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131 diputados dieron quórum

Con el malestar social como ariete de batalla, la oposición sesiona por fondos para jubilaciones y discapacidad

Discapacidad y jubilaciones serán los ejes de la sesión

María Cafferata

4 de junio de 2025 07:24 h

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Este miércoles, la oposición se juega la batalla final que definirá si, en lo que resta del año, se podrá avanzar en una agenda opositora en la Cámara de Diputados o si, en cambio, habrá que cerrar el Congreso hasta que finalice la campaña electoral. Con el malestar social como ariete de batalla, el peronismo, el pichettismo y el radicalismo díscolo consiguieron 131 legisladores para el quórum para impulsar un paquete proyectos que funcionan como contracara de la última semana de protestas callejeras: aumento a las jubilaciones, emergencia en discapacidad, emergencia pediátrica en el Garrahan y presupuesto universitario.

La sesión comenzó al mediodía, luego de 24 horas previas que se vivieron en la Cámara baja con frenesí de ansiedades y reunionismo furioso. Ninguno está confiado, ni oficialismo ni oposición, pero ambos sectores apuestan a presionar a los indecisos con las herramientas que les quedan: el Gobierno, la promesa electoral y la chequera de la administración pública; la oposición, la tensión creciente en las calles.

La oposición apostó a todo o nada a esta sesión. Tras el fracaso de hace un par de semana, la multipartidaria opositora que se percibe como el “Grupo A” de Milei tomó la decisión de cambiar la carátula de la sesión: el eje es el descontento social, los reclamos de los médicos y los jubilados, y no la agenda institucional de la cripto $LIBRA o la Auditoría General de la Nación (AGN). Fue así que se construyó un temario que parece una síntesis del repertorio de protestas de los últimos días.

Se incluyó la Emergencia en Discapacidad hasta 2027, que busca garantizar el financiamiento de las pensiones no contributivas e incrementar el presupuesto de la Agencia Nacional de Discapacidad. Además, sumaron una actualización del bono de jubilados que cobran la mínima, así como una prórroga de la moratoria previsional vencida y su alternativa: una prestación proporcional de vejez. Y también agregaron una emergencia por las inundaciones en la Provincia de Buenos Aires.

Pero eso no fue todo. Aprovechando el empuje de las protestas, buscarán emplazar a la comisión de Presupuesto, que preside José Luis Espert, para tratar dos temas: la situación de emergencia en el Hospital Garrahan y la actualización presupuestaria de las universidades. Un tamiz de la conflictividad social que tendrá su correlato en la calle, mientras se desarrolle la sesión, justo en frente del Congreso: una postal de unidad de calle y palacio que la oposición buscará aprovechar.

La clave es esa: presionar a los gobernadores con el escrache social. “Si no acompañan a los médicos del Garrahan o a las familias de personas con discapacidad entonces hay que cerrar el Congreso, ya está”, murmuran en las filas opositoras, apuntando los cañones contra los gobernadores. Serán ellos quienes definirán el futuro de la sesión.

El ojo puesto, fundamentalmente, en el cordobés Martín Llaryora. Los cordobeses habían comprometido su presencia en la última sesión, pero, cuando llegó el momento, Ignacio García Aresca, Carlos Gutiérrez y Alejandra Torres se ausentaron. La decisión tuvo un costo: su coterránea Natalia de la Sota los cruzó en público y, a los pocos días, los cordobeses se movilizaron al centro de la capital de la provincia reclamando por la declaración de la Emergencia en Discapacidad. Ahora entraron al recinto una vez que la oposición se aseguró el quórum.

En la oposición esperan que la presión social funcione como escudo protector ante la otra presión, la que llega desde Casa Rosada.

La danza de Casa Rosada con los gobernadores

Mientras la oposición utiliza la calle para presionar, el Gobierno utiliza la chequera. En las horas previas a la sesión, la gestión libertaria había logrado desactivar a Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Nacho Torres (Chubut) y Osvaldo Jaldo (Tucumán). Los emisarios de los tres gobernadores habían anticipado su postura a la oposición, para que no quedaran dudas: no podían sentarse a dar quórum.

El Gobierno utiliza diferentes mecanismos para seducir y amedrentar. Misiones, que quedó en el ojo de la tormenta luego del rechazo a la ley de Ficha Limpia, fue la provincia que más ATN (Aportes del Tesoro Nacional) recibió en el último año y, en consecuencia, no se mueve un centímetro de las demandas del Ejecutivo. Otros, como Maximiliano Pullaro, dependen de la presencia de las fuerzas de Seguridad que le proporciona Patricia Bullrich.

El éxito del modus operandi alcanza hasta a los peronistas que integran Unión por la Patria. Este es el caso del catamarqueño Raúl Jalil, que la última semana mandó a sus diputados, incluida su esposa Silvana Ginocchio, a ausentarse. En UxP se resignan a que, el miércoles, los catamarqueños vuelvan a ausentarse. Distinto es el caso con Gerardo Zamora (Santiago del Estero), que esta vez prometió que estarían todos (a excepción de solo un diputado que se encuentra con problemas de salud).

Las presiones del Ejecutivo se intensificaron en las últimas horas, pero en la oposición temen más que nada que afecte a un actor: Llaryora. De él depende que los otros aliados más jabonosos, como algunos radicales que se resisten al mileísmo de Rodrigo de Loredo o PRO rebeldes, puedan sumarse.

En los últimos días, el Ejecutivo, sin embargo, comenzó a preparar el terreno para un futuro veto presidencial. “No existen los recursos. Por más que propongan un aumento de partidas no se puede aprobar una ley así, y si lo hacen el Ejecutivo la va a vetar”, declaró, por ejemplo, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, en la previa de la sesión.

En paralelo, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, se abocó a taladrar con datos sobre el costo fiscal de las medidas. Según sostiene el riojano, la sumatoria de la moratoria previsional, la actualización del bono jubilatorio y la emergencia en discapacidad implicaría un 1,8 del PBI. A su manera, el riojano presionaba a los aliados, aunque el gesto daba cuenta más de una admisión de la derrota que otra cosa: si Menem se preparaba para el veto es porque consideraba que, el miércoles, la oposición conseguiría el quórum.

El PRO y la UCR deloredista, mientras tanto, se mantendrán fieles a las directivas de Casa Rosada. Sumisos ante el empoderamiento oficialista, los diputados radicales y amarillos, sin distinción, ayudarán a vaciar la sesión. No tienen otra: Milei ya se los comió y ahora solo resta saber cuántos lugares les dará, a cambio, en sus listas violetas.

MC/MG/MC

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