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Denuncia el extractivismo

“La hija del No”: el documental sobre la megaminería que destaca el rol de la universidad pública y los científicos

"La Hija del No", película documental con interés declarado del INCAA.

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“Un pueblo con conocimiento puede elegir su destino”, dijo la directora del documental “La hija del No”, Silvina Hermosa, en su presentación en el Cine Gaumont de la Ciudad de Buenos Aires, el pasado miércoles 7 de mayo. Silvina es la hija de la docente y química Marta Sahores, una de las “madres” del rotundo “No” que se expresó en marzo de 2003 en la ciudad chubutense de Esquel, contra el avance de la megaminería con uso de cianuro. 

Así lo señalan las y los realizadores: “Este film se propone narrar la historia de las docentes de la universidad pública argentina que se dieron el trabajo de investigar y denunciar el impacto ambiental, de desarmar el discurso extractivista mentiroso y generar la movilización por el voto popular en el plebiscito del año 2003 que determinó que la ciudadanía de Esquel expresara un rotundo ‘No a la Minería a cielo abierto’. La asamblea de vecinos de Esquel y su experiencia de resistencia se conoce en todo el mundo y es un ejemplo a seguir en diversos ámbitos”. 

Con un enfoque intimista, la hija de una de las protagonistas recorre esta historia recuperando la mirada de los principales protagonistas de la historia. “Esta película requiere documentar la experiencia, contribuir a generar un ejercicio de memoria y volver a considerar que ‘Lo personal es político’”, señalan los realizadores.

Muchos de los testimonios que recoge el documental, que también incluye valioso material audiovisual de archivo, fueron filmados durante el 20° aniversario del plebiscito del 23 de marzo de 2003, es decir en marzo de 2023. Y entre las participantes de ese aniversario, que contó con decenas de charlas y paneles, estuvo Nora Cortiñas, emblema de las Madres de Plaza de Mayo. La centralidad de “Norita” en “La hija del No” no busca simplemente rendir culto y homenaje (inevitable tras su reciente muerte en 2024), sino que funciona como una intersección entre las profundas diagonales políticas y biográficas sobre las cuales trabaja el documental.

Sahores y su familia tuvieron que exiliarse en Ecuador durante la última dictadura cívico-militar. La cátedra en la que Marta daba clases en la Universidad de Buenos Aires había sido censurada “por marxista”. El retorno a la Argentina, tras la Guerra de Malvinas, fue a Esquel, porque la universidad pública necesitaba profesionales. “Es Quito en miniatura”, le dijo Marta a sus hijos en 1983.

El documental también pone el foco en los vínculos familiares, especialmente la relación madre-hija, cuando son atravesados por la política y por el activismo, en este caso socio-ambiental. Cómo afecta a una familia la persecución durante tiempos de dictadura pero también la persecución y las amenazas en democracia, durante las primeras denuncias junto a la también académica Silvia González, contra el uso de cianuro en los proyectos mineros que se tenían pensados para Esquel en los 2000. Continuidades en los métodos del poder económico para hacer valer sus intereses. La potencia del vínculo materno, atravesado por la política, aparece en la Madre de Plaza de Mayo y en la madre e hija del No a la megaminería. Por eso “lo personal es político”. Y como un plus, la directora no rehúye a la complejidad personal de dicho vínculo. “Tomé mucho y también tuve que desmarcarme”, dice su voz en off durante el documental.

Por último, en un fragmento del documental donde Nora Cortiñas y Marta Sahores están juntas frente a cámara, se invoca la palabra “feminismo”. “Nosotras, las Madres de Plaza de Mayo, éramos feministas sin saberlo”, dice Norita. De hecho, el protagonismo de las mujeres en la lucha política es otro rasgo distintivo que refleja la “La hija del No”. Es Pablo Lada, referente del Movimiento Antinuclear del Chubut (MACH), quien subraya con su testimonio este rasgo distintivo del heterogéneo movimiento del “No a la Mina” en Chubut. “Las mujeres siempre se han puesto al frente en esta lucha, quizá es porque sienten más el territorio”.

Antes de comenzar la proyección del documental en el Cine Gaumont, Silvina cedió la palabra a Marta Sahores, su madre: “Gracias por seguir este tema que es tan importante, como miembro de la universidad pública y gratuita de este país, me sentí obligada hace 22 años a investigar mucho sobre el tema de la minería y su contaminación. Para difundir, porque me parece importantísimo que la gente conozca. El conocimiento nos hace libres. No fui yo sola, fuimos muchos y seguimos siendo muchos los que estamos defendiendo el ambiente. Hoy el tema es el uranio; en Chubut vienen por el uranio, vienen por todo y tenemos que seguir luchando”.

Luego habló la directora, junto a casi una decena de integrantes del equipo de realización del documental: “Esta historia sale a la luz por una política pública que ahora quieren vapulear, denostar, y también censurar. Me refiero al fomento de la industria audiovisual. Quiero agradecer también a los trabajadores y trabajadoras del Incaa. Hay algunos que todavía están pero hay más de cuatrocientos que ya no trabajan en la institución. Hace un año y medio no se otorga ningún subsidio a ninguna película de cine nacional. Las películas documentales tenían una semana de exhibición en el cine, hoy tenemos una única función”.

Y siguió: “Quiero agradecer también a la universidad pública que cobijó a muchos de nosotros y hoy tenemos que seguirla defendiendo. Hoy hace más de doscientos años fue promulgada la ley de minería en nuestro país, proclamando 'el progreso y el desarrollo'. Nada de eso se ha visto por acá, sino preguntémosle a Jachal, a los vecinos y vecinas de La Alumbrera en Catamarca o a los de Veladero en San Juan. Ya creo que es suficiente, no podemos permitir que nos consideren zona de sacrificio, ahora para una transición energética de unos pocos. A pocos kilómetros de Esquel, en Trevelin, las comunidades originarias no tienen electricidad, ¿de qué transición energética están hablando?”.

“La hija del No” funciona como una prueba ácida para comprender por qué determinados actores del poder político y económico (la megaminería presenta abundantes ejemplos de cómo suelen operar en tándem), tienen como objetivo estratégico el desfinanciamiento y la privatización tanto de la universidad pública como del cine y la industria audiovisual. Justamente, para evitar que vean la luz documentales como éste, que son una conquista, porque uno de los principales rasgos del discurso pro-megaminería es el de presentar a quienes dicen No como fanáticos sin argumentos, sin ciencia, sin anclaje en las comunidades. “Ambientalistas” en abstracto.

Pero como decía el escritor David Viñas, “decir No es empezar a pensar”, y al historizar la lucha y cifrarla en clave de una de las tantas miles de biografías que la componen, el discurso verdaderamente negador de las mineras se diluye. Este documental es un aporte en tiempos donde se profundiza el avance del extractivismo y el saqueo ambiental tras la aprobación del RIGI (Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones) en el Congreso Nacional (con el apoyo de la mayoría de los bloques opositores) y en numerosas provincias, incluída Chubut. Allí Milei, casi como un mantra, cifra la expectativa de la generación de “dólares genuinos” en minería y energía. Y las visitas a Argentina de funcionarios norteamericanos como Scott Bessent y Alvin Holsey, tienen como tópico estratégico la extracción de recursos naturales y bienes comunes en el Cono Sur.

Finalmente, la directora dedicó la proyección en el Cine Gaumont a Lautaro Martínez, un joven de poco más de veinte años nacido Rawson, Chubut. “Lautaro se quitó la vida porque no pudo soportar el hostigamiento judicial y mediático del cual fue objeto, así operan los poderosos”, dijo. 

Este hecho sucedió el pasado 22 de abril, a pocas horas de conocerse la condena en una causa que las asambleas denuncian como completamente diseñada a medida del poder económico y político de turno en Chubut, conocida como “los vecinos del Chubutazo”. La causa se refiere al daño de edificios públicos en la ciudad de Rawson, durante la pueblada de diciembre de 2021, tras la aprobación en la legislatura provincial de una ley de “zonificación minera” que impulsaba el gobernador Mariano Arcioni, lo cual implicaba en los hechos la entrada de la megaminería a Chubut de la mano del “Proyecto Navidad”, ubicado en los departamentos de Telsen y Gastre, a explotar por la minera canadiense Panamerican Silver, interesada en la extracción de plata, plomo y cobre.

Un proyecto históricamente resistido en la meseta chubutense, con las comunidades mapuche-tehuelche a la cabeza. Inéditamente, y solo equiparable a lo sucedido en Mendoza en 2019, también en relación a la megaminería, una semana después la ley de “zonificación” tuvo que ser derogada por los mismos legisladores que la habían votado, por la enorme presión de las movilizaciones en las principales ciudades y de un incipiente estado de huelga general en la provincia, conocido como “Chubutazo” o “Chubutaguazo”. Lautaro, a quien se acusaba de “daños agravados, concursados idealmente entre sí, en concurso real con hurto agravado”, finalmente fue absuelto.

MU/MC

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