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Con tropa, pero sin socios: el camino de Berni hacia las presidenciales de 2023

Sergio Berni, la tarde del miércoles, en un operativo en el conurbano bonaerense.

Gabriel Sued

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Sergio Berni pasó el día de su cumpleaños 60°, el 4 de febrero, sumergido en el frenesí por el drama de la cocaína adulterada. Después de una noche en vela y de una discusión en público con el ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, repartió su tiempo entre su base operativa, en La Matanza, el hospital municipal de Tres de Febrero y los estudios de Crónica TV. Con el caso ya estabilizado, la noche del jueves recibió en redes sociales el saludo de su esposa, la diputada Agustina Propato, que posteó un video homenaje de su equipo de colaboradores, o, como ellos se autodenominan, “la tropa de Berni”. No hubo saludos de dirigentes conocidos.

Ese puñado de funcionarios que lo rodea en el Ministerio de Seguridad bonaerense es el grupo político que acompaña sus ambiciones presidenciales, a un año y medio de las próximas elecciones primarias. Aunque es, además de Alberto Fernández, el único dirigente del peronismo que anunció su deseo de competir en 2023, el ministro de Axel Kicillof carece de un armado político y no tiene planes de promoverlo en el corto plazo. Apuesta, dicen en su entorno, a una construcción diferente, apoyada en la gestión y en sus apariciones mediáticas. La estructura, teorizan, se puede definir a último momento, si las encuestas acompañan.

Berni prevé, sin embargo, saciar la demanda que, cuentan sus colaboradores, tiene de parte de dirigentes de todas las provincias. En la segunda mitad del año, anticipan, empezará una serie de visitas a distintos rincones del país para responder a invitaciones de dirigentes de segundas y terceras líneas que, en privado, ya comprometieron el apoyo a su candidatura. “Hay muchos diputados y senadores provinciales que el año pasado nos ayudaron a juntar los avales para dar la pelea en el PJ nacional -dice un integrante de la ‘tropa’ de Berni, que prefiere mantener esos nombres en reserva-. En cinco minutos ya habíamos conseguido todas las firmas.”

La tropa de Berni tiene seis integrantes: su esposa y cinco de sus colaboradores en el ministerio. Son el jefe de gabinete, Carlos Montaña; el director de Análisis Informativo, Marcelo Von Schmeling; el subsecretario de Formación y Desarrollo Profesional, Javier Alonso; el subsecretario de Planificación e Inteligencia Criminal, Sebastián Fernández Ciatti, y el subsecretario de Participación Ciudadana, Pablo Fernández. “En la sociedad vemos muy buena recepción a Sergio, mucho más que en el sistema político”, dice uno de ellos. Destaca, no obstante, que Berni supo construir buena relación personal con varios gobernadores, como Jorge Capitanich (Chaco), Omar Perotti (Santa Fe) y Gildo Isnfrán (Formosa). Suman también el nombre de Daniel Scioli, al que algunos ven como un potencial socio electoral.

La mayoría de sus colaboradores actuales trabajó con él en la Secretaría de Seguridad de la Nación, durante la presidencia de Cristina Kirchner, y en el Ministerio de Desarrollo Social, en tiempos de Néstor Kirchner. En ese ministerio, que encabezaba Alicia Kirchner, Berni compartió la gestión con dirigentes que hoy tienen mucho peso en el conurbano, como los intendentes Fernando Gray (Esteban Echeverría), Mariano Cascallares (Almirante Brown) y Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas). Tiene buena relación con los tres, pero ninguno participa de su proyecto político ni tiene planes de hacerlo. Con otros jefes comunales mantiene un vínculo más distante, e incluso de rivalidad, como Alejandro Granados (Ezeiza), Mario Ishii (José C. Paz) y Martín Insaurralde (Lomas de Zamora). 

Hoy jefe de Gabinete de la provincia, Insaurralde compartió el miércoles a la noche con Berni un zoom con Kicillof, para monitorear la respuesta de la provincia en el caso de la cocaína adulterada. “Sergio le reprocha a Martín su cercanía con Máximo Kirchner. Pero en la gestión se llevan bien”, explica un dirigente de la Tercera Sección.     

Al bajarse de la discusión por el PJ nacional, en la que amagó con disputarle la jefatura partidaria a Alberto Fernández, Berni ratificó su lealtad política más estable de los últimos meses, la que tiene hacia Kicillof, que secundó al Presidente en la lista oficial. “Lo que haga en 2023 dependerá también de cómo juegue Axel”, pronosticó un dirigente de su entorno. El gobernador valora su gestión en Seguridad y resistió varios embates de la Casa Rosada para echarlo. 

El vínculo con Cristina Kirchner, la responsable del regreso de Berni a los primeros planos, quedó dañado después del cierre de listas del año pasado, cuando el ministro de Seguridad se enfrentó públicamente con Máximo Kirchner. No hablan hace más de 6 meses. La semana pasada, él declaró que no le interesa recomponer esa relación. Cerca del ministro de Seguridad coinciden en que, de todas formas, la vicepresidenta sigue siendo su jefa política. “Dijo lo que dijo porque está dolido. Hace 30 años que está en el mismo espacio político”, explican. Su distancia con Máximo Kirchner y con La Cámpora parece, en cambio, destinada a perdurar.  

Antes de que el hijo de la vicepresidenta presentara su renuncia a la presidencia del bloque del Frente de Todos en Diputados, Berni se había permitido un gesto a favor de Alberto Fernández. Respaldó públicamente el acuerdo alcanzado con el FMI. El ministro siguió con especial atención la primera parte de la gira presidencial. Ocurre, explican en su entorno, que, de los líderes mundiales de esta época, Berni se identifica con uno en particular: el presidente de Rusia, Vladimir Putin.

GS

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