¿Cómo es proyecto del Gobierno para la liberalización de la marihuana?
La salud y la economía: con eje en el desarrollo productivo, se prepara el proyecto para regular el cannabis medicinal y el cáñamo industrial
Durante el inicio de las sesiones ordinarias, el presidente Alberto Fernández incluyó en su discurso una mención a un proyecto de ley para promover la industrialización del cannabis: “La industria mundial del cannabis medicinal –describió Fernández– triplicará su volumen de negocios en los próximos 5 años”. Este anuncio aparece vinculado con la legalización del autocultivo de marihuana para uso medicinal de noviembre de 2020, que reemplazó a su vez a la del 2017, que sólo contemplaba su uso para algunas patologías, pero le imprime una dimensión industrial y productiva que tiene la firma del Ministerio de Desarrollo Productivo.
Según evalúa Andrés López, economista que elaboró el informe para dicho Ministerio sobre el potencial de la industrialización del cannabis, “si bien la reglamentación del cannabis medicinal de 2020 cambió el alcance, no abrió mucho el espacio para el desarrollo de inversiones, por lo que está pendiente el armado de un sistema de licencias productivas para el desarrollo de una industria”.
En su discurso, Fernández hizo hincapié en eso: “El proyecto prevé la utilización del cultivo exclusivamente con fines de industrialización para uso medicinal e industrial”. Entre las cuestiones que el proyecto podría considerar aparece no sólo la creación de un sistema de licencias, sino también cómo se articula con innovaciones mismas en la producción que lo hagan más fácilmente exportable. El proyecto de ley combina otros que se han presentado recientemente y que tienen ejes ligados a la salud y la agroindustria: el de la Senadora Anabel Fernández Sagasti -una de las impulsoras de la ley de 2017-, el de la Diputada Nacional Carolina Gaillard, que presentó recientemente un proyecto para la industria del cannabis medicinal- y el de la Diputada Nacional Mara Brawer, que en octubre del 2020 presentó uno para legalizar y promover la producción de cáñamo industrial, una variedad de la planta del cannabis de bajo contenido psicoactivo -es decir, de muy baja cantidad de THC- que se usa para la industria textil, cosmética y autopartes, entre otras aplicaciones.
El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, se reunió con las tres legisladoras que actualmente se encuentran trabajando en la confluencia de los tres proyectos con una base armada por el Ministerio, que contempla tanto el cannabis medicinal como el cáñamo industrial. Entre las cosas que contempla, aparece la creación de una agencia en donde estén representados las distintas entidades que pueden tener incumbencia en la cadena productiva: “Esto propone una mirada desde la producción, porque ahora el cannabis medicinal no lo puede producir un privado. Con esta ley lo que se habilita es la producción privada, industrial, de pequeñas, medianas y grandes empresas, tanto para aquellas que quieran hacer cannabis medicinal como cáñamo industrial. Esta ley va a regular el marco de funcionamiento de todo el sistema”, señala la diputada Brawer. Entre los temas en los que están trabajando aparece cómo hacer que la industria priorice a pequeños y medianos productores, la perspectiva regional, que contemple la agricultura familiar y crear un circuito diferenciado para el cannabis medicinal -que requiere mayores controles- y el cáñamo industrial, que en cualquier caso es un cultivo fiscalizado.
Los actores involucrados coinciden en el cambio de perspectiva: hasta ahora, las iniciativas de la regulación de la producción de cannabis están muy vinculadas a las demandas de la sociedad civil -como la ONG Mamá Cultiva- que fueron eventualmente recogidas por el poder político. Ahora, la mirada es promovida desde el Ejecutivo y tiene como foco la creación de una industria, puestos de trabajo y, eventualmente, ingreso de divisas.
Para Benjamin Enrici, Presidente de Agrogenética Riojana SAPEM, que ya obtuvo la resolución del Ministerio de Salud para el cultivo y ahora atraviesa la última etapa de la importación de la semilla con Senasa, la decisión política actual va a traccionar el tema hacia otro nivel y eso podría resolver las distintas trabas que aún tiene esta industria por nacer: “La reglamentación del año pasado trató de solucionar problemas que tenía la anterior reglamentación, con más bocas de expendio y autorización del autocultivo, pero aun así los cultivadores y la población en general sigue sin acceso a la planta ni al cultivo. Creo que con la decisión política manifiesta a partir del anuncio del presidente va a permitir que entidades como Senasa, ANMAT o Inase puedan elaborar protocolos claros para poder regular el acceso tanto a la planta como a un producto seguro”. Según Enrici, cuyo proyecto espera plantar 8 hectáreas para la producción fitoderivados del cannabis, con esta ley un proyecto como el suyo va a poder ser oferente del Ministerio de Salud. “La discusión que se viene es por el valor agregado y cómo hacemos para que se quede en Argentina. Sí o sí tenemos que evolucionar en valor agregado porque va a caer el valor de la materia prima a medida que se vaya regulando. El cannabis estuvo 70 años prohibido: tenemos la oportunidad de desarrollar una industria de cero como tiene que ser”.
VP
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