (B1.429). Publicaron un artículo en la revista internacional Cell, donde subrayan que la variante se asocia a un aumento de 20% en la capacidad de transmisión y de la neutralización de los anticuerpos contra el Sars-CoV-2. Esto significa que el virus puede escapar de la inmunidad adquirida tras el contagio.

Hay otras preocupaciones médicas que genera esa variante P4, y tiene que ver con su propagación entre personas menores de 60 años. El estudio indica que el fenómeno se torna más crítico para los grupos de personas más jóvenes. Admite, con todo, la influencia de un factor social: la mayor exposición juvenil en el trabajo y los “precarios” medios de transporte, convertidos así en “un ámbito ideal para el contagio”.

WC