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Salvo La Cámpora, todos se sienten padres del acuerdo

Sergio Massa, en la sesión de Diputados que debate el acuerdo con el FMI.

Andrés Fidanza

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Salvo el camporismo, en el Congreso todos se auto perciben como los padres del acuerdo con el FMI.

Incluso un dirigente que no es diputado: el gobernador Gerardo Morales se paseó por Pasos Perdidos, sacando chapa por el arreglo negociado a último momento por su aliado oficialista. ¿Quién? El presidente de la cámara Sergio Massa. A medianoche, alrededor de 200 diputados votarán a favor del proyecto. El resultado ya está puesto, sin sorpresas a la vista. Esa amplia mayoría incluirá a los albertistas, a los macristas, a los radicales conducidos por Mario Negri y a la fracción loustoísta de Rodrigo de Loredo. También, a los lilitos, a los PRO-peronistas, a los lavagnistas residuales, a los schiarettistas, a los socialistas santafesinos y a los provinciales no alineados. Los militantes de esas tribus caminan por los pasillos del Congreso, ya liberados del estrés que imperaba hasta ayer. Si bien existía consenso respecto a la necesidad de evitar el default, la oposición ampliada se resistía a votar a favor del proyecto delineado por Martín Guzmán. La contraoferta colectiva era habilitar al gobierno a negociar los pormenores del programa económico pautado con el FMI. En concreto, no querían quedar pegados a metas que muy pocos consideran cumplibles.  

Massa cedió al pliego de condiciones de la oposición. Y el proyecto fue simplificado hasta volverse una mera formalidad de contraprestación dineraria que salve en el corto plazo a la Argentina del default. En el camino quedó algo desdibujado Martín Guzmán. Con aval de Alberto Fernández, Massa lo desautorizó en los hechos, y el cristinismo dejó de confiar en él desde hace más de un año.

La única intriga a esta altura es cómo votará la treintena de diputados camporistas y afines. Máximo Kirchner no adelantó posición en la reunión del bloque del FdT realizada antes del mediodía. En esa cita Massa frenó en seco el discurso de un diputado peronista que se disponía a pasarle facturas al hijo de Cristina Kirchner. “Todavía no sé qué vamos a hacer”, se atajó un diputado cercano a Máximo, mientras entraba al recinto pasadas las 14 horas. 

En Juntos por el Cambio, halcones y palomas se dan por ganadores. Coinciden en un punto que celebran como un gol grupal: haberle torcido el brazo al gobierno. Un oficialismo al que perciben desorientado y cruzado por internas que no se limitan al acuerdo con el Fondo Monetario. La alianza opositora, sin embargo, está lejos de ser el reino de la armonía. Un diputado macrista se topa con el jujeño Morales, lo saluda de compromiso y le reprocha haber “jugado pésimo” mientras se aleja.

Un diputado mauricista a su vez asegura que el expresidente está conforme con lo arreglado. “Hasta le hicimos volar los fundamentos de la ley donde lo criticaban. Eso Mauricio no lo podía aceptar”, se jacta. A la pasada, Cristian Ritondo revela que Horacio Rodríguez Larreta también está satisfecho con el desenlace. Así desmiente la versión de que el alcalde quedó desdibujado en la trama de la negociación por el acuerdo.

Florencio Randazzo justificó la posición de su bloque, Identidad Bonaerense: “Le teníamos que dar la oportunidad de acordar, pero el programa ese es incumplible. Por eso no lo podíamos votar. Igual había que evitar el default”. Y en la Coalición Cívica se anotan el triunfo: “Lilita está contenta. Luchamos y ganamos contra el peor mejor que predican algunos”, afirma uno de sus diputados.

AF

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