Javier Milei llega a la elección legislativas de este domingo con el Gobierno en su punto de mayor exposición y de mayor incertidumbre. Las urnas lo esperan en medio de un clima de fragilidad política: ministros en fuga, disputas internas por el control del gabinete y un escenario económico que, aunque estabilizado en los números gracias a la ayuda financiera de los Estados Unidos, se resquebraja a pasos agigantados. El propio Presidente lo reconoció en Rosario, durante su cierre de campaña: “Llegamos de pie”, dijo, en un tono más defensivo que épico.
A casi dos años de haber alcanzado el poder, La Libertad Avanza enfrenta su primer examen nacional de gestión. Lo que se juega este domingo no es solo el tamaño de su bloque legislativo, sino también la forma que adoptará el nuevo gabinete y la correlación de fuerzas en el corazón del poder. Ni Guillermo Francos, ni Karina Milei ni el propio asesor Santiago Caputo —los vértices del “triángulo de hierro” ampliado— saben con precisión cómo quedará el mapa después del voto. Lo único claro es que habrá cambios.
Pero mientras el gabinete se reacomodaba, Milei intentó concentrar su energía en la campaña. La Libertad Avanza logró presencia en los 24 distritos y protagonizó una cruzada electoral con el propio Presidente en el centro de la escena: recorrió más provincias que en su año y medio de gestión, en una gira que lo llevó de Córdoba a Tucumán, de Corrientes a Rosario. La estrategia buscó capitalizar su figura como motor único del movimiento, reforzar la identidad libertaria y compensar la ausencia de estructuras partidarias consolidadas.
El caso Espert marcó un punto de inflexión. La salida del economista, envuelto en un escándalo judicial por vínculos con el narco Federico “Fred” Machado —tras la revelación de elDiarioAR— que derivó en su renuncia como candidato bonaerense, forzó un enroque de emergencia con Diego Santilli como cabeza de lista. Es una incógnita, sin embargo, cómo repercutirá el episodio en el resultado del domingo.
En los sondeos que circulan en Casa Rosada, los libertarios confían en un resultado competitivo a nivel país. Esperan imponerse en seis o siete distritos —con buenas perspectivas en Córdoba, Mendoza y Salta— y garantizar alrededor de 80 diputados propios, suficientes para bloquear iniciativas de la oposición más combativa. “Con eso blindamos la gobernabilidad y ganamos tiempo”, dice un funcionario cercano a Karina Milei.
Es que en los pasillos de Balcarce 50 insisten que el mensaje político se apoyará en un argumento simple: el salto legislativo. “Vamos a sumar muchas más bancas de las que tenemos y eso, en este contexto, es una victoria”, repiten los voceros libertarios. La expectativa oficialista está puesta en achicar a la mitad el margen en la provincia de Buenos Aires respecto de las elecciones del 7 de septiembre y compensar con una buena performance nacional.
Gabinete en suspenso
Las últimas semanas aceleraron un proceso de desgaste que ya nadie disimula. Además de la largamente anunciada salida de Mariano Cúneo Libarona del Ministerio de Justicia, la renuncia del canciller Gerardo Werthein y la confirmación de Pablo Quirno —hombre del riñón de Luis “Toto” Caputo— como nuevo titular del Palacio San Martín expusieron el predominio del ala económica sobre el resto de los ministerios.
En el Gobierno admiten que Santiago Caputo se fortaleció como nunca antes. Desde su oficina en el Salón Martín Fierro de la Casa Rosada, el asesor controla los principales resortes del Estado y se prepara para formalizar su rol en el gabinete que Milei diseñará tras los comicios. La gran incógnita es si el asesor estrella estará o no dispuesto a tomar las riendas de la Jefatura de Gabinete, en caso de que Francos decida dar un paso al costado. El ministro coordinador atraviesa horas de introspección y espera una charla con Milei para definir su futuro.
La novela también involucra al expresidente Mauricio Macri. En el PRO, la designación de Quirno fue leída directamente como un gesto en contra de las negociaciones políticas que había iniciado el titular del partido amarillo. Macri había retomado el diálogo con Milei a instancias de Francos y de su hermana Karina. Pero esa línea de comunicación quedó en pausa hace varias semanas: las conversaciones para incorporar dirigentes macristas al Gobierno fueron suspendidas hasta después de las elecciones.
Karina, entretanto, preserva su influencia como figura central del dispositivo político. Junto a los primos Menem, la secretaria general de la Presidencia mantiene el control de la estructura territorial y apuesta a resistir una virtual embestida del sector caputista. En su entorno relativizan la idea de un empoderamiento adicional del asesor.
En los hechos, lo que se juega Milei este domingo es mucho más que una elección legislativa. El resultado definirá el tono del próximo ciclo. Si el resultado es favorable, se proyecta un gabinete más técnico y compacto, con Caputo institucionalizado en un cargo formal y Francos posiblemente fuera de escena. Si el escenario es adverso, el Presidente podría buscar oxígeno político reabriendo el diálogo con Macri y el PRO. A fin de cuentas, el desafío es uno solo: lograr recomponer la iniciativa y evitar que la interna y la dinámica económica termine por devorarlo.
PL/CRM