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El aumento en casos de la variante Delta obliga a endurecer las restricciones en la región Asia-Pacífico

La variante Delta sigue su avance en Asia, con cifras récords y severas restricciones.

Jon Henley

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Moscú ha registrado el mayor número de muertes diarias por COVID-19 hasta la fecha, superando las cifras récord de todas las ciudades de Rusia. Mientras tanto, la variante Delta obliga a los países de la región de Asia-Pacífico a imponer restricciones más duras y genera preocupación por el turismo en Europa.

Las vacunas han reducido el número de contagios en muchos países desarrollados, y las restricciones sobre la vida diaria continúan disminuyendo en gran parte de la Unión Europea y EEUU. Sin embargo, los expertos advierten que la variante, de rápida transmisión, implica que la pandemia –si bien atraviesa un lento descenso a nivel global– está lejos de terminar.

Este fin de semana, la Organización Mundial de la Salud (OMS) registró el número de nuevos casos a nivel global más bajo desde febrero, pero advirtió que la variante Delta, presente en 92 países, está conduciendo a países como Indonesia y Rusia a una nueva ola mortal.

El sábado, Moscú registró la cifra récord de 144 muertes por COVID-19 en 24 horas, tras un estallido de nuevos casos a lo largo del país. El alcalde de la capital rusa, Sergei Sobyanin, dice que la “única solución” es “la vacunación rápida y a gran escala”.

Mientras tanto, en la mayoría de los países de Europa los contagios, las hospitalizaciones y las muertes siguen descendiendo a niveles no vistos desde el verano pasado. Allí, muchos gobiernos relajan las restricciones ante el avance de las campañas de vacunación masiva.

En España ya no es obligatorio el uso de mascarillas en espacios públicos al aire libre, al igual que en Países Bajos, donde disminuyeron las restricciones en restaurantes y las discotecas reabrieron para quienes contaran con un test de PCR negativo. Bélgica ablandó aun más las medidas, permitiendo mesas de hasta ocho comensales en el interior de establecimientos gastronómicos y las visitas en domicilios particulares. En Suiza, casi todas las restricciones restantes fueron levantadas.

El ministro de Sanidad suizo, Alain Berset, en línea con muchos de sus pares europeos, dijo creer que la aplicación masiva de las vacunas de ARN mensajero, Pfizer-BioNTech y Moderna, debería ofrecer protección suficiente contra la variante Delta.

Sin embargo, este fin de semana Alemania –que ha completado la vacunación de más del 35% de su población, mientras que el 53% cuenta con una primera dosis– declaró a Portugal como una “zona de variante del virus” y prohibió la llegada de viajeros desde ese país, exceptuando a las personas con nacionalidad alemana o permiso de residencia, quienes deberán cumplir con una cuarentena obligatoria de dos semanas.

Esta medida amenaza a la temporada de verano en la región. La decisión fue tomada apenas días antes del lanzamiento del “certificado verde digital” de la UE, destinado a facilitar los viajes para aquellos que estén vacunados, recuperados o cuenten con un test negativo.

Según las autoridades portuguesas, la variante Delta representa más del 70% de los casos nuevos en el área de Lisboa y el 51% de los casos a nivel nacional. La región sureña de Algarve, popular entre los turistas, presenta una tasa de reproducción o número R de 1.34.

Portugal impuso restricciones más estrictas hacia fines de la semana pasada, entre las que se encuentran el cierre temprano de restaurantes en Lisboa y Albufeira los fines de semana. Alrededor del 30% de la población portuguesa ya fue vacunada por completo.

En cuanto a otros destinos turísticos populares, los expertos en materia de salud han dicho que la variante Delta probablemente sea la mutación dominante en Grecia para mediados de agosto, y advirtieron que los cierres locales estrictos serían necesarios a lo largo del verano en aquellas áreas con poca cobertura de vacunas que sufran un aumento en los casos.

Muchas regiones de España, incluyendo Cataluña, ya registran una incidencia del 20% de la variante Delta. Los agentes de salud predicen que la variante altamente contagiosa podría convertirse en dominante dentro de dos a cuatro semanas.

Más allá de Europa, Indonesia, el país del sudeste asiático más golpeado por la COVID-19, registra una nueva cifra récord de más de 21.000 casos diarios. Los hospitales en Yakarta y otras ciudades están colapsados después de que millones viajaran para celebrar el fin del Ramadán.

Se registran subas similares a lo largo de la región: Tailandia dijo el domingo que volvería a instaurar controles estrictos en los restaurantes, obras en construcción y encuentros sociales en Bangkok a partir del lunes, con el objetivo de contener una nueva ola originada en los clubes de lujo de la ciudad capital.

En la vecina Malasia, el primer ministro, Muhyiddin Yassin, ha anunciado que el confinamiento nacional de un mes continuaría indefinidamente, mientras que Bangladesh también ha dicho que impondría un cierre en todo el país a partir del lunes.

El primer ministro indio, Narenda Modi, ha pedido a los 940 millones de adultos del país que superen cualquier duda y se vacunen lo más rápido posible, a medida que crece la inquietud por la propagación de la variante Delta en algunos estados.

“Vacúnense, es un buen escudo de protección”, dijo Modi en su anuncio de radio mensual. India tiene que administrar 10 millones de dosis diarias para alcanzar su objetivo de inocular a toda la población adulta para diciembre, dicen los expertos, pero hasta ahora ha vacunado a menos del 6% de su población.

En Australia, los restaurantes, bares y cafés en Sídney han cerrado, y más de 5 millones de personas permanecen confinadas para contener un brote de más de 110 casos, detectados después de que un trabajador de aeropuerto diera positivo en la variante Delta a mediados de junio.

La ciudad norteña de Darwin también dio comienzo a su propio cierre de 48 horas a partir del domingo, a raíz de un brote originado en una mina de oro, descrito por el jefe del Ejecutivo del Territorio Norte, Michael Gunner, como la “amenaza más grande desde el comienzo de la crisis”.

Por su parte, Nueva Zelanda –donde la vida también parecía retornar a la normalidad– suspendió por al menos tres días la burbuja de viajes con Australia, debido a los “múltiples brotes” en el país vecino.

Incluso los países con campañas de vacunación exitosas afrontan dificultades: Israel reimpuso hoy el uso obligatorio de mascarillas en interiores que había retirado diez días antes, debido a un aumento en los casos vinculados con la nueva variante.

En las regiones donde la vacunación hasta ahora ha sido mínima, el avance de la mutación Delta es alarmante: los casos han aumentado en un 25% por ciento en África. Sudáfrica, el país más afectado por la COVID-19 en el continente, advirtió el sábado que el país estaba en “la fase exponencial” de la pandemia.

 

Traducción de Julián Cnochaert

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