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The Guardian

Por qué millones de personas mayores juegan a videojuegos

Una persona mayor juega a un videojuego de realidad virtual.

Adrienne Matei

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El juego favorito de Michelle Statham es Call of Duty. Es rápido y frenético, con campañas militares y de espionaje inspiradas en hechos históricos reales. Suele pasar seis horas al día retransmitiendo en directo en Twitch, charlando con sus más de 110.000 seguidores desde su casa en el estado de Washington, en la Costa Oeste de Estados Unidos. Se jacta de cómo derrota a sus oponentes y exclama “bendito seas” mientras se lanza por los tejados para evitar los ataques en racimo del fuego enemigo. Cuando lo alcanzan, “resucita” —o vuelve a la vida en un punto de control— y vuelve de inmediato al fragor de la batalla.

Call of Duty es una serie de videojuegos de disparos en primera persona (first-person shooter) centrada en combates militares. Tiene una base de usuarios predominantemente masculina y joven, pero el nombre de Statham en Twitch es TacticalGramma (abuela táctica), en referencia a los dos nietos de esta mujer de 60 años. Su afición de toda la vida por los videojuegos se ha convertido en una fuente de ingresos (prefiere no revelar sus ganancias, pero afirma que ha recaudado “miles” de dólares para organizaciones benéficas), así como en una forma de divertirse, estar activa y conectar socialmente.

“Mucha gente se sorprende de que alguien de mi edad juegue a videojuegos”, reconoce Statham. A ella, le parece emocionante: “Me divierto cuando consigo hacer buenos disparos de francotirador a larga distancia o derribo a alguien desde un helicóptero”.

Statham compagina la multitarea del juego con el chat en directo con su público multigeneracional. Sus seguidores más jóvenes le han enseñado jerga, como la expresión de la generación Z “skibidi”, una palabra sin significado concreto que se ha hecho viral gracias a videos de inodoros móviles que emergen con cuellos largos y cabezas humanas, emitiendo un “skibidi” repetitivo en redes sociales. “He aprendido algunas cosas que no quería aprender”, señala con una carcajada. Cuando se cansa, juega en privado, fuera de cámara, para relajarse. También hace ejercicio a diario, va al gimnasio con su hija como parte del reto de fitness 75 Hard, para asegurarse de que los videojuegos no sustituyan la actividad física.

Statham es uno de los 57 millones de estadounidenses mayores de 50 años que juegan, un grupo que representa el 28% del total de aproximadamente 205 millones de jugadores en el país, según datos recientes de la Asociación de Software de Entretenimiento. Casi la mitad de los estadounidenses de entre 60 y 70 años juegan a algún tipo de videojuego en el ordenador, el móvil o la consola cada semana, al igual que el 36% de las personas de más de 80 años. Y a medida que más jugadores como Statham entran en la tercera edad, los adultos mayores están ganando visibilidad en el mundo de los videojuegos, a veces para desconcierto de sus compañeros en las plataformas.

“Tener determinados años es como llevar un cartel colgado al cuello que dice: 'Soy viejo y no puedo hacer esto'”, señala Will, de 72 años, un veterano de la marina retirado que vive en Misuri y prefiere identificarse solo con su nombre de pila, pero que retransmite sus juegos favoritos, como el simulador de caza theHunter: Call of the Wild (La llamada de lo salvaje) y el juego de combate aéreo Metalstorm, a 1,4 millones de suscriptores de YouTube bajo el nombre de usuario GrndpaGaming .

“Ese no es mi caso ni el de otros jugadores mayores con mucho potencial que puedes encontrar en las plataformas”, aclara Will: “Alguien de mi edad puede estar al día con la tecnología”.

Algunos beneficios

Algunas investigaciones sugieren que los videojuegos pueden tener beneficios para las personas mayores, aunque los efectos dependen del tipo de juego. Hay juegos creados para ayudar a mejorar la memoria y la atención, como los de la empresa científica BrainHQ , que ha desarrollado un juego llamado Double Decision (Decisión Doble), utilizado a menudo por investigadores para evaluar y mejorar el procesamiento visual de las personas, y la aplicación móvil Lumosity, que incluye un popular juego de entrenamiento cerebral llamado Train of Thought (Línea de pensamiento).

Una persona de 40 años juega una partida del simulador de peleas 'Street Fighter'.

En términos más generales, se demostró que los juegos de rompecabezas como Tetris y Monument Valley, que requieren que los jugadores recuerden patrones, secuencias y disposiciones espaciales, ayudan a jugadores de cualquier edad a mejorar la memoria visual y el procesamiento cognitivo. Los juegos de fitness que incorporan movimiento físico, como Ring Fit Adventure o Hot Squat, pueden mejorar el equilibrio y tener mayores beneficios que la rehabilitación convencional en pacientes con esclerosis múltiple.

La pregunta es: ¿los juegos de disparos en primera persona tienen algún tipo de beneficio para las personas mayores?

En 2018, el doctor Gregory West, profesor asociado de psicología en la Universidad de Montreal, realizó un estudio con participantes de todas las edades. Descubrió que aquellos a los que se les asignó jugar durante horas a juegos de disparos en primera persona como Call of Duty experimentaron una reducción de la materia gris en la región del hipocampo del cerebro. Aquellos que jugaban a juegos que implicaban la exploración de mundos abiertos en 3D, como Super Mario 64 o Breath of the Wild (El aliento de lo salvaje), un juego de mundo abierto de la saga The Legend of Zelda, mostraron una mejora en la misma zona.

“Una reducción del volumen del hipocampo se asocia con un riesgo de padecer enfermedades neuropsiquiátricas a lo largo de la vida”, explica West: “Durante el envejecimiento, las personas mayores con menos actividad y materia gris en el hipocampo tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer”.

Sin embargo, matiza, eso no significa que los jugadores mayores deban dejar de jugar a los videojuegos de disparos en primera persona. “Realmente el análisis del impacto de estos juegos en el cerebro envejecido genera opiniones encontradas”, reconoce West.

Por un lado, el estudio de West no se centró en cómo los videojuegos afectan específicamente al cerebro de las personas mayores, y señala que las personas mayores que son jugadores competitivos exitosos probablemente ya tienen como punto de partida “unas capacidades cognitivas bastante buenas”.

Además, también hay beneficios sociales que se derivan de los juegos en plataformas multijugador, donde son populares los juegos de disparos en primera persona. “Los adultos mayores, al jugar a videojuegos en línea con otras personas y comunicarse a través de micrófonos, reciben una estimulación social real, y creo que ese beneficio positivo no se puede ignorar ni siquiera ante el posible riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer”, señala.

Mientras mantengas tu cerebro activo y en funcionamiento, no estás sentado sin hacer nada y deteriorándote. Alguien de mi edad puede mantenerse al día con la tecnología

Will, 72 años

Incluso en un contexto de disparos, las conversaciones en los juegos de combate pueden ser entrañables. “Los jugadores te dicen: 'Te quiero, abuelo. Sigue haciendo lo que haces' y expresiones así, que realmente te llegan al corazón», explica Will.

Una ayuda para las dolencias

El doctor Kris Alexander, una autoridad destacada en el diseño de videojuegos y profesor asociado de producción audiovisual en la Universidad Metropolitana de Toronto, cree que los videojuegos pueden ayudar a personas con diversas dolencias. Contribuyó al lanzamiento de GameRx, un centro de recursos en Internet con información sobre bienestar y videojuegos. Explica que un estudio de 2017 reveló que “si juegas al Tetris en las 48 horas siguientes a una experiencia traumática, puedes reducir el trastorno por estrés postraumático”. “Hay estudios que demuestran que si se sitúa a víctimas de quemaduras en espacios de realidad virtual donde están rodeadas de elementos fríos, su dolor se reduce”.

Alexander cree que los videojuegos pueden tener beneficios para las personas mayores. A través de una videollamada, me muestra la máquina recreativa personalizada que ha construido para albergar todos los videojuegos que ha tenido. “Para mi jubilación”, afirma: “Sin duda, cuando sea mayor, voy a jugar a videojuegos”.

Sin embargo, afecciones comunes como el dolor articular y la pérdida de visión pueden suponer un obstáculo para los jugadores mayores. A medida que crece este grupo demográfico, también lo hace la demanda de herramientas de accesibilidad. Y dado que la base de jugadores mayores es relativamente pequeña, Alexander reconoce que es poco probable que las empresas de videojuegos de alto presupuesto que están detrás de títulos tan exitosos como Call of Duty y Skyrim tengan en cuenta estas necesidades.

En 2010, Will tuvo que pasar por una operación para implantarle una placa de acero en el cráneo. Cuenta que, desde entonces, si se sienta en una silla “durante más de 20 o 30 minutos, se le adormecen todos los miembros, desde los hombros hasta las yemas de los dedos”. Ahora utiliza un teclado para videojuegos con forma de mano llamado Azeron Cyborg II, que permite a los usuarios con movilidad o fuerza limitada en las manos colocar las teclas del ordenador de forma que sean fáciles y cómodas de alcanzar. Otros mandos adaptados, como la tecnología de control por voz, los pedales diseñados para controlar con los pies o la boca y las modificaciones imprimibles en 3D para consolas como Xbox y Playstation, están haciendo que los videojuegos sean cada vez más accesibles en todos los formatos.

Will espera que otras personas mayores que lo vean jugar se animen y también lo hagan. “Si yo puedo hacerlo a mi edad y con esta discapacidad, tú también puedes”, afirma. Al fin y al cabo, nunca se es demasiado mayor para renacer.

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