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Vacunatorio VIP

Un rastreo que arrancó el sábado en Olivos y con las horas agravó el malestar con Ginés

Alberto Fernández / Casa Rosada

Pablo Ibáñez

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“Ginés se cortó solo”. La frase partió de la cima del gobierno el lunes al atardecer, 40 minutos después de que se difunda la lista con 70 personas que, por indicación del Ministerio de Salud, fueron vacunados en el Hospital Posadas, un mix que se reconstruyó durante el fin de semana y que aportó, al filo de la publicación, nombres que en Casa Rosada desconocían y de los que tampoco tenía conocimiento el presidente Alberto Fernández.

El detalle, que se dio a conocer el lunes a las 18:02, se empezó a rastrear en Olivos el sábado, en la previa de la asunción de Carla Vizzotti como ministra de Salud, cuando se instaló la sospecha -confirmada con las horas- de que los inmunizados VIP podían ser más que los diez incluidos en la nómina que trascendió el viernes a la tarde. En ese primer listado figuraban, entre otros, el periodista Horacio Verbitsky, el empresario de medios Florencio Aldrey Iglesias, además de los legisladores Eduardo Valdés y Jorge Taiana.

Recién el lunes, Fernández y el jefe de Gabinete conocieron que en la nómina figuraban, entre otros, el ex presidente Eduardo Duhalde, su esposa y dos de sus hijas, y Procurador del Tesoro Carlos Zannini y su esposa Patricia Alsua.

El sábado, Fernández tuvo una reunión larga con Vizzotti. Volvió a verla el domingo. El viernes, durante el encuentro en Casa Rosada durante el cual le ofreció el cargo del renunciado GInés González García, la había consultado sobre el vacunatorio irregular. La entonces vice, que por indicación médica no recibió la Sputnik V, contó que en Salud se había inmunizado buena parte del staff, argumentó que era por la exposición y no lo consideró inadecuado. Dijo que desconocía sobre otros vacunados VIP.

Detalle: casi todos, menos ella, la número dos de la cartera.

Recién el lunes, según confirmó elDiarioAR de dos fuentes de gobierno de primer nivel, Fernández y el jefe de Gabinete Santiago Cafiero conocieron, a través de Vizzotti, que en la nómina figuraban, entre otros, el ex presidente Eduardo Duhalde, su esposa Chiche y dos de sus hijas, además del Procurador del Tesoro Carlos Zannini y su esposa Patricia Alsua.

Con el goteo informativo, en el Gobierno se agravó la mirada sobre el desempeño del exministro, a quien le atribuyeron la larga lista de vacunados VIP, es decir los que se vacunaron sin una disposición administrativa oficial. “La mayoría de la lista fue enviada por Ginés”, indicó un funcionario a elDIarioAR y afirmó que, en Presidencia, recién tuvieron conocimiento el lunes de la lista final en la que aparecen dirigentes como Hugo Curto, Jorge “Topo” Devoto o Carlos Mao, secretario privado de Duhalde.

A medida que pasaron las horas, y aparecieron nuevos nombres, la posición oficial se volvió más incómoda. A Zannini, aunque el dato de que había sido vacunado lo tuvieron el lunes, lo incluyeron en el grupo de “personal de toma de decisiones” o “estratégico”, según la categoría oficial para justificar que algunos funcionarios que no forman parte de grupos de riesgo, en particular por la edad, hayan sido vacunados.

La mecánica era simple: uno de los vacunados le relató a elDIarioAR que llamó a la privada de Salud, contó que por su situación debía vacunarse y le indicaron el turno para hacerlo en el Hospital Posadas.

“Ginés se cortó solo: nosotros enviamos la lista del equipo de presidente, de Cancillería y de Economía, personal considerado estratégico. De los demás nos enteramos después, explicó la fuente oficial y apuntó que, por ese desmanejo -que luego se magnificó-, Fernández ordenó la salida de González García del Gabinete nacional y su reemplazo por Vizzotti. Hubo, sobre todo, fuego sobre Lisandro Bonelli, el jefe de Gabinete de Salud, que este lunes presentó la renuncia y a quien, en el detalle fino, le atribuyen haber sido uno de los ejecutores del llamado Vacunatorio VIP.

La mecánica era simple: uno de los vacunados irregulares relató que llamó a la privada de Salud, contó que por su situación debía vacunarse y le indicaron el turno para hacerlo en el Posadas.

Burbujas

El sábado, en Olivos, había dos discusiones simultáneas. Una sobre cuál era la lista final de vacunados. Por la noche, en el Gobierno admitían que había “unos 20 vacunados” por pedido de Casa Rosada, entre los que estaban además de Fernández, el secretario general de la Presidencia Julio Vitobello, el secretario de Comunicación Juan Pablo Biondi y, entre otros, el canciller Felipe Solá, pero juraban desconocer cuán extensa y variopinta era la lista Ginés.

La “sorpresa” del sábado fue la inclusión de Martín Guzmán, ministro de Economía, quien se inmunizó en enero por indicación de la Unidad Médica Presidencial y por un pedido, a priori informal, de organismos multilaterales a los que acudirá durante su gira de marzo.

Hasta ahí, aun a desgano y con objeciones, se entendía la cuestión de “persona de toma de decisiones” o “estratégica”. Eso, aunque se habló en la mesa chica del Gobierno, nunca terminó de resolverse y, por tanto, no se estableció un protocolo que defina -vía una resolución- qué funcionarios debían ser vacunados.

En la lista de los 70, donde figuran muchos que se vacunaron por indicación de la Unidad Médica Presidencial, aparecen varios en zona gris: secretarios privados, responsables de ceremonial o colaboradores que, según su rango, no está claro sin son estratégicos. En otros casos, como los de los embajadores Daniel Scioli (Brasil) y Domingo Peppo (Paraguay), la justificación oficial fue que están expuestos en países con alta circulación, pero no hubo, en ninguno de los dos casos, una indicación formal vía Cancillería.

Se analizó como difundir la lista y se recomendó que no se incluya información que podría ser una justificación pero, al mismo tiempo, no publicable, como que alguien tiene determinada enfermedad.

La discusión sobre los vacunados estratégicos ganó volumen el sábado cuando era tarde, la crisis había estallado y los problemas operativos eran otros: por un lado, determinar la dimensión real de los vacunados VIP y, por otro, analizar si la difusión pública de esa lista era legal. Hubo consultas cruzadas, se le pidió opinión a la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, que advirtió que había que tomar recaudos antes de difundirla y, además, recomendó que no se incluya información que podría ser una justificación pero, al mismo tiempo, no publicable. Por caso, que alguien tiene determinada enfermedad.

Por otro carril circuló, más conceptual que jurídico, el debate sobre quiénes deben o no vacunarse. De los veintún ministros, solo cuatro lo hicieron: González García, Solá, Guzmán y Jorge Ferraresi, de Hábitat, que se vacunó apenas empezó la campaña dentro de lo que se llamó plan para darle “credibilidad” a la vacuna en aquellos días, pre informe de The Lancet, cuando había una campaña furibunda contra la Sputnik V.

PI

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