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Trump, castigado con un ‘impeachment’ histórico por incitar a la violencia contra el Gobierno de EEUU

En la imagen, el presidente de EE.UU., Donald J. Trump.

María Ramírez

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Nunca un presidente de Estados Unidos había pasado por un proceso de impeachment dos veces. Ninguno había alentado a la insurrección contra el gobierno de su país. 

La Cámara de Representantes aprobó este miércoles la impugnación formal de Donald Trump por “incitar a la violencia contra el gobierno de Estados Unidos” con el apoyo de los congresistas demócratas y una decena de republicanos, incluida una de las líderes del partido, Liz Cheney. La resolución también condena a Trump por intentar revertir el resultado de las elecciones de manera ilegal presionando al republicano encargado de la gestión de las elecciones en Georgia. Es la resolución de destitución de un presidente con más apoyo bipartidista de la historia.

El voto llegó después de una sesión de debate larga y sombría, con algunos congresistas al borde de las lágrimas y la vigilancia de la guardia nacional en los pasillos. Las palabras contra el presidente fueron duras después de una semana “devastadora” en palabras de los propios republicanos. Varios congresistas de ambos partidos hablaron de cómo habían temido por sus vidas y las de sus familias.

Las palabras de Liz Cheney se repitieron a menudo en la sesión.

“El presidente de Estados Unidos convocó a esta turba, les juntó y encendió la llama de este ataque. Todo lo que sucedió después es su obra. Nada de esto habría pasado sin el presidente. El presidente podría haber intervenido de manera inmediata y enérgica para parar la violencia. No lo hizo”, dijo Cheney, que es la tercera en el liderazgo del partido republicano en la Cámara y una de las representantes del estado de Wyoming. “Nunca hubo una traición mayor de un presidente de Estados Unidos a su cargo y a su juramento de la Constitución”.

La congresista es la hija del ex vicepresidente Dick Cheney y una republicana conservadora (se enfrentó a su propia hermana, que es lesbiana, por el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo). Liz Cheney también rechazó el intento de algunos de sus colegas de cuestionar el resultado de las elecciones. En el mitin justo antes del asalto del Capitolio, Trump dijo que había que “deshacerse” de congresistas como Cheney. 

“Como ha dicho Liz Cheney” fue una muletilla usada este miércoles a menudo por congresistas demócratas en sus intervenciones durante el debate en la Cámara.

También votaron a favor del impeachment del presidente de su partido los republicanos John Katko, de Nueva York, Fred Upton y Peter Meijer, de Michigan, Adam Kinzinger, de Illinois, Tom Rice, de Carolina del Sur, Anthony Gonzalez, de Ohio, David Valadao, de California, y Jaime Herrera Beutler y Dan Newhouse, del estado de Washington. Kevin McCarthy, el líder de la minoría republicana en la Cámara, dijo que el presidente “carga con la responsabilidad de los ataques de la turba en el Capitolio”, pero decidió votar en contra de la resolución por la cercanía del fin del mandato del presidente, dentro de una semana.

La mayoría de los republicanos que intervinieron en la Cámara defendieron al presidente y evitaron referirse a la violencia en el Capitolio. El congresista Jim Jordan, de Ohio, incluso lanzó una petición para obligar a Cheney a dimitir. Jordan se quejó de que los demócratas estaban “cancelando” a su presidente. Uno de los últimos actos de Trump será condecorar a Jordan con la medalla de la libertad, un honor reservado a grandes personajes de la política y la cultura del país.

Los republicanos tenían libertad de voto, la práctica común en los partidos de Estados Unidos, pero, a diferencia de lo habitual, los líderes del partido no hicieron presión ni campaña a favor de ninguna postura. 

“Examinad vuestra conciencia”, les pidió Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de los Representantes. “¿La guerra del presidente contra la democracia respeta la Constitución?” “El presidente ha incitado a la insurrección, la revuelta armada, contra nuestro país”, dijo Pelosi en relación a la turba de seguidores de Trump que asaltaron el Capitolio y plantaron bombas caseras en las sedes de los partidos. Cinco personas murieron, entre ellas un policía.

Los republicanos que votaron a favor del impeachment rompieron con su propio pasado y marcaron un pequeño hito: la de este miércoles ha sido la resolución de destitución con más apoyo de los congresistas del mismo partido del presidente.

Hace un año ningún miembro republicano de la Cámara votó a favor del primer impeachment a Trump por abuso de poder y obstrucción del Congreso por la presión al presidente de Ucrania para que le ayudara en su campaña contra Joe Biden. Tres demócratas votaron entonces en contra. En diciembre de 2019, la Cámara aprobó la resolución por 230 votos contra 197 en el cargo de abuso de poder y 229 votos contra 198 en el de obstrucción al Congreso. En febrero de 2020, el Senado rechazó los cargos y sólo el senador Mitt Romney rompió filas con su partido. 

‘Impeached’ para la historia

Con esta votación, y pase lo que pase, Trump ya ha sido impugnado (“impeached”) en este juicio político previsto por la Constitución y que no excluye demandas penales o civiles en los tribunales ordinarios cuando termine su mandato como presidente el 20 de enero a las 12 de la mañana. 

El presidente ya está siendo investigado por la fiscalía de Washington por su discurso en el mitin del 6 de enero animando a sus seguidores a marchar al Capitolio y mostrar “fuerza” para “no perder” su país, y por sus tuits asegurando falsamente que había ganado las elecciones y prometiendo que la concentración en Washington sería “salvaje”. “Si no lucháis como locos (”like hell“ en inglés), os vais a quedar sin país”, les dijo a sus seguidores unos minutos antes de que lanzaran el asalto al Capitolio.  

El juicio político es, en cualquier caso, un símbolo para los estadounidenses. “Un segundo impeachment a Trump es la manera de crear un registro histórico que recuerde este insulto a la democracia”, dice Rick Perlstein, historiador y experto en la evolución de la derecha estadounidense desde los años 50, en una entrevista con elDiario.es.

La mayoría de los ciudadanos, entre ellos una minoría de republicanos, apoyan ahora este proceso de destitución.

Tal y como está previsto por la Constitución, la reprobación del presidente pasa ahora al Senado, que ejerce de tribunal político y decide si el presidente debe de ser destituido. En este caso, ya que las sesiones del Senado están suspendidas hasta después de la toma de posesión del nuevo presidente, el debate y votación sobre la culpabilidad de Trump será cuando ya no esté en el cargo. Ahora bien, el Senado también puede votar sobre la inhabilitación de Trump para un cargo público de por vida. 

17 republicanos… o menos

Para la condena política del presidente es necesario el apoyo de dos tercios de los senadores presentes. El nuevo Senado tras las elecciones está compuesto por 50 senadores demócratas y 50 republicanos, con el voto de calidad de desempate de la vicepresidenta Kamala Harris. Para condenar al presidente, si todos los senadores estuvieran presentes, sería necesario el voto a favor de 17 republicanos. Si hubiera senadores ausentes, harían falta menos votos para aprobar la condena. 

De momento, media docena de senadores han condenado las acciones del presidente y creen que deberían tener consecuencias: Romney, de Utah, Lisa Murkowski, de Alaska, Pat Toomey, de Pensilvania, Ben Sasse, de Nebraska, Joni Ernst, de Iowa, y Susan Collins, de Maine. Mitch McConnell, el líder de los republicanos en el Senado y hasta ahora presidente de la cámara alta, está a favor del proceso de impeachment según el New York Times, pero este miércoles dijo que aún no ha decidido cómo votará. Ningún senador republicano ha dicho claramente que vaya a votar a favor de la condena a Trump. La CBS preguntó a todos los senadores republicanos y nueve contestaron que votarán en contra

El proceso de destitución de Estados Unidos viene de la tradición inglesa por una norma del siglo XIV. En Reino Unido ya no se usa, pero así se quedó en la Constitución de Estados Unidos. Alexander Hamilton, secretario del Tesoro y fundador del país muy preocupado por el posible ascenso al poder de tiranos, explicó que el impeachment era “un método de investigación nacional de la conducta de los hombres públicos” que pudieran haber violado “la confianza pública”. 

En la historia de Estados Unidos, sólo dos presidentes han sido formalmente impugnados por la Cámara de Representantes: Andrew Johnson, en 1868, y Bill Clinton, en 1998. En ambos casos, el Senado votó a su favor después. En 1974, Richard Nixon dimitió antes de que votara la Cámara de Representantes cuando se dio cuenta de que estaba perdiendo el apoyo de sus colegas republicanos. 

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