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Análisis

“Le cuesta desarrollar una idea”: las erráticas comparecencias públicas de Trump vuelven a poner en duda su lucidez mental

Donald Trump jugando al golf en su campo de golf Trump Turnberry en South Ayrshire, durante su viaje privado de cinco días a Reino Unido

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Las frecuentes y a menudo erráticas comparecencias públicas de Donald Trump —que este mes le han llevado a afirmar, erróneamente, que su tío, un profesor del MIT, conoció al Unabomber [terrorista] y a divagar sin que nadie se lo pidiera sobre molinos de viento durante su reciente visita al Reino Unido— han vuelto a generar dudas sobre su lucidez mental entre los expertos.

Desde hace más de un año, Trump, de 79 años, ha mostrado un comportamiento errático en actos de su campaña política, entrevistas, declaraciones improvisadas y ruedas de prensa. El presidente de Estados Unidos se desvía con frecuencia del tema —en una reunión con su gabinete este mes estuvo hablando sobre decoración durante 15 minutos— y parece confundir hechos simples sobre su mandato y su vida.

Durante su presidencia, Joe Biden fue objeto de un intenso escrutinio sobre su capacidad mental; de hecho, Trump se sumó a este escrutinio. Tras su desastroso desempeño en el debate de junio de 2024 contra Donald Trump, en el que pareció perder el hilo de sus pensamientos y tropezó en varios puntos, la presión sobre su idoneidad acabó llevándole a dejar paso a Kamala Harris como candidata a la presidencia de Estados Unidos.

Desliz mental en Turnberry

Trump, sin embargo, no ha tenido la misma presión, a pesar de los ejemplos de confusión y comportamiento inusual que está mostrando desde que empezó su segundo mandato y que se han hecho muy evidentes en su reciente viaje al Reino Unido.

Durante el fin de semana pasado, Trump, en una reunión con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pasó abruptamente de hablar de inmigración a afirmar lo siguiente: “La otra cosa que le digo a Europa: no vamos a permitir que se construya ni un solo molino de viento en Estados Unidos. Nos están matando. Están destruyendo la belleza de nuestros paisajes, nuestros valles y nuestras hermosas llanuras”.

Donald Trump y Ursula von der Leyen, se estrechan la mano tras llegar a un acuerdo para resolver una disputa comercial sobre el aumento de aranceles

Trump continuó hablando, sin parar y sin que nadie le preguntara, durante dos minutos, sobre los molinos de viento, afirmando sin pruebas que vuelven “locas” a las ballenas y que la energía eólica “mata a los pájaros” (aunque la cifra absoluta puede parecer considerable, en términos relativos la proporción de pájaros muertos por las turbinas es minúscula en comparación con la cantidad de pájaros que mueren en las garras de los gatos o por chocar contra las líneas eléctricas).

Según Harry Segal, profesor titular del Departamento de Psicología de la Universidad de Cornell y del Departamento de Psiquiatría de Weill Cornell Medicine, los cambios repentinos en la conversación son un indicador de que Trump “divaga sin pensar: simplemente cambia de tema sin autocontrol, sin tener un discurso coherente”.

Antecedentes y acusaciones

Durante años, Trump ha esquivado preguntas sobre su agudeza mental, se ha autodescrito como un “genio estable” y ha alardeado de “sacar sobresaliente” en pruebas que detectan los primeros signos de demencia, aunque posteriormente se ha sabido que se trataba de pruebas con tareas extremadamente sencillas.

Sin embargo, ahora algunos demócratas han comenzado a cuestionar de una forma más incisiva la aptitud del presidente, entre ellos, Jasmine Crockett, congresista por Texas, y el gobernador de California, Gavin Newsom. Un análisis de los comentarios de Trump en la última semana permite extraer muchos ejemplos de este comportamiento errático.

Cuando recientemente se le preguntó sobre la hambruna en Gaza, Trump se mostró incapaz de recordar la ayuda que Estados Unidos ha dado a Gaza y olvidó la ayuda proporcionada por otros países.

Trump afirmó que Estados Unidos había dado 60 millones de dólares “hace dos semanas”. “Al menos quieres que alguien te dé las gracias. Ningún otro país ha dado nada”, dijo. “Nadie ha reconocido [nuestro gesto], nadie habla de ello y te hace sentir un poco mal cuando haces este gesto y sabes que hay otros países que no dan nada. Ninguno de los países europeos, por cierto, ha dado nada. Quiero decir, nadie ha dado nada excepto nosotros”.

Trump parecía no darse cuenta —o no recordar— que otros países han destinado fondos a Gaza. Reino Unido anunció en julio un paquete de 52 millones de euros (60 millones de dólares) y la Unión Europea ha asignado 170 millones de euros en ayuda. The Guardian no ha encontrado ninguna información que muestre que Estados Unidos ha proporcionado 52 millones de euros a Gaza en las últimas semanas.

En junio, el Departamento de Estado aprobó una subvención de 26 millones de euros para la Gaza Humanitarian Foundation, una organización respaldada por intereses israelíes y estadounidenses que ha sido criticada por estar “vinculada a episodios de violencia y muerte contra personas hambrientas que buscaban comida en Gaza”.

La Casa Blanca no ha respondido a las preguntas sobre la supuesta ayuda a Gaza.

La amplia imaginación presidencial

Según Segal, Trump también ha empezado a mostrar episodios de fabulación, la creación de recuerdos falsos para llenar lagunas en la memoria y un indicador de demencia: “Cuando mezcla un hecho que ha sucedido con hechos que no han sucedido”.

Un ejemplo muy comentado se produjo a mediados de julio, cuando Trump afirmó que su tío, el difunto profesor del MIT John Trump, había tenido por alumno al terrorista y matemático Ted Kaczynski, más conocido como Unabomber.

Según el relato de Trump, en referencia a la conversación que tuvo con su tío: “Yo dije: '¿Qué tipo de estudiante era (Kaczynski), tío John? Y él respondió: 'Era un buen estudiante. Se dedicaba a corregir, iba por ahí corrigiendo a todo el mundo. Pero a él no le fue demasiado bien”.

Sin embargo, el problema es que John Trump no pudo tener a Kaczynski como alumno. En primer lugar, el tío de Trump murió en 1985 y Kaczynski no fue identificado públicamente como Unabomber hasta 1996. Y en segundo lugar, Kaczynski no estudió en el MIT, sino en Harvard. “La historia no tiene ningún sentido, pero está contada de una manera muy cálida y reflexiva, como si él la estuviera recordando”, señala Segal: “Este nivel de pensamiento se ha ido deteriorando”.

Más allá de las fabulaciones, ha habido momentos en los que Trump parece incapaz de concentrarse. Durante la campaña de 2024 se produjo la insólita escena de verlo pasar 40 minutos balanceándose al ritmo de la música sobre el escenario, tras una emergencia médica en uno de sus mítines. Sus discursos divagantes durante la campaña —en los que cambiaba de tema con frecuencia, en una técnica que él mismo describía como the weave (el tejido)— también despertaron atención.

En mayo, la Casa Blanca eliminó las transcripciones oficiales de las declaraciones de Trump de su sitio web, indicando que era parte de un esfuerzo por “mantener la coherencia”. Sin embargo, vale la pena leer las transcripciones literales de Trump para hacerse una idea de cómo habla el presidente en su día a día.

A principios de julio se le preguntó a Trump: “¿Cuál es la próxima promesa de campaña que piensa cumplir con el pueblo estadounidense?”. A continuación, divagó sobre reuniones con líderes extranjeros y la eliminación de regulaciones, y añadió:

Me deshice de… uno del que me deshice la otra noche, compras una casa, tienen un grifo en la casa, Joe, y del grifo no sale agua. Tienen un restrictor. No puedes… en zonas donde hay tanta agua que no saben qué hacer con ella. Eh, tienes una alcachofa de ducha, la ducha no… eh, la ducha no… piensas que no funciona. Sí funciona. El agua gotea y eso no me gusta. A mí me gusta esta malla para el cabello y [sic]… me gusta que el cabello esté bien mojado. Te lleva… tienes que quedarte en la ducha 20 minutos antes de que puedas sacar el jabón del cabello. Y puse una, una cosa… y suena gracioso, pero en realidad no lo es. Es horrible. Y, eh, cuando te lavas las manos, abres el grifo y no sale agua. Te estás lavando entero… el agua apenas sale, es ridí… esto lo hicieron personas locas. Y yo traba… lo eliminé todo y conseguí que lo aprobara el Congreso para que no puedan simplemente cambiarlo.

“Cualquier experto en salud mental independiente estaría muy preocupado por el comportamiento de Donald Trump”, escribió Richard A. Friedman, profesor de psiquiatría clínica y director de la clínica de psicofarmacología del Weill Cornell Medical College, en The Atlantic, tras la titubeante actuación de Trump en su debate contra Kamala Harris el pasado mes de septiembre.

“Si un paciente se presentara ante mí con la incoherencia verbal, el pensamiento tangencial y el discurso repetitivo que Trump muestra habitualmente, casi con toda seguridad lo derivaría a una evaluación neuropsiquiátrica rigurosa para descartar una enfermedad cognitiva”, añadió.

En una reciente reunión del gabinete convocada para discutir la emergencia causada por las inundaciones en Texas, las guerras en Ucrania y Gaza, el bombardeo de Irán y la política arancelaria con otros países, Trump lanzó un monólogo de 13 minutos sobre cómo había decorado la sala de reuniones.

Después de hablar de los cuadros que, según él, había seleccionado personalmente de “las bóvedas”, Trump afirmó: “Mira esos marcos; sabes, soy una persona de marcos, a veces me gustan más los marcos que las pinturas”, y añadió que había supervisado la limpieza de parte de la vajilla de porcelana.

Mientras los jefes de departamento, entre ellos el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el secretario de Estado, Marco Rubio, esperaban a que les dieran permiso para marcharse y reanudar su trabajo, Trump continuó:

Aquí hemos puesto… ya sabes, estas, estas lámparas han sido en realidad muy importantes, tanto si a la gente le gustan como si no, pero están… si ves imágenes como Pearl Harbor o Tora! Tora! Tora!, si ves películas sobre la Casa Blanca donde se discute sobre guerras, muchas veces muestran esas lámparas o algo parecido a esas lámparas, algo que se parece a ellas. Probablemente no sean las reales, porque no creo que les permitan… esta es una sala muy importante, esta es una sala sagrada y no creo que hayan hecho películas aquí.

Nunca sabes lo que hacen. Pero les faltaban, eh, medallones. ¿Ves los medallones de arriba? Tenían una cadena que iba al techo. Y les dije: “No podéis hacer eso. Debéis tener un medallón”. Ellos dijeron: “¿Qué es un medallón?”. Y yo dije: “Se lo mostraré”. Y luego conseguimos unos medallones preciosos, y los ves, los pusieron allí, hace que las lámparas se vean [inaudible], así que hicimos estos cambios.

Y, si lo piensas, el coste fue mínimo. También pintamos la sala de un color bonito, color beige, y ha quedado realmente bien. La pregunta es, ¿doraré las esquinas con pan de oro? Tal vez me lo puedas decir tú. Mi gabinete podría votar. Ves las molduras de arriba y la única pregunta es si las doras, porque no se pueden pintar; si las pintas no quedará bien, porque nunca han encontrado una pintura que parezca oro. Lo ves en el Despacho Oval. Eh, lo han intentado durante años y años. Alguien podría hacerse muy rico, pero nunca han encontrado una pintura que parezca oro. Pintar es fácil, pero no queda bien.

Respuesta de la Casa Blanca

La Casa Blanca ha respondido con agresividad cuando The Guardian ha planteado la aptitud mental del presidente.

“The Guardian es un portavoz de la izquierda que debería avergonzarse de hacer pasar a izquierdistas radicales como expertos. Cualquiera que sea tan patético como para defender el estado mental de Biden, mientras es tachado de poco ético por sus compañeros, no tiene ninguna credibilidad. La agudeza mental del presidente Trump es insuperable y está trabajando sin descanso para alcanzar acuerdos muy beneficiosos para el pueblo estadounidense”, señaló la portavoz de la Casa Blanca, Liz Huston.

Sus aliados políticos también cierran filas con Trump. “Como exmédico personal del presidente Trump y médico de la Casa Blanca durante 14 años en tres presidencias distintas, puedo decirles sin lugar a duda: Donald Trump es el presidente más sano que ha tenido este país. Sigo consultando con su médico actual y con el equipo médico de la Casa Blanca y sigo pasando mucho tiempo con el presidente. Está más lúcido que nunca y en buena forma tanto mental como físicamente”, afirmó el congresista Ronny Jackson.

En abril, el médico de la Casa Blanca, el doctor Sean Barbabella, escribió que el presidente “muestra una excelente salud cognitiva y física y está en plena forma para desempeñar las funciones de comandante en jefe y jefe de Estado”. Dijo que Trump fue examinado para determinar su función cognitiva, que resultó normal.

Ese informe no ha impedido que la gente cuestione la agudeza mental de Trump.

“Lo que observamos son los signos clásicos de la demencia, un deterioro grave de las capacidades y el funcionamiento de una persona”, afirmó en junio John Gartner, psicólogo y autor que fue profesor adjunto de psiquiatría durante 28 años en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. “Si nos remontamos a transcripciones de la década de los ochenta, [Trump] era muy elocuente. Seguía siendo un cretino, pero era capaz de expresarse con párrafos pulidos y ahora le cuesta mucho completar una idea, lo que refleja un enorme deterioro”, afirmó el experto.

Gartner, que durante el primer mandato de Trump cofundó Duty to Warn (Deber de alertar), un grupo de profesionales de la salud mental que creían que Trump padecía el trastorno de personalidad narcisismo maligno, advirtió: “Predije antes de las elecciones que probablemente caería por su propio peso antes de que terminara su (segundo) mandato. Y al ritmo al que se está deteriorando, ya sabes… veremos”.

“Pero no hay duda de que va a empeorar. Ese es mi pronóstico”, concluye.

Traducción de Emma Reverter

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