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Las elecciones de octubre en Brasil

Lula sale a las calles con Alckmin y busca afianzar el voto de la clase media

Lucia França, candidata a vicegobernadora de San Pablo; el expresidente Lula; Fernando Haddad, candidato a gobernador de San Pablo y Geraldo Alckmin, compañero de fórmula del líder del PT, en el acto en la capital paulista.

Eleonora Gosman

San Pablo —

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En esta ciudad de San Pablo, por donde pasa el trópico, el día amaneció inusualmente helado: apenas 11 grados, viento y llovizna. Pero el Valle de Anhangabaú, en pleno centro antiguo de la capital paulista y un lugar más ancho y largo que la Plaza de Mayo, se llenó de ciudadanos con variadas pancartas, cánticos entusiastas y casi una única consigna: Lula allá, es decir en Brasilia. El de esta sábado fue el primer acto oficial de Luiz Inácio Lula da Silva y su vice Geraldo Alckmin en la gran metrópolis brasileña, el mayor distrito electoral del país, en busca del voto de la clase media y “en defensa de la democracia”.

Junto a ellos, se encontraban los dirigentes de los diez partidos políticos de la coalición; un arco político que transita desde la izquierda a la centro-derecha moderada. Es un arcoíris político sin igual en estas elecciones; Jair Bolsonaro, que busca su reelección y es el principal oponente al petista, logró juntar apenas tres agrupaciones (incluida la suya, el Partido Liberal).

En cuanto el ambiente se tornaba más cálido, por la entonación de las consignas y la emoción militante, varios dirigentes dieron sus mensajes: el candidato a gobernador de San Pablo Fernando Haddad (del PT), que hoy lidera las encuestas; los representantes de las distintas fuerzas políticas y hasta la ex presidenta Dilma Rousseff, ovacionada por los suyos. Ya hacia el final, le tocó a Alckmin hablar en la gran manifestación. Socialdemócrata y partidario del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, este año se afilió al Partido Socialista Brasileño (PSB)  para candidatearse a vicepresidente. El ex gobernador de San Pablo retomó las líneas explicativas de su discurso, para contar por qué había pasado de antiguo “adversario” al nuevo aliado y “compañero” del ex presidente Lula. Dijo: “Es esencial defender nuestra democracia, que está en riesgo”. Y para eso, indicó, es preciso un frente extenso que impida la progresión del autoritarismo. Lula tuvo un gesto especial para quien lo acompaña en estos comicios: se levantó de su silla mientras hablaba Alckmin, se le acercó y lo abrazó.

Para el líder del Partido de los Trabajadores, el político socialista tiene un papel efectivo a cumplir en un futuro tercer mandato. No sólo será vice sino que se hará cargo de un ministerio. El ex gobernador es, de hecho, un representante de la antigua cúpula del PSDB, aquella que gobernó el estado paulista por más de 20 años y que compitió con el PT en las presidenciales desde 1995 en adelante. De hecho, no fue por casualidad que eligieron el Valle del centro paulista para realizar el acto; ese lugar tiene un gran simbolismo porque allí, en abril de 1984, hubo una gran manifestación a favor de las elecciones “Directas ya”. Ese movimiento provocó el fin de la dictadura militar, que desaparecería formalmente un año después. Con todo, el Colegio Electoral sobrevivió hasta 1989, con la elección de Collor de Mello.

Ya al final, cuando le llegó el momento de hablar, Lula da Silva  puso énfasis en cuestionar el uso que hace Bolsonaro de las creencias religiosas y de las iglesias. “Hay demonios que se creen Dios, y personas honestas y buenas que son llamadas de demonio. Hay gente que no se interesa en la iglesia para cuidar de la espiritualidad. Son aquellos que convierten a las iglesias en palcos políticos o empresas para ganar dinero”. Fue muy claro el destinatario del mensaje, pero el líder petista omitió llamarlo por nombre y apellido: “Las iglesias tienen que cuidar de la espiritualidad y no de las candidaturas, de falsos profetas o de fariseos que engañan al pueblo”.

En el entremedio fueron presentados una serie de jingles que serán transmitidos por TV y por radio a partir del lunes próximo. Uno de ellos comienza con una de las grandes consignas de esta campaña: “Sin miedo de ser feliz”. En otro video, aparece Lula con grandes figuras mundiales, desde el papa Francisco hasta el ex presidente Barack Obama.

Lo que domina esta campaña es, a diferencia de otras, son los gestos y decires que apuntan claramente al impacto emocional. Es precisamente por eso que esta mañana, desde el palco cantaban: “Lula viene venciendo; Tchuchuca se va”. Es el nuevo nombre con el que fue bautizado Bolsonaro, luego que un joven influencer de You-Tube, lo llamara en vivo y en directo “tchuchuca do centrao”, que traducido sería equivalente a “la queridita del centrón”.

CC

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