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SOY GORDA (ESEGÉ)

Las extrañas de pelos largos

Harnaan Kaur es modelo y activista antibulling.

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Tengo conmigo el libro Mujeres barbudas, Cuerpos singulares de María José Galé Moyano, doctora en Filosofía por la Universidad de Zaragoza, publicado por edicions Bellaterra en 2016. El ejemplar me lo prestó la colega Dolores Curia. Los pelos y las barbas me interesan.

Curia escribió sobre Mujeres barbudas en el suplemento Soy de Página 12. A contramano de aquellas que eran mostradas y explotadas por el dueño del circo, las contemporáneas “ya no son las monas de nadie: crean sus propios retratos y los ponen a circular. Se apropian de su vellosidad como diferencia, poder, capital piloso. Sin duda el feminismo y la teoría queer les dieron armas para decirse de otros modos, tejer redes, empezar a hablar de sus cuerpos por fuera de la mirada diagnóstica y con voz propia”.

La inglesa Harnaan Kaur (32 años) es barbuda, activista antibulling y modelo. Da conferencias en escuelas y aconseja a quienes padecen distintas formas de acoso. Con una mochila con réplicas pequeñas de su cara, que lleva y trae a todos lados, Harnaan se planta: “No creo en el género. No sé por qué razón ser mujer debería limitarse a tener una vagina y ser hombre a tener pene, a quién se le ocurrió la división entre el rosa y el celeste”.

Hasta no hace tanto, iba a depilarme con frecuencia, un hábito generacional -un padecimiento mensual- al que renuncié hace un par de años, con excepción de una visita que le hago a la arranca-pelos, al comienzo del verano. 

Sé que el vello es todo un tema para muchísimas mujeres y personas trans. Para algunas por exceso, para otras por falta. En los últimos años, muches jóvenes andan con sus pelos al viento, sin someterse al tremendo dolor de la cera caliente, la que se lleva, arrasa, las pilosidades del cuerpo.

No depilarse se convirtió en una manifestación de libertad para les chiques de las nuevas generaciones, conquistada con la última ola feminista. De esa soltura para dejar los pelos al aire libre, a la vista de todes, me anoticié caminando por las playas de Brasil en los 90 y en las orillas del Mediterráneo, algo después. No era tan usual entonces.

Adolescentes y jóvenes por tenerlos y mostrarlos, personas trans por procurarlos y otras por carecer de ellos han sido criticadas. Ocurre con quienes deben realizar tratamientos oncológicos que debilitan el cabello. Elles deciden, sencillamente, raparse.

La revolución de los pelos se extendió a las peladas por gusto, que con eso debería bastar y sobrar, y a quienes entran en canas y eligen no teñirse. Soy una de ellas. ¿Por qué tenemos siempre que seguir un modelo único? Si tenés poco o no tenés, hay que cubrirse; si sos canosa, hay que teñirse; si tenés mucho, hay que taparse. Siempre hay que... ¿A cuento de qué tantas obligaciones? Es suficiente seguir el propio deseo, sobre todo cuando hacerlo no daña a nadie.  

Hay cuerpos aceptados por el resto de los mortales y otros que no parecen aptos para existir y deben ser reparados o modificados para “merecerlo”. Qué locura. Cuando rompen con la norma por color, tamaño, antigüedad o pelambre son burlados, ignorados, excluidos, aislados.

La mirada de Moyano, la autora de Mujeres barbudas, quiebra y confronta las certezas acerca de lo corporal, a partir de la necesidad de re-situarse y encontrar espacios de resistencia para abrir lugares más habitables.

Ella nos dice que es probable que el cuerpo haya estado considerado históricamente en inferioridad con relación al alma por su condición material. El cuerpo se corrompe. Durante siglos sólo se lo ha pensado bajo el paraguas del control, del sometimiento a lo racional, fijado a un canon. Moyano biografía a mujeres barbudas en una línea de tiempo que nos permite conocer su contexto social. Vale la pena buscar ese libro y dedicarle la lectura.

Vi la película Rosalie, (2023) la segunda de la francesa Stéphanie Di Giusto. Es un canto audiovisual a la diferencia y se centra en la vida de una mujer que esconde una buena cantidad de pelo bajo su ropa por miedo al rechazo. Desea tener un marido e hijos, pero si muestra su singularidad intuye que no podrá llevar la vida que quiere.

Sin embargo, se cansa de esconderse, sale ante una multitud que ya murmura sobre ella y dignifica su status con serenidad. Un hombre se acerca y tira suavemente de la barba para comprobar si es real. “Eres hermosa, Rosalie”, le dice. Las cosas cambiarán, pero no voy a espoilear cómo sigue. El filme de Di Giusto es un signo de que los tiempos se modifican, gracias a la polifonía de voces que reivindica lo distinto.

 Vi las obras Los días afuera (en el Teatro Alvear) y El fondo de la escena (El Portón de Sánchez). También una película sobre Osvaldo Bayer, El Testigo, en el Gaumont.

Dirigida por Lola Arias, Los días afuera es un espectáculo musical y bailado sobre la vida después de la cárcel. Lo interpretan mujeres y personas trans que estuvieron presas. Muy pronto, elles viajarán para presentarse en distintos festivales europeos. “El teatro sólo existe cuando las personas están presentes. Este proyecto les ofrecerá a sus protagonistas la experiencia de los ensayos, de las presentaciones y los viajes. También un trabajo y, lo más importante: les dará esperanza. Para mí es una forma de devolverles algo de todo lo que me dieron. Porque confiaron en mí y siento que tengo que estar a la altura”, dice Arias en el programa de mano.

En la escena todo es despliegue de movimiento y color, alegría y celebración. No es que esté ausente la evocación del dolor, pero la energía vital es una oda al futuro, que compensa los sinsabores y dan ganas de correr y abrazar a esas criaturas que pudieron reescribir sus experiencias ásperas.

El fondo de la escena cuenta el reencuentro de tres hermanas en el sanatorio donde está internada su madre. La institución quebró y la están desmantelando. Allí, además, se filma una película de terror donde las mujeres y el personal sanitario son invitados a participar como extras. La competencia y viejos rencores tensionan el vínculo entre las protagonistas que se resisten a ser donantes de la madre y esa realidad se superpone con la ficcional del rodaje. La obra confronta el deber ser, la representación, con el deseo.

Con mucho de absurdo y diálogos disparatados, Fernanda BercovichFabiana BrandanFiorella CominettiLautaro MurúaFernanda Pérez BodriaCatalina Piottiy Santiago Zapata animan los distintos personajes de El fondo de la escena. Cada rol libra una lucha por no caer ni formar parte de una masa homogénea. Quieren preservar su autenticidad.

El documental sobre el autor del libro Los vengadores de la Patagonia trágica es de Norma Fernández, que lo conoció durante una entrevista en 1991. Lo que unió a la realizadora y el escritor y periodista fue una amistad con preocupaciones y sensibilidad comunes, además de la militancia en derechos humanos“. Bayer, un anarquista de izquierda y sin partido, reivindicó y dignificó la lucha de las mujeres en distintas oportunidades de nuestra historia. Sobre todo, a las putas del burdel La Catalana, en el puerto de San Julián, quienes protagonizaron un hecho relevante durante el 17 de febrero de 1922.

¿Qué hicieron aquel día las trabajadoras sexuales?

Se negaron a atender a los soldados del Décimo Regimiento de Caballería del teniente coronel Héctor Varela a quienes acusaron del asesinato de los obreros de la rebelión patagónica. Las prostitutas fueron detenidas, aunque el comisario prefirió no ejecutarlas para no convertirlas en mártires ni engrandecer su actitud. Esa protesta publica fue la única que hubo en el país, luego de la represión masiva contra los trabajadores del sur.

LH/MF

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