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Soria, un hombre con varios frentes abiertos en su provincia

Soria, un hombre con varios frentes abiertos en su provincia

Walter Curia

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La designación del rionegrino Martín Soria en Justicia supone una esperanza para quienes en el oficialismo esperan una solución al complejo frente judicial de la vicepresidenta Cristina Kirchner. Soria encarna para estos sectores así la nueva etapa inaugurada por el Presidente en su mensaje del 1º de marzo ante la Asamblea Legislativa, en la que anticipó un tiempo de confrontación abierta con jueces y fiscales de la justicia federal penal. Una dinámica en la que la saliente Marcela Losardo ya no encajaba.    

Los antecedentes que alimentan esa presunción son sin embargo escasos. Aunque integra las comisiones de Justicia y Juicio Político de la Cámara de Diputados, Soria se ha revelado como defensor de la teoría del “lawfare” y enemigo de Comodoro Py sólo en tiempos recientes. Se lo mide por sus denuncias contra la llamada “mesa judicial” del macrismo y sus críticas en twitter con un estilo entre desenfadado y agresivo, heredado de su padre, el fallecido Carlos “El Gringo” Soria, quien fue secretario de la SIDE durante la presidencia de Eduardo Duhalde. Un estilo que exigiría este tiempo.

Pero Soria nunca fue un hombre del kirchnerismo en su provincia, como tampoco lo fue nunca su padre, a quien el matrimonio Kirchner acusó en su momento de espionaje. Los referentes del kirchnerismo en Río Negro son los senadores Silvina García Larraburu y Martín Doñate, jefe de La Cámpora, quien aspira a la gobernación de Río Negro en 2023. Se abre un interrogante sobre ese proyecto. 

El nombramiento de Soria ha sacudido el escenario político de la provincia. Martín Soria fue intendente de General Roca por el peronismo local hasta diciembre de 2019, cuando lo sucedió su hermana María Emilia, ex diputada y de quien se recuerda haber dado quórum para el desafuero del exministro de Planificación kirchnerista Julio De Vido. Ese año la carrera política de Soria ingresó en un cono de sombras: fue vencido en las elecciones a gobernador por Arabela Carreras, del partido Juntos Somos Río Negro del senador Alberto Weretilneck, el gobernador saliente y a quien la Corte Suprema impidió ese año candidatearse para la rereelección. Hay quienes atribuyen a Soria un fuerte lobby en Buenos Aires para que eso ocurriera. Parece poco probable, sin embargo. 

De la relación de Soria con la Justicia allí se recuerda su paso como empleado del juzgado federal de Juan José Galeano en los ´90, cuando en ese despacho se investigaba el atentado contra la AMIA. En su provincia, algunas voces hablan de sus buenos vínculos con los jueces durante su gestión en Roca. Otras advierten sobre la exagerada expectativa creada en el cristinismo sobre el próximo ministro. 

“Sólo quienes no lo conocen pueden pensar que encaja perfectamente en el molde kichnerista”, dijo a ElDiarioAR el secretario adjunto de ATE Rodolfo Aguiar, como Soria, también rionegrino y roquense. “La historia muestra todo lo contrario. Hay muchos esperanzados con la idea de que Soria va a enfrentar a los jueces para transformar la Justicia y creemos que se van a desilusionar muy rápido. Alguien que basó sus gestiones en la mano dura y la represión, necesitó siempre de los magistrados para implementar esas políticas. A partir de esta designación el derecho constitucional de peticionar libremente ante las autoridades se encuentra limitado”, aseguró el gremialista.

Weretilneck, quien hasta ahora ha sido un aliado del Gobierno nacional en el Senado, fue lapidario con Soria. “Nada bueno puede surgir para la Justicia con Soria ministro: no tiene condiciones para desempeñar el cargo. Viviremos una de las etapas más oscuras de la relación interpoderes. Debemos estar atentos a la persecución a dirigentes opositores, periodistas y quienes pensamos distinto”, tuiteó minutos después de una entrevista con radio La Red. En una provincia donde la lucha política es despiadada, la novedad podría afectar los buenos vínculos del gobierno provincial de Carreras con el Gobierno nacional.   

Soria ha tenido sus propias cuestiones con la Justicia. En abril de 2019 fue acusado de cobrar sobresueldos por unos 450.000 dólares durante su gestión en Roca. Después de un año y medio de investigación, en noviembre pasado, la fiscal Julieta Villa desestimó la denuncia, que apuntaba a un sistema de retención de un 6% de los sueldos a los integrantes del gabinete municipal. Fue “desprolijo”, dijo la fiscal, pero consideró que no era suficiente para encuadrarlo en un delito, según informó entonces el diario Río Negro.

Según lo que ha trascendido en estas horas, la Justicia se prepara para recibir a Soria con preocupación. Su perfil es en efecto muy distinto del que cultivaba Losardo y se espera un tiempo de confrontación abierta. La apuesta del Presidente, una definición que llevó nada menos que una semana de negociaciones en el Frente de Todos, es en muchos sentidos de riesgo.

En el ministerio permanecen el viceministro Juan Martín Mena, el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, y la interventora del Servicio Penitenciario Federal, María Laura Garrigós de Rébori, un equipo alineado al Instituto Patria. Son ellos la verdadera garantía de la vicepresidenta. El destino de las causas, sin embargo, sigue siendo un albur.

WC

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