Guerra civil en el trumpismo por el acercamiento al líder supremacista Nick Fuentes
“La comunidad judía organizada”. Para Nick Fuentes, conocido antisemita, supremacista blanco y simpatizante del nazismo, “el judaísmo organizado” es la principal amenaza en Estados Unidos. Y lo dice en una conversación con Tucker Carlson, quien asiente encantado a las reflexiones de su entrevistado. La conversación, además, se produce con el aval del director del Heritage Institute, un conocido lobby ultra que diseñó el Proyecto 2025 que supuso una de las principales inspiraciones de la agenda ultra de Donald Trump.
Con todos esos ingredientes era cuestión de tiempo que el pastel le estallara al mundo MAGA.
Carlson lleva tiempo flirteando con la mano negra judía: ya lo hizo cuando el trumpismo se sinceró por el ocultamiento de los archivos del depredador sexual Jeffrey Epstein. La tesis de uno de los más relevantes referentes MAGA, hasta el punto de hacer actos de campaña con Trump, es que detrás de todo el escándalo de Epstein estaba el Mossad, y que por eso el Gobierno de EE.UU. no revelaba los documentos ni la lista de clientes.
En la cordial entrevista de dos horas y 12 minutos, Carlson discrepa amablemente con la afirmación de Fuentes de que la lealtad de los judíos a Estados Unidos era inherentemente sospechosa. Señaló que muchos judíos criticaron a Israel y afirmó que su fe cristiana le exige juzgar a las personas por sus méritos, no por su identidad.
“Hay un montón de ortodoxos que se oponen al Estado de Israel”, comienza argumentando Tucker Carslon, y pregunta: “¿Hay esperanzas para la continuidad de Estados Unidos si todo eso es heredado?”.
“Lo que decís sobre dejar de lado los intereses tribales es absolutamente cierto”, replica Fuentes: “Me preocupa, y diría que el principal desafío para eso es la comunidad judía organizada en Estados Unidos. No creo que Bill Ackman sea capaz de eso. No creo que Sheldon Adelson sea capaz de eso. No creo que Yoram Hazony sea capaz de eso, ni muchos otros, tanto de la derecha como de la izquierda. Veo el judaísmo como el denominador común. Y tenés razón. No lo es. No todos los judíos piensan lo mismo. Nadie diría eso, pero parece ser un denominador común, y creo que hay que decirlo explícitamente, y me gusta lo que dijiste el otro día: si estás sirviendo en el ejército de otro país o tenés doble nacionalidad, o realmente no podés formar parte de este proyecto”.
A raíz de estos comentarios, comenzaron a multiplicarse las críticas a Fuentes, groyper de 27 años. Pero no por sus creencias xenófobas, misóginas, supremacistas y próximas al neonazismo al tiempo que se confiesa admirador de Stalin; sino por sus comentarios antisemitas.
Carlson, quien elogió a Fuentes en repetidas ocasiones durante la entrevista, también arremetió contra los “sionistas cristianos”, nombrando a figuras como el senador de Texas Ted Cruz y el expresidente George W. Bush como víctimas de un “virus cerebral”.
“Los detesto más que a nadie, ¿por qué? Porque es una herejía cristiana y, como cristiano, me ofende”, afirmó.
Así, el director de la Heritage Foundation, Kevin Roberts, que defendió la conversación, lleva ya un puñado de declaraciones sobre el asunto, después de una primera en la que hacía un alegato contra la “cancelación” de Tucker Carlson.
En efecto, el cisma comenzó cuando Roberts publicó el jueves pasado un video en el que negaba que su grupo se estuviera “distanciando” del ex presentador de Fox News, una de las voces más influyentes de la derecha, a raíz de la entrevista a Fuentes.
“El pueblo estadounidense espera que nos centremos en nuestros adversarios políticos de la izquierda, no que ataquemos a nuestros aliados de la derecha”, dijo Roberts, añadiendo que, si bien el antisemitismo es reprobable, los conservadores no tienen por qué apoyar siempre a Israel.
El video provocó duras críticas por parte de miembros del personal de la Heritage y de varios senadores republicanos, así como de los principales líderes judíos de ambos partidos. La Fundación Heritage nació durante la administración Nixon y se convirtió en uno de los pilares del resurgimiento intelectual de la derecha en Washington. Durante la presidencia de Trump, se centró en el activismo político, el conservadurismo social y una estrecha relación con los influyentes del Partido Republicano. Así es como se llegó al Proyecto 2025, un programa de casi 900 páginas para un nuevo mandato de Trump.
Al menos cinco miembros del grupo de trabajo contra el antisemitismo de la Heritage dimitieron en señal de protesta, y Chris DeMuth, un referente de la entidad, abandonó la organización.
El estallido se produce en un momento en el que las críticas a Israel aumentaron en las bases trumpistas. Así, activistas ultras como Fuentes, Candace Owens e incluso Steve Bannon se muestran cada vez más contrarios a los apoyos de la Casa Blanca a Israel porque, entienden, orilla la agenda “America First”.
Pero también ocurre al tiempo que Trump estuvo atacando la independencia universitaria, a través incluso de la financiación federal, por un supuesto antisemitismo en las protestas contra el genocidio de Israel en Gaza. Trump, además, lleva mucho tiempo acusando a los demócratas de odiar a Israel y este mismo martes dijo que los judíos que votaran a Zohran Mamdani para alcalde de Nueva York eran “estúpidos”, por ser alguien que “odia” a los judíos.
La entrevista de Carlson a Fuentes también tuvo una respuesta por parte del senador Ted Cruz. “Si te sentás con alguien que dice que Adolf Hitler era genial y que su misión es combatir y derrotar a la 'comunidad judía mundial', y no decís nada, entonces sos un cobarde y un cómplice de esa maldad”, declaró Cruz, quien argumentó: “En los últimos seis meses vi más antisemitismo en la derecha que en toda mi vida”.
El director de la Coalición Judía Republicana, Matt Brooks, declaró a Jewish Insider que la decisión de Roberts y la Heritage de apoyar a Carlson lo dejó “horrorizado, ofendido y asqueado”.
Además, medios conservadores criticaron a Carlson por darle a Fuentes visibilidad y no cuestionar sus opiniones durante la entrevista. Jim Geraghty, de la revista National Review, escribió: “¿En serio, Kevin Roberts? ¿Creés que este cretino es alguien con quien los pensadores serios de la derecha moderna deberían pasar mucho tiempo interactuando? ¿No ves ningún problema en poner el foco en este tipo y darle más de dos horas para que suelte sus tonterías sin que nadie le diga nada?”.
Hace unas semanas, el vicepresidente de EE.UU., JD Vance, quitó importancia a una conversación de Telegram entre miembros de un grupo de Jóvenes Republicanos de Nueva York en la que se hacían comentarios racistas y frívolos sobre las cámaras de gas. Más tarde, ante una pregunta de un asistente a un acto de Turning Point USA, la organización fundada por Charlie Kirk, sobre por qué Estados Unidos daba apoyo al Gobierno de Israel mientras el judaísmo, como religión, “apoya abiertamente la persecución de los nuestros”, Vance respondió hablando del “America First” de la administración.
En las últimas semanas, además, un candidato de Trump para un alto cargo de su Administración se retiró de la nominación tras conocerse que había dicho en un grupo de mensajes que tenía “tendencias nazis”.
“Hoy, Tucker Carlson es el antisemita más peligroso de Estados Unidos”, llegó a decir el congresista Randy Fine (republicano por Florida): “Optó por asumir el liderazgo de unas Juventudes Hitlerianas modernas; por difundir y dar voz a quienes glorifican a los nazis, a quienes abogan por el exterminio de Israel, a quienes defienden a Hamas, e incluso a quienes critican al presidente Trump por frenar las ambiciones nucleares de Irán. Que no quepa duda: Tucker no es MAGA”.
A lo que Carlson respondió con que Fine no sólo apoyó financiar el genocidio en Gaza sino que se burló de fotos de niños palestinos asesinados por Israel.
Carlson fue un referente para los republicanos ultras durante su etapa en Fox News, y sigue siendo uno de los comentaristas más influyentes y con más contactos de la derecha. Hizo campaña por el presidente Trump en 2024 e impulsó la carrera de innumerables políticos republicanos y otros comentaristas conservadores.
Sin embargo, en los últimos tiempos, las posturas antiintervencionistas de Carlson en política exterior –Irán, Ucrania e Israel–, sus simpatías hacia el presidente ruso, Vladimir Putin, y sus críticas a Israel divididió a los republicanos.
Dos días antes del asesinato de Charlie Kirk, un importante donante de Turning Point USA le comunicó que retiraría una donación de 2 millones de dólares por sus vínculos con Carlson. El New York Times informó que el donante era el multimillonario tecnológico Robert J. Shillman.
“Me alegra que todos se estén dando cuenta ahora de lo mala persona que es Tucker Carlson”, declaró el congrsista Dan Crenshaw (republicano por Texas) en el programa Face the Nation el domingo: “Esa idea de que se trata de cultura de la cancelación si excluimos a Tucker de nuestros círculos a partir de ahora es una tontería”.
El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson (republicano por Luisiana), dio una respuesta algo ambigua cuando un periodista le preguntó este martes si Carlson tenía cabida en el movimiento conservador: “Oí una recopilación de algunas de las peores cosas que dijo Nick Fuentes. Es absolutamente indignante. Creo que debemos denunciar el antisemitismo dondequiera que se presente. Y no creo que, ya sea Tucker o cualquier otra persona, debamos darle voz a ese discurso. Tiene derecho a la libertad de expresión, pero jamás deberíamos amplificarlo”.
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