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- Tengo dos millones de quilombos antes que la AFA.

Alberto Fernández gambeteó la consulta que un colaborador le hizo en las últimas horas y pareció, por un instante, desentenderse del tema que desató un fuego cruzado en el fútbol. “No me metan en el tema”, ordenó pero, antes de cerrar el capítulo, deslizó un comentario plagado de sobreentendidos: “Lo que es cierto es que AFA podría tener una mejor representación institucional”.

Fernández opera en doble faz: ordenó no involucrarse en la maniobra para desplazar a Claudio “Chiqui” Tapia pero, en varias conversaciones que reconstruyó elDiarioAR, trasmitió su descontento con el dirigente. No lo oculta: en Santiago del Estero, en el acto de inauguración del estadio el 4 de marzo pasado, esquivó a Tapia, se escabulló a paso rápido y anticipó su regreso, sin ver el partido, para no tener que fotografiarse con el presidente de la AFA.

La escena, pintoresca pero de valor político, involucró a “Wado” De Pedro, Gabriel Katopodis y Matías Lammens, ministros nacionales, el gobernador Gerardo Zamora y a Pablo Toviggino, adjunto de Tapia en la AFA y ordenador de los clubes del interior, una pieza clave en el ajedrez de poder del fútbol.

De ese recelo de Fernández con Tapia, se nutren otros movimientos como el que derivó la semana pasada en una impugnación de la asamblea que en mayo del 2020 reeligió a “Chiqui” hasta 2025. La hizo Nueva Chicago, el club donde tiene peso Daniel Ferreiro, dirigente que integró el primer anillo de Tapia, y que tiene terminales con Lammens y Leandro Santoro.

Pero la malquerencia presidencial con el uno de la AFA no es nueva: a mediados de 2020, habló de cosas que no le gustaban en la AFA e invocó una conversación con Marcelo Gallardo, el DT de River, con quien se vinculó a través de Gustavo Béliz,. Gallardo y “Juanse”, el líder de Ratones Paranoicos, son dos de los amigos famosos del funcionario albertista.

Así y todo, por dos vías, Fernández le hizo llegar a Tapia que no promueve un putsch en su contra. Santiago Cafiero, el jefe de Gabinete, le trasmitió que el gobierno “no se va a meter” en la pelea por la AFA. Cruzaron mensajes el lunes y charlaron, por teléfono, el martes. Eufórico, Tapia salió a contar el diálogo y lo invocó como un blindaje, luego de una semana de fuego intenso sobre su figura.

Esta semana, el presidente almorzó con Hugo Moyano, ex suegro de Tapia y principal sostén suyo en la AFA. Aunque Fernández le dijo que la AFA no es un tema en su agenda, le hizo objeciones sobre Tapia y reclamó mejorar la “representación institucional” de la entidad.

Son dos certezas simultáneas: Fernández ve mal a Tapia pero no se lanzará, ni atizará abiertamente, una cruzada para desplazarlo aunque tampoco hará nada para impedir que desde Casa Rosada, o despachos oficiales, se activen operativos en ese sentido. El fútbol es un atmósfera inusual donde la lógica partidaria, por pasión o intereses, se presenta de maneras curiosas.

En ese gris, todos juegan y todo vale. Marcelo Tinelli se vio con Fernández, le contó su interés por la AFA y el presidente le dio su OK, según reconstruyó elDiarioAR de dos fuentes oficiales. Esta semana, Mario Leíto, diputado nacional del PJ y presidente de Atlético Tucumán, salió a postular a Tinelli para presidir la AFA, pero no pudo coronar esa jugada con una reunión que tenía planificada en la provincia, con el auspicio de Juan Manzur, a los equipos de la Liga.

Tapia, que entendió esa reunión como una conspiración, se movió junto a sus aliados y logró desactivarla. El jefe de la AFA admite, según cuentan a su lado, que la relación con el gobierno no es buena. Señala que colaboró con la Casa Rosada y con Axel Kicillof, pero deja como advertencia final que su continuidad en el cargo no depende de la política: “A mi me eligen los clubes, no los dirigentes políticos”.

Por eso, los ojos se posan en el vínculo Tapia-Toviggino: si el santiagueño, referenciado en Zamora, despega del titular de la AFA, teoría que agitan en el frentodismo, la relación de fuerzas podría alterarse. “El Chiqui le dio mucho al ascenso, es muy difícil que eso se rompa”, advierte un dirigente del entorno de Tapia. En otros campamentos dicen que ese vínculo está en crisis.

Frente de algunos

Como en casi todos los frentes, salvo en el de combatir a Mauricio Macri, el oficialismo se mueve con lógica tribal en el capítulo AFA. El malestar de Fernández pero sin prioridad en el tema, el silencio de Máximo Kirchner, los albertistas que siembran bombas sucias contra Tapia y Sergio Massa, el apoyo de Moyano a Tapia.

Tapia tiene mandato hasta octubre pero renovó, en mayo del 2020, hasta 2025. La impugnación que recayó en la IGJ requiere de un click político: Ricardo Nissen, titular de ese organismo, está en su cargo porque se lo pidió Cristina Kirchner que, luego, de los sugirió al presidente. “No hay nada”, avisa a los curiosos y cierra el tema pero circula, por otros lados, que la asamblea reeleccionista de Tapia podría voltearse con cierta facilidad.

“No hay plan: cada uno hace lo que le parece: muchos queremos sacar a Tapia pero no hay plan ni hay candidato”, coinciden en diálogo con elDiarioAR tres dirigentes políticos del FdT involucrados en el mundo del fútbol que siguen los vaivenes de la AFA.

A los movimientos de Ferreiro, que este domingo enfrenta elecciones en Chicago, se sumaron las palabras de Marcelo “Tigre” Achile, de Defensores de Belgrano, en cuyo estadio Fernández asumió la presidente del PJ el lunes pasado. Achile tiene terminales políticas en dos integrantes de la mesa de amigos del presidente: Julio Vitobello, secretario General de la presidencia, y Alberto Iribarne, embajador argentino en Montevideo. Ex socio de Tapia, Achile se declara albertista y anunció sus ganas de presidir la AFA. Fue uno de los factores que llevaron al gobierno a avisar que no promueve una cruzada contra Tapia. Vitobello fue uno de los encargados de hacerlo y aprovechó, de paso, para relativizar su cercanía con Achile a quien conoce desde hace décadas.

Otro actor del universo Fernández fue más lejos: Claudio Ferreño, amigo del presidente y jefe del bloque de legisladores del FdT porteño, compartió el miércoles con Tapia un acto por el 24 de marzo. El mismo día, en el Estadio Diego Armando Maradona de La Plata, “Chiqui” esperó plantar un árbol con Axel Kicillof, pero el gobernador mandó en su lugar a Carlos “Carli” BIanco, su jefe de Gabinete.

Un ministro bonaerense, Augusto Costa, se corrió de la pelea en Velez donde compitió Sergio Rapisarda, actual presidente, que en estos días circuló una foto junto a Tinelli. Traducción: el conductor de TV, de diálogo con Fernández, salió a respaldar a un candidato enfrentado con un funcionario de Kicillof, que al menos en la lógica del fútbol opera en el sistema Máximo.

Massa, asociado a Máximo, extiende sus tentáculos en el mundo del fútbol y tiene como figura central a Nicolás Russo, de Lanús, que suele aparecer como candidato a la AFA aunque en el entorno de Tapia señalan al jefe de los diputados como uno de los mejores interlocutores en el FdT.

La TV juega su propio partido. La renovación del contrato con Disney generó incomodidad en el gobierno y críticas a Tapia. Por delante queda la renegociación con Turner, con quien en paralelo el gobierno negocia la cesión de dos partidos para la Televisión Pública (TVP). Además de la cerrazón, se topó con una novedad inquietante: Turner designó como interlocutor a Enrique “Quique” Sacco, pareja de María Eugenia Vidal, a quien sectores del PRO empujan para competir por la presidencia de Independiente, butaca que ocupa Moyano. Vía Sacco, Turner se resiste a ceder partidos para la TVP, según confían fuentes oficiales.

Con varios frentes abiertos, en el FdT buscan señales para ordenar el juego. Un mecanismo posible, según confiaron dos fuentes a elDiarioAR, es que salga una resolución de la IGJ sobre la asamblea y que ese movimiento sirva como detonante para unificar todas las posiciones del oficialismo. El tapismo, el naciente ismo de Tapia, duda que eso se produzca y milita, en silencio, con una advertencia: si voltean la asamblea de la AFA, en la que participó la inmensa mayoría de los clubes, ¿qué garantiza que mañana no hagan lo mismo con otros organismos o clubes?

PI

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