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Entrevista

Néstor Pitrola, dirigente del Partido Obrero: “Un 2001 es posible”

Néstor Pitrola, referente del Polo Obrero, el brazo de lucha del Partido Obrero en el Frente de Izquierda

Mauricio Caminos

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“Un 2001 es posible”, dice Néstor Pitrola del otro lado del teléfono. Dirigente histórico del Partido Obrero y su brazo de lucha, el Polo Obrero, Pitrola aporta a elDiarioAR su mirada sobre la situación socioeconómica actual, que en la última semana combinó los anuncios de austeridad fiscal de la flamante ministra Silvina Batakis con una serie de asambleas, protestas y anuncios de movilizaciones tanto opositoras como oficialistas –hasta la CGT tendrá la suya–, en el marco de una inflación que ya acumuló 36,2% en la primera mitad del año, la más alta desde 1991. 

“En la base de las organizaciones sociales y piqueteras la inquietud es exactamente la misma. Una compañera o compañero del Movimiento Evita que está poniendo en pie un comedor, que están en uno de esos proyectos comunitarios, se está muriendo de hambre con este nivel de precio de los alimentos y de todas las cosas”, advierte Pitrola, cuya fuerza dentro de la Unidad Piquetera estuvo en la asamblea que organizó Juan Grabois en la estación Constitución y donde lanzó una protesta para el 20 de julio. Sin embargo, el histórico dirigente de los gráficos no duda en cuestionar al referente cercano a Cristina Kirchner, como a Emilio Pérsico y a la CGT. A todos considera socios dentro del Frente de Todos y en parte responsables de la crisis actual. Y en el marco del nuevo diálogo abierto entre Alberto Fernández y la vice, asegura: “Cristina ha buscado separarse de todo esto, pero es una maniobra demagógica”.

Fue una semana cargada de asambleas, protestas y movilizaciones, tanto desde las organizaciones opositoras al Gobierno como desde las oficialistas. De hecho, el Polo Obrero estuvo en Constitución el miércoles acompañando a Grabois y se movilizó el jueves en Plaza de Mayo, ¿cómo ves la situación social luego de los anuncios de Batakis del lunes?

La situación social es objetivamente explosiva. Antes y después de Batakis. Con una inflación del 90% anual que puede llegar a tres dígitos, el cuadro es absolutamente explosivo. Al compás de semejante crisis social y económica, devaluación y tarifazos en marcha, una escalada de precios y una crisis de deuda, creo que está crujiendo todo el país. Está moviendo toda la estantería. Hay una fragmentación en los bloques del poder y eso empieza a sentirse también en el campo del movimiento obrero. Hasta la burocracia sindical oficial está empezando a pensar en maniobrar frente a un Gobierno que se va poniendo cada día más de espaldas a la mayoría trabajadora nacional. 

¿Esperaban más de los anuncios de Batakis?

Con los anuncios Batakis solo cabe esperar más ajuste y más deterioro de las condiciones generales de ingreso de los trabajadores y de sus condiciones de vida. Los anuncios además de ajustadores, son recesivos: aumentos de tasas de interés y parate total de la obra pública, cuando el movimiento piquetero independiente está pidiendo un plan de obra pública y vivienda para generar empleos genuinos. Creo que lo de Batakis ha agravado las tensiones y es una ministra que trae el aval de todos los sectores del Frente de Todos.

¿Qué significa que haya sido designada por Alberto Fernández, pero que tenga el aval de Cristina Kirchner?

Empiezan a caer los velos de lo que son las maniobras políticas del kirchnerismo y de Cristina. La caída de Guzmán es el fracaso del presunto plan de estabilización del FMI. Cristina ha buscado separarse de todo esto, pero es una maniobra demagógica. La subida de Batakis inicia una nueva etapa, pero veremos cuánto dura, porque es evidente que el Frente de Todos está agarrado con alfileres como resultado de dos años y medio de un gobierno que no dio pie con bola, ¿no?

Batakis ha sido una ministra de descarte y como resultado de un compromiso totalmente provisorio y frágil de parte de los componentes del Frente de Todos

Por la escalada de la crisis, ¿ves una confluencia de las distintas organizaciones sociales en un plan de lucha unificado? Incluso hasta la CGT va a reclamar contra la inflación.

Esto lo quiero ver. Por ahora, hubo delegaciones solidarias para la gran movida de la Unidad Piquetera de este jueves pasado. Pero hasta ahí. Los objetivos son muy diferentes. 

¿No hay un acercamiento entre los piqueteros y Grabois?

Grabois está planteando lo del salario básico universal, que no acordamos en absoluto. Es un nuevo piso a la baja, de características absolutamente miserables. Eso lo llamo miseria generalizada, con 14.000 pesos. Y ahora tenemos un nuevo proyecto en ciernes en el Senado, de Juliana Di Tulio para todavía restringir más esa idea del salario básico. No coincidimos: estamos por un salario mínimo de 100.000 pesos, por el blanqueo de los trabajadores, por un plan de un millón de viviendas para motivar la obra pública y el empleo. Por supuesto, reclamamos un bono de $20.000 para hacer frente ya a la escalada inflacionaria y por la universalización de los planes sociales, como una medida transicional en lo que es la lucha por un completo cambio económico y social en el país. Creo que lo de Grabois apunta a cubrirle las espaldas a toda la crisis social que está produciendo su propio Gobierno. En ese aspecto, si quieren una lucha común la Unidad Piquetera se las va a proponer, pero alrededor de un programa reivindicativo claro. Por ahora no hay ninguna lucha común. Mucho menos con la CGT.

¿No van a sumarse a la movilización del 17 de agosto que prepara la CGT?

Veremos cómo intervenimos ese día, es posible que lo hagamos, pero con banderas propias. Nosotros lo que estamos reclamando es otra cosa diametralmente diferente: es un paro nacional y un plan de lucha contra la política del Gobierno, que está basada fundamentalmente en el pacto con el Fondo Monetario. Y la inflación que sale a criticar la CGT es un arma del ajuste. Y la critican como si la inflación no tuviera sexo. El Gobierno es el primer formador de precios del país y luego están los demás formadores de precios, que tampoco el Gobierno le abrió los libros, ni le revisó las cuentas, ni tomó ninguna medida.

¿Lo que ustedes llaman la “burocracia sindical” es parte del problema?

La burocracia sindical sigue tratando de maniobrar para salvarle las papas y contener la crisis social que está produciendo el gobierno. Claro que ellos son socios, como Emilio Pérsico, del Movimiento Evita. La maniobras de solidaridad también tienen que ver con mantener su puesto en el Ministerio de Desarrollo Social y que no los echen, como trascendió que le pidió Cristina en la famosa conversación de 45 minutos del domingo que designaron a Batakis. Bueno, acá hay una interna del Gobierno, hay un ataque general de toda la clase capitalista a los más vulnerables y que se organizan, porque en el fondo quieren remover todo obstáculo para lograr una degradación final de los salarios. Fijate que de los nuevos puestos de trabajo pospandemia, ocho de cada diez son en negro. Es decir, tenemos una flexibilización laboral de hecho, de características gigantescas, y cuando atacan los planes sociales atacan que los pobres se organicen de manera independiente.

Seremos solidarios con todo el que gane la calle, los compañeros de la Unidad Piquetera harán alguna manifestación ese día para fijar su posición, pero un plan de lucha común es otra cosa. Y por ahora no hay

Más allá de las diferencias programáticas que tienen, ¿la crisis es tal que hace que entre las distintas organizaciones sociales haya vínculos? ¿Cómo explicás que el PO haya participado en la asamblea de Grabois en la que lanzó una protesta para el 20 de julio?  

Para el 20 de julio la posición del Polo Obrero es no ir. Pero en la base de las organizaciones sociales y piqueteras, la inquietud es exactamente la misma. Una compañera o compañero del Movimiento Evita que está poniendo en pie un comedor, que están en uno de esos proyectos comunitarios, se está muriendo de hambre con este nivel de precio de los alimentos y de todas las cosas. Por otra parte, hay una ofensiva criminalizada que se rechaza en común. Y te vuelvo a repetir: por objetivos reivindicativos claros, el Polo Obrero lo va a plantear en las reuniones que haya y los contactos que haya. Pero hasta ahora no hay un plan de lucha común. Los que luchan son la Unidad Piquetera, y después tenemos maniobras de distinto tipo. La movilización del 20 de la CTA Autónoma que sigue integrando el Gobierno con Claudio Lozano en el Banco Nación y de Grabois por el salario básico universal, tiene una bandera que no compartimos. Seremos solidarios con todo el que gane la calle, los compañeros de la Unidad Piquetera harán alguna manifestación ese día para fijar su posición, pero un plan de lucha común es otra cosa. Y por ahora no hay.

¿Le queda tiempo al Gobierno para corregir sus errores o no tiene pensado cambiar de rumbo y está siguiendo un plan de ajuste? 

El Gobierno no tiene plan alguno. Vos fijate que buscaron a Batakis y tuvo que reunirse diez días para ver qué medidas anunciaba. Ha sido una ministra de descarte y como resultado de un compromiso totalmente provisorio y frágil de parte de los componentes del Frente de Todos, me refiero a Cristina Kirchner, Sergio Massa y el Presidente. El único plan que hay es el ajuste del FMI, que está fracasando y que tienen dificultades para llevarlo adelante. Luego el país va a estar convulsionado por la crisis de deuda, por corridas cambiarias, posibles corridas bancarias. Y en ese cuadro promovemos la intervención del movimiento obrero en la crisis con millones de trabajadores, que lo único que puede dar vuelta esta situación. No veo que el Gobierno tenga ninguna posibilidad de autocorregirse. 

¿Con semejante panorama, estamos cerca o estamos lejos de un 2001?

Está totalmente inscrito en la situación. Lo ves en América Latina, con Chile, con Colombia, con Ecuador. Lo ves en otros países del mundo: la crisis alimentaria, la crisis energética, la crisis inflacionaria y la escalada de la crisis social. Un 2001 es posible. Ahora, nosotros trabajamos para que la clase obrera intervenga con propósitos claros, para tener una salida de los trabajadores a la crisis.

CC

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