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Julia Moscardini, la cantante que hoy debuta como la primera directora del festival de Jazz de Buenos Aires

Julia Moscardini

Juan Manuel Mannarino

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A Julia Moscardini le sonó el celular un día como cualquier otro y del otro lado estaba el pianista Adrián Iaies. Creyó que se trataba de alguna charla sobre las que suelen tener sobre jazz. Pero no.

-Voy a dejar de ser el director del festival. Y te quiero proponer a vos como mi reemplazante.

La primera reacción de Julia, de 33 años, una de las cantantes más destacadas de la joven camada del jazz argentino, fue de incredulidad. Luego, cuando entendió que no era una broma, la embargó cierta sorpresa. Nunca había estado en un rol de gestión o de producción detrás de los escenarios. Le pareció, sin embargo, un enorme desafío en su corta carrera y aceptó. “No era algo que anhelara, no estaba en mis planes. Lo conversé bien con Adrián, me convenció. Y aquí estoy, aprendiendo todo lo que puedo para que el festival salga lo mejor posible”, dice ahora, en una pausa en medio de la vorágine. 

Hoy, por primera vez en 14 años, es la primera directora mujer del prestigioso Festival BAJazz, una de las ceremonias culturales más importantes de la Ciudad de Buenos Aires.

-Es un compromiso muy grande porque el festival es un espacio público. Lo de mi rol es el reflejo de algo más grande, las mujeres estamos ocupando puestos de forma más equitativa. Hay muchas propuestas lideradas por mujeres en el jazz. Trabajar y poner el cuerpo, por amor a la música, esa es nuestra mejor realidad –se explaya.

Una maratón de jazz en tres días. Después de la edición totalmente virtual que se realizó en plena pandemia a fines del 2020, Julia Moscardini será la anfitriona del ansiado encuentro entre un género que cada año crece a pasos agigantados con su público, el que asistirá con entrada libre y gratuita a partir de reservas en la web. Siendo una de las citas tradicionales del calendario musical porteño, este año se desarrollará entre el jueves 4 y el domingo 7 de noviembre, con más de 40 conciertos presenciales, números internacionales acotados y un protagonismo mayormente local: los espectadores serán testigos del cruce de músicos de distintos puntos del país y la realización de clínicas y talleres -algunos de ellos virtuales- en treinta locaciones, entre ellas La Usina del Arte, Thelonious Club, La Scala de San Telmo y hasta recitales dentro de líneas de subte.

Hija del notable guitarrista Carlos Moscardini, Julia editó en 2019 “Stablemates”, su primer trabajo discográfico como líder. Formada en Nueva York con Sheila Jordan, Christine Correa, Theo Bleckman y Jay Clayton, e integrante de la Big Orchestra del Centro Cultural Kirchner, estudió música desde su infancia. “Un poco de guitarra y otro poco de piano, hasta que me decidí por el canto”, cuenta. “Pero el piano es, desde hace un tiempo, el instrumento en el que trabajo desde las escalas hasta los temas”.

Las mujeres en el jazz, como lo saben los amantes del género, ya son novedad ni revelación. A tono con la escena internacional, en la Argentina las denominadas jazz ladies constituyen una fija de la agenda local, destacándose por sus performances de alto vuelto musical. Basta mencionar a la notable banda de Yamile Burich, donde sobresale la baterista Analía Ferronato; el brillo de las pianistas Pía Hernández y Tatiana Castro Mejía, la saxofonista Ada Rave y la contrabajista Diana Arias; el groove de la ecléctica Déborah Dixon; y el esplendor de voces como las de Flopa Suksdorf, Julia Sanjurjo, Ludmila Fernández, Roxana Amed, Barbie Martínez, Paula Meijide y tantas más.

A riesgo de una simple enumeración que no distinga singularidades, la lista crece con las nuevas generaciones: en su rol de líderes, creadoras y acompañantes ocupan un capítulo fundamental en el jazz contemporáneo copando universidades, escenarios, workshops, clases y festivales. Quienes las conocen entienden que no es necesario visitar las grandes capitales mundiales como Nueva York y París para disfrutar del gran nivel que goza la escena, que no empieza y termina en Buenos Aires sino que se expande a Córdoba, Rosario, Mendoza, Entre Ríos y Neuquén. Es tan posible encontrar a una Paula Shocron con una apuesta más experimental como ir hacia un swing más clásico como el de Julia Moscardini, tal como ocurre con el jazz en su más variado espectro.

“Disfruto el jazz, es un género que inspira dinamismo. Hay cada vez mayor visibilidad para las mujeres, aparecen proyectos nuevos y formaciones de grupos. Tenemos la oportunidad de formarnos más, antes éramos minoría. Hoy el espacio se está ganando con la misma música, con dedicación y responsabilidad”, amplía Julia, que confiesa que empezó a cantar de grande invitada por amigos. 

Su camino se fue nutriendo de epifanías, como estudiar con Sheila Jordan en Nueva York. “Aunque desde chica me gustaban las voces de Ella Fitzgerald o Billie Holiday, en algún momento me encontré con la voz de Sheyla Jordan, con su disco Portrait of Sheyla y me di cuenta de que ese era el registro que más me interesaba. No sabía nada de ella, pero no pude parar de escucharla nunca más. Luego tuve el honor de tomar clases con ella. Me pasaron su mail, le escribí y al poco tiempo ya estaba ahí, en su casa de Manhattan trabajando con ella. Me enseñó el encontrar la expresión personal, el perderle miedo a no sonar jazzera”. 

En los últimos tiempos, acompañado por el pianista Ernesto Jodos, interpretó el repertorio clásico de Duke Ellington, el de los ´40, aquel que tocó con orquesta acompañado por Ella Fitzgerald. “Me atraen mucho las formaciones chicas. Siento que se da un tipo de interacción fresca, descontracturada y espontánea con la que me siento muy cómoda”, suelta, haciendo un balance de su etapa reciente. 

“El inglés estuvo, como la guitarra de mi papá, siempre presente en mi vida. Mi mamá es profesora de inglés, y dio desde siempre clases en casa. Nunca tuve problemas con la pronunciación”, asegura. Julia Moscardini suele cantar suavemente en inglés, donde su scat es signo de un estilo depurado, sobrio, sin estridencias. Así lo expresa en su exquisito álbum “Stablemates”, con músicos destacados como Mariano Loiácono, Carto Brandán y el mismo Jodos. Un trabajo poblado por nueve standards, entre clásicos como “I thought about you”, compuesto por Johnny Mercer, o “I got rhythm”, de Gershwin, con otros más modernos, menos transitados, como el caso de “Art Decó” de Don Cherry, y el que da nombre al disco, de Benny Golson. “Este tema ya tenía una letra, pero yo le puse otra”, dice la cantante, como marca de atrevimiento. 

Pero el oficio de intérprete quedó momentáneamente a un lado. La mujer que hoy es la directora del Festival Internacional de Jazz expresa que en su nuevo rol debió aprender muchas tareas de golpe, y la primera de ellas fue oficiar de jurado de cerca de 300 propuestas. “Lo que sucedió es que ahora tomé más conciencia de la amplitud de la oferta musical en el país. Obviamente no conocía esta totalidad porque como cantante no participaba de todos los circuitos. En ese conocimiento tan necesario me ayudó mucho Adrián Iaies”.

En las 13 ediciones anteriores la coordinación estuvo a cargo de Iaies, quien debutó en esas funciones en 2008. Aquella vez quedó grabada en la retina de los melómanos, los cuales disfrutaron de la apertura del norteamericano Randy Weston, una leyenda del piano jazz, que con sus 83 años deslumbró por entonces a la audiencia porteña. Ahora Moscardini se rodeó del veterano pianista Angel Sucheras, de la contrabajista colombiana Diana Arias y del líder de Escalandrum, Daniel “Pipi” Piazzolla, para elegir los mejores números para el festival. 

“Fue una labor difícil. La programación del Festival generó un importante diálogo con la escena local a partir de estas convocatorias. Tuvimos que evaluar a artistas de todo el país, tanto de músicos muy jóvenes como de artistas de mucha trayectoria y experiencia”, comenta la directora. Y agrega: “Tuvimos poco tiempo por la incertidumbre mundial de la pandemia. Muchas áreas tienen que confluir en el evento, pero destaco sobre todo el gran trabajo de la gente de producción. Un equipo increíble, sin ellos el festival no sería posible”.

Moscardini menciona, como aspectos destacados de la programación, la preeminencia de los standards y sus abordajes, un fuerte desarrollo de la música original, la presencia de jóvenes que no salieron de los conservatorios y ya lanzaron sus propios discos

Moscardini menciona, como aspectos destacados de la programación, la preeminencia de los standards y sus abordajes, un fuerte desarrollo de la música original, la presencia de jóvenes que no salieron de los conservatorios y ya lanzaron sus propios discos, y proyectos colectivos a la par del de líderes personales. La apertura estará a cargo del grupo del experimentado Enrique Norris y del quinteto del pianista Pablo Raposo. Luego se celebrarán distintos shows, entre ellos el que dará la cantante Magalí Fernández presentando su disco “Don´t Get Scared” y el dúo de Ricardo Cavalli y Guillermo Romero. También estará el trío del tecladista Hernán Jacinto y el septeto de la cantante Barbie Martínez y como cierre la extraordinaria banda Escalandrum con temas de Astor Piazzolla, en homenaje a un siglo de su nacimiento.

“Tendremos diversos escenarios para las propuestas, por lo que las locaciones reflejarán la diversidad y lo heterogéneo de los estilos musicales que nutren la gran escena argentina del jazz”, concluye Julia. Y resalta que otras de las novedades que trae esta edición 2021 del Festival Internacional es que se celebrará en paralelo con La Noche de los Anticuarios, que tendrá como espacio protagónico el barrio de San Telmo y el casco histórico de la ciudad, con música, charlas y visitas guiadas por cada uno de los espacios convocantes.

JMM

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