La publicación de ‘papers’ fraudulentos en revistas científicas crece sin control: “Hay millones de dólares en juego”

“Este estudio es probablemente el proyecto más deprimente en el que he participado en toda mi vida”, reconoce Luís Nunes Amaral, autor de la mayor investigación realizada hasta el momento sobre las publicaciones científicas fraudulentas, que este lunes publicó la revista PNAS.
A través de la combinación de análisis de datos a gran escala de la literatura científica con estudios de casos, los investigadores de la Universidad Northwestern llegan a una preocupante conclusión: el fraude científico organizado aumenta sin control. De hecho, crece en las revistas especializadas a mayor velocidad que los ‘papers’ legítimos.
Aunque se suele señalar la mala conducta científica de personas aisladas, el estudio revela que –en realidad– se trata de sofisticadas redes globales de individuos y entidades que colaboran sistemáticamente para hacer negocio falsificando investigaciones.
Una especie de mafia que se dedica a producir manuscritos de baja calidad, con datos falsificados, imágenes manipuladas, contenido plagiado e incluso sin sentido, y que luego venden a académicos que desean publicar rápidamente. “No solo pueden comprar artículos, sino también citas. De este modo, alguien puede parecer un científico de renombre cuando apenas ha realizado investigaciones propias”, explica Amaral.
“Son esencialmente organizaciones criminales que actúan para falsificar el proceso científico”, remacha el autor del estudio, que incide en el peso económico de esta actividad: “Hay millones de dólares en juego”.
Las revistas como negocio
“Hay una conciencia de que las malas prácticas científicas pueden estar extendiéndose debido, por una parte, a que existen revistas que son un buen negocio y que siguen de forma parcial los niveles exigibles de control. Y, por otra, de que el uso de indicadores numéricos en la evaluación de proyectos y de profesionales puede estar llevando a la búsqueda de atajos. Esto se ha expresado repetidamente, y en algunos aspectos se está corrigiendo”, señala Pere Puigdomènech, profesor de investigación emérito del Centro de Investigación en Agrigenómica (CRAG) y presidente del Comitè per a la Integritat de la recerca a Catalunya (CIR-CAT), en declaraciones al Science Media Centre España.
Ese negocio editorial al que se refiere Puigdomènech se evidencia en los balances de las editoriales especializadas. Seis de los principales grupos han incrementado su facturación un 250% entre 2019 y 2023 solo por la publicación de artículos. De hecho, el coste medio de los APCs (Article Processing Charges, el dinero que cobra una revista a los científicos para divulgar un artículo) ha pasado de 2.356 euros a 2.983 euros.
Tradicionalmente, las revistas solían pertenecer a sociedades científicas y funcionaban por suscripción. Pero eso limitaba quién podía leer los artículos, y, por tanto, su impacto. Por eso empezaron a ofrecer una alternativa: en vez de cobrar al lector por acceder al artículo, que el investigador pagara por publicarlo y el texto esté en abierto, accesible para todos. Con el tiempo, algunas revistas se han vuelto más laxas con los criterios de aceptación de artículos, multiplicando las publicaciones. Unas publicaciones que los científicos necesitan publicar para progresar en sus carreras. En última instancia, esa necesidad ha encontrado la forma de alimentar el negocio de manera ilegítima.
Las redes mafiosas venden puestos de autoría por cientos o incluso miles de dólares, dependiendo del tipo de 'paper' o si se trata del puesto de primer autor. También se paga para que los artículos sean aceptados automáticamente en una revista a través de un proceso de revisión por pares falso, explica la investigación: “Hay que encontrar a alguien que escriba el artículo. Hay que encontrar personas dispuestas a pagar para ser los autores. Hay que encontrar una revista en la que se pueda publicar todo. Y se necesitan editores en esa revista que acepten ese artículo”.
Para identificar artículos de fábricas de 'papers', el equipo puso en marcha un proyecto para escanear automáticamente los textos publicados sobre ciencia de los materiales e ingeniería y buscó específicamente autores que identificaran erróneamente los instrumentos que utilizaban en sus investigaciones. Para su sorpresa (o no), un artículo con esos resultados fue aceptado por la prestigiosa revista PLOS ONE.
Publicaciones desaparecidas
Otra de las estrategias de estas redes fraudulentas es la de esquivar los controles de las revistas apropiándose de cabeceras desaparecidas o que pueden comprar por poco dinero. Así, asumen una identidad que da credibilidad a sus publicaciones falseadas. El estudio publicado en PNAS pone el ejemplo de la revista HIV Nursing.
“Pertenecía a una organización profesional de enfermería del Reino Unido, luego dejó de publicarse y su dominio online caducó. Una organización compró el nombre de dominio y comenzó a publicar miles de artículos sobre temas que no tenían nada que ver con la enfermería, todos indexados en Scopus”, explica Reese Richardson, becario postdoctoral en el laboratorio de Amaral y primer autor del artículo.
En España, como ya contó elDiario.es, también ha habido casos parecidos en los que una serie de empresas fantasma compraron prestigiosas revistas científicas para lucrarse publicando artículos dudosos. Por ejemplo, la publicación Comunicar llegó a estar entre el 10% de las mejores del mundo en su rama. En 2023, una compañía prácticamente desconocida en el sector, Oxbridge Publishing House, la compró. Un año después, Comunicar fue expulsada de las principales bases de datos del mundo por sospechas en su proceder.
Alberto Martín y Emilio Delgado, documentalistas en la Universidad de Granada, recogen este caso en su artículo La invasión de los ladrones de revistas. “Desde 2020 esta red ha adquirido, con la ayuda de empresas intermediarias, al menos 30 revistas académicas publicadas originalmente en países como España, Reino Unido, Estados Unidos, India o Turquía, todas indexadas en prestigiosas bases de datos científicas como Web of Science y Scopus”, describen.
Este altavoz editorial en el que no hay control de calidad de lo que se publica sirve como vía de salida perfecta para la producción enloquecida de las 'fábricas de papers' que se venden en el mercado negro: una de estas empresas presume de haber colocado más de 12.000 en una década. El perfil de X 'Authorship for sale' reproducía algunas de estas ofertas como puede verse en este tuit.
“Es una llamada más de atención para todos, profesionales de la ciencia y gestores, a no bajar la guardia sobre estos temas y no caer en la ilusión de que cuatro indicadores de impacto lo resuelven todo. La formación de los profesionales en las buenas prácticas de la ciencia y la existencia de instancias que se ocupan de estos temas es esencial. En el mundo actual en el que la desinformación es corriente, la actividad científica no puede perder la credibilidad que tiene ante la sociedad”, reflexiona Pere Puigdomènech.
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