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Mónica Fein, presidenta del Partido Socialista: “La grieta disminuye la calidad de la democracia”

Fein juró como presidenta el 9 de junio: hay paridad de mujeres y varones en el comité ejecutivo nacional del partido.

Julieta Roffo

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“¿Y mi hermano qué me va a decir? Está muy orgulloso, sigue afiliado al partido, votó por mí, claro”. Mónica Fein, ex secretaria de Salud y ex intendenta de Rosario, ex diputada nacional, es desde los primeros días de junio la primera presidenta mujer del Partido Socialista, que este lunes cumple 125 años en la Argentina. Su hermano, que es mayor y es oncólogo, fue el que guió ese impulso transformador que Mónica ya demostraba en su trabajo con curas tercermundistas en el San Nicolás natal hacia el Movimiento Nacional Reformista, en el que él había empezado a militar en la Universidad Nacional de Rosario. “El Movimiento era el brazo universitario del Socialismo, y ahí empecé a moverme, con esas mismas ganas de transformar el mundo”, dice Fein, en diálogo con elDiarioAR desde Rosario.

Desde esos años, en los que se formaba como bioquímica en la UNR, hasta estos, Fein fue técnica de hemoterapia de la municipalidad de la ciudad en la que vive, trabajó en el laboratorio público de medicamentos mientras Hermes Binner estaba a cargo de la secretaría de Salud rosarina, fue secretaria de Salud durante la intendencia del ex gobernador provincial, volvió a ocupar ese cargo cuando el intendente fue el recientemente fallecido Miguel Lifschitz y estuvo ella mismo a cargo del Poder Ejecutivo de Rosario. En el Congreso, votó a favor de la ley de matrimonio igualitario y de la identidad de género. Y al interior del Partido Socialista, juró formalmente -por Zoom, pandemia mediante- el 9 de junio como su presidenta.

Esta semana, para celebrar los 125 años del partido en el que milita desde hace más de cuarenta, Fein participará de encuentros con referentes del socialismo no sólo de la Argentina sino de Latinoamérica y España. “El eje va a ser la agenda del socialismo: el feminismo, la ecología, el trabajo social y las desigualdades”, explica.

- ¿Qué implicancias tiene que el Partido Socialista tenga por primera vez una mujer al frente?

- Es la reivindicación de años de luchas de las mujeres, dentro y fuera del partido. La primera mujer en ser parte de la conducción del partido fue María Cupayolo, en 1903. Alicia Moreau fue la que más trascendió. En el partido desde esa época hubo mujeres que plantearon lo que hoy llamaríamos “agenda feminista”, pero siempre trascendieron menos. La paridad entre mujeres y varones en la conducción nacional se viene discutiendo al interior del partido y en la elección interna votamos y tenemos mitad mujeres y mitad varones en el Comité Ejecutivo Nacional. Pero hay que reconocer lo que pasa fuera del partido, aunque el partido haya sido parte de esos movimientos. Sin la lucha de las mujeres desde espacios como Ni Una Menos, los Encuentros Nacionales de Mujeres, la reivindicación de determinados derechos, nada de esto hubiera sido sencillo. Son luchas que representan la necesidad de un cambio de época: las mujeres queremos ser protagonistas de las soluciones. Estamos trabajando en la formación de promotoras contra la violencia de género, hay un equipo que ayuda a que nuestra mirada legislativa tenga perspectiva de género, y cualquier compañera o compañero que ocupe un cargo en el partido debe formarse en este aspecto. Tenemos la convicción de que hay que reformular prácticas dentro del partido que son parte del funcionamiento de la sociedad. En cuanto a políticas sobre las que hay que trabajar, creo que es fundamental debatir el rol del Estado en las tareas de cuidado: hay que visibilizar esas tareas para construir más igualdad entre varones y mujeres, porque no son actos de amor, es un trabajo. Y aunque ya estemos pensando en el cuidado de niñas, niños y niñes, hay que pensar en adultos mayores y personas con discapacidad, que también requieren cuidados. También estamos trabajando en un proyecto respecto de la urgencia de detectar precozmente escenarios de violencia de género para evitar femicidios, y exigimos que se aplique integralmente la Educación Sexual Integral. Dicho todo esto, no es que la llegada de una mujer a la presidencia del partido nos modifica la agenda, pero sí me da y nos da mayor responsabilidad al momento de llevar adelante estas políticas.

- Como ex trabajadora y funcionaria de la salud pública, ¿qué evaluación hace de cómo se está gestionando la pandemia en la Argentina?

- Puedo identificar dificultades del gobierno nacional para generar confianza. Hubo expectativas que no se pudieron cumplir, la llegada de la vacuna no fue tan sencilla en un comienzo. Cuestiono severamente el mecanismo de privilegio que hubo, es un error sustancial. También creo grave no intentar coordinar con las distintas jurisdicciones y, en vez de eso, imponer por decreto las restricciones. Hubo muchos errores pero también hubo una oposición mayoritaria que lamentablemente no estuvo a la altura de las circunstancias, que buscó y señaló errores muchas veces discutibles sólo para instalarlos en una agenda electoral. La pandemia obliga a no estar todo el tiempo con foco en lo electoral y la política tiene que demostrar más que nunca que está al servicio de las personas.

- ¿Qué impacto cree que tiene la muerte de Miguel Lifschitz, tal vez el mayor referente del partido, en el armado de cara a las elecciones legislativas?

- Obviamente la pérdida de Miguel es una pérdida inmensa. Más allá de lo personal, porque era un amigo y un compañero de toda la vida, es una pérdida muy difícil de llenar, pero teníamos un lineamiento que habíamos conversado y que planteamos en las internas. Es necesario que el país salga de la polarización, del antagonismo: es una discusión vacía donde los extremos todo el tiempo nos plantean falsas discusiones. Ese antagonismo, esa grieta, disminuye la calidad de la democracia y hace que la gente no tenga confianza en la política. Parece que unos vienen a defender las causas populares, cuando en realidad, más allá de coincidencias que podamos tener en los enunciados, hoy los resultados tienen muy poco que ver con eso; los otros vienen a defender las institucionalidad y la verdad es que cuando estuvieron y hoy tienen muy poco que ver con eso. El socialismo plantea que no se pueden instalar contradicciones incorrectas. Nosotros queremos fortalecer el debate político.

- ¿De qué manera lo fortalecerían?

- Estamos en diálogo con distintos sectores en distintas provincias, que coinciden con la idea de que para enriquecer la democracia hay que dar un debate en serio. Buscamos coincidencias en la mirada sobre el trabajo, la economía, la educación. Y en ese camino conversamos con Margarita Stolbizer, con el doctor (Roberto) Lavagna, con Florencio Randazzo. Para salir de esta crisis hay que llegar a algunos acuerdos, y nos interesan fuerzas que impongan una salida de la polarización. Con Margarita tenemos una historia de muchos años intentando construir espacios progresistas, a veces la política nos ha llevado a distintos lugares. Con el doctor Lavagna, que hace un gran aporte desde su mirada, tenemos un interbloque con Consenso Federal. Lo demás por ahora son diálogos.

- En un país en el que los frentes que representan a los dos polos de esa grieta se llevan una amplia mayoría de los votos, ¿tiene chances numéricas quien proponga salir de esa lógica?

-En Argentina 6 de cada 10 niños son pobres, la mitad del mundo laboral es informal. Le ha ido mal a la Argentina con la polarización: hace más de diez años que el país no crece, unos se culpan a otros, ¿no es necesario salir de esa grieta? Cuando se hacen encuestas aparecen una gran cantidad de personas que buscarían esa opción. Hay muchos y muchas argentinas que creen que la salida no es culpar al que se acaba de ir o al que está ahora. Los resultados electorales son complejos pero tenemos la obligación ética y democrática de aportarle a la Argentina esta opción. Queremos ser opción de gobierno y, ojalá, encabezar un frente, como hizo Hermes Binner en su momento. Y si no, ser parte de un debate que sea una alternativa para la Argentina.

- Desde lo económico, ¿qué propone el socialismo para esa Argentina con 6 de cada 10 chicos y chicas pobres?

- Lo primero que hay que hacer es evitar las pérdidas de los puestos de trabajo. No han sido suficientes las políticas de los gobiernos nacional y provinciales. Por la pandemia y la falta de financiamiento estamos perdiendo puestos de trabajo. Es fundamental fortalecer a las PyMEs, que han sido siempre actores de empleo formal en la Argentina, y hay que capacitar en los nuevos empleos, no sólo tecnológicos sino empleos verdes. Y, sobre todo, hay que pensar un proyecto a 5 ó 10 años para que se articulen el mundo de la educación con el mundo del trabajo. Proponemos, también, una reforma tributaria progresiva que simplifique el régimen actual, que es complejo. Tiene que aportar más quien tenga mayor capacidad, y para eso debe existir un acuerdo político, y no mayorías circunstanciales.

Queremos ser parte de la construcción de una alternativa feminista, que cuide el ambiente, que amplíe la participación de los ciudadanos y ciudadanas, y que construya una sociedad con igualdad e inclusión.

Mónica Fein, presidenta del Partido Socialista

“Somos un partido pequeño pero demostramos que podemos llevar adelante con honestidad políticas transformadoras. Yo defiendo el Estado, pero un Estado que sea la garantía del bien común, y no el refugio o el espacio del poder”, dice Fein, que tiene 64 y es parte del Partido Socialista desde los 17. “Queremos ser parte de la construcción de una alternativa feminista, que cuide el ambiente, que amplíe la participación de los ciudadanos y ciudadanas, y que construya una sociedad con igualdad e inclusión. Ahí vamos a estar”, describe, a la espera de afinar las conversaciones que ubiquen al socialismo en algún frente electoral.

JR

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