'Resorts', criptomonedas y subte: políticos ultras y colonos israelíes debaten cómo crear una ‘Riviera' en las ruinas de Gaza

Un grupo formado por colonos y políticos israelíes de extrema derecha presentó la semana pasada en el Parlamento un plan para desplazar a los palestinos de Gaza con el objetivo de anexionarse el territorio y transformarlo en un complejo turístico de lujo y alta tecnología para israelíes.
El proyecto, llamado “Plan maestro para el asentamiento en la Franja de Gaza”, prevé 850.000 viviendas, ‘ciudades inteligentes’ de alta tecnología donde se comercie con criptomonedas, y un sistema de metro que recorra todo el territorio. Se inspira en una idea que Donald Trump compartió en febrero, cuando el presidente de Estados Unidos dijo que convertiría a Gaza en la “riviera de Oriente Medio”.
El texto del plan también se jacta de los beneficios económicos que generaría a Israel. “El derecho del pueblo de Israel a asentarse, desarrollar y preservar esta tierra no es solo un derecho histórico, es una obligación nacional y de seguridad”, dice.
El plan, al que tuvo acceso The Guardian, requiere el desalojo de unos dos millones de personas, la población actual de Gaza. Los expertos jurídicos advierten que un desplazamiento forzoso de tal magnitud equivale a una limpieza étnica.
“Se trata de un plan de limpieza étnica”, dice Michael Sfard, uno de los abogados de derechos humanos más importantes de Israel. “Según el derecho internacional, esto constituiría un crimen contra la humanidad, ya que la deportación es un crimen de guerra cuando se comete a pequeña escala, y un crimen contra la humanidad cuando se comete a gran escala”.
“Convertir Gaza en un paraíso”
El plan se debatió el pasado martes en la Knéset [el Parlamento israelí] durante una conferencia titulada ‘La riviera en Gaza: de visión a realidad’. Entre los ponentes figuraban la activista del movimiento de colonos Daniella Weiss y el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, uno de los dos miembros del gabinete israelí sancionados por países como Reino Unido. La conferencia suscitó críticas de políticos como Gilad Kariv, del Partido Demócrata, que acusó a Smotrich de incitar a la perpetración de crímenes de guerra.
“Los habitantes de Gaza no se quedarán allí, se irán a otros países”, dice Weiss a The Guardian durante una conversación telefónica. “Lucharemos contra los partidarios de Hamas, pero aquellos que quieran llevar una vida normal tendrán que abandonar Gaza debido al ataque del 7 de octubre”, añade. La colona sostiene que los palestinos serían reubicados en Egipto y en otros “países africanos” que no han sido especificados.
Weiss asegura tener una lista con los nombres de 1.000 familias israelíes que ya se han inscripto para vivir en Gaza una vez que los residentes palestinos sean expulsados. “Mi plan es convertir [Gaza] en un paraíso, en Singapur”, afirma.
Weiss representa a un grupo pequeño pero cada vez más influyente de colonos radicales que aspiran a ocupar ilegalmente la Franja de Gaza. Sus llamamientos a crear asentamientos israelíes se han intensificado tras el ataque liderado por Hamas el 7 de octubre de 2023, en el que unas 1.200 personas perdieron la vida, y la guerra de Israel en Gaza, que hasta la fecha ha matado a 60.000 personas.
La guerra arrasó gran parte de Gaza y destruido la infraestructura civil básica. El plan Riviera consiste en construir complejos turísticos de lujo sobre esas ruinas una vez que cesen los bombardeos de Israel.
Política de desplazamiento forzoso
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, negó la existencia de un plan de reasentamiento para los residentes de la Franja de Gaza, pero su ministro de Defensa, Israel Katz, sí sugirió un traslado de todos los residentes a una “ciudad humanitaria” en el sur de la Franja. Según los expertos jurídicos, el plan equivale a un proyecto para cometer crímenes contra la humanidad. El propio Ejército israelí rechazó una idea que entiende cómo una pesadilla en materia de seguridad.
Trump también planteó la posibilidad de expulsar a la población de Gaza, llegando a deslizar que la vecina Jordania reciba a los desplazados. El mandatario sugirió que Estados Unidos asumiera el control de Gaza para “desarrollar” el territorio, unas declaraciones que provocaron el repudio de organizaciones de derechos humanos por todo el mundo.
Mientras se celebraba la conferencia en la Knéset, la crisis de hambruna en Gaza seguía agravándose. Según la información de las autoridades sanitarias, en Gaza han muerto de hambre un mínimo de 113 personas, 45 de ellas en los últimos cuatro días. Las organizaciones humanitarias responsabilizan del creciente nivel de hambre extrema al bloqueo que ejerce Israel impidiendo la llegada de ayuda humanitaria a la Franja.
Los expertos en derechos humanos sostienen que la sugerencia de desplazar a los residentes de Gaza dentro y fuera del territorio no debe considerarse de forma aislada, sino como parte de una política de desplazamiento forzoso.
“Cuando una potencia ocupante crea un entorno coercitivo, reteniendo alimentos, por ejemplo, y ese entorno coercitivo no deja a la población civil otra opción que la de desplazarse, eso puede constituir un crimen de guerra de desplazamiento forzoso”, dice Janina Dill, codirectora del Instituto de Ética, Derecho y Conflicto Armado de Oxford.
Traducción de Francisco de Zárate.
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