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Entrevista

Costantini: “Se percibe una política no amigable con los empresarios”

Eduardo Costantini.

Alejandro Rebossio

Buenos Aires —

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El éxodo de algunos grandes empresarios a Uruguay comenzó el verano pasado. Primero se fueron Marcos Galperin y Gianfranco Macri. Después, Gustavo Grobocopatel. Martín Migoya, CEO del Globant, habló hace un mes de su eventual mudanza: “No confirmo ni desmiento”. ¿También se suma Eduardo Costantini, dueño de una de las 15 mayores fortunas de la Argentina, que con la desarrolladora inmobiliaria Consultatio impulsó Nordelta y fue el principal ganador de las judicializadas subastas de tierras durante el gobierno de Mauricio Macri?

Por lo pronto, hace un mes Costantini dejó la presidencia de la Fundación MALBA, el museo que fundó hace 19 años, en manos de Teresa Bulgheroni, primera esposa del fallecido petrolero Carlos Bulgheroni. Lo hizo desde Punta del Este. 

¿Se fue por la pandemia o piensa mudarse, cambiar su residencia fiscal, como Galperin o Grobocopatel?

Estoy pasando el verano acá y eso prefiero no contestarlo.

Son varios los millonarios que se han ido a otros países porque consideran que la presión tributaria en la Argentina es muy alta, entre otros factores que los desalientan a vivir acá…

Esas son decisiones de ellos. La situación en Argentina es muy complicada. En el caso de mis empresas, tienen proyectos de muy largo plazo, que trascienden a los gobiernos y cuyo ritmo de crecimiento depende de los avatares de la economía argentina. Tenemos mucha experiencia en cabalgar una situación que estructuralmente se está agravando. Iremos viendo…

¿Qué opina de que grandes empresarios argentinos no quieran vivir en Argentina?

Es sintomático de la percepción de una política no amigable con los empresarios, de una ideología que le da preeminencia a la presencia estatal, pero no solamente eso, que estaría bien, sino que de alguna manera se muestra confrontativa con el mundo empresarial. Y con un gobierno que da señales inconsistentes. Porque hace unos días el Presidente dijo que el país no va a salir de la pobreza sin los empresarios, pero después la otra rama del Gobierno da señales que son totalmente contrarias y una inseguridad jurídica clara, que hace que se cree un ambiente de inestabilidad personal, familiar. Es un país con la clase política que no se pone de acuerdo con un diagnóstico, no le interesa el diagnóstico. Lamentablemente, hay otros países, hay otra calidad de vida, hay otro respeto a las libertades individuales, mucha calidad institucional que hace que algunas personas, no solamente los empresarios sino otras personas o familias o parejas jóvenes, que se van al exterior en busca, después no sé si lo lograrán o no, de una mejor calidad de vida a nivel personal, familiar y profesional.

Usted dejó la presidencia de la Fundación Malba y algunos lo atribuyeron a una mudanza a Uruguay. ¿También dejará de presidir Consultatio?

Es algo que estoy considerando, pero al momento no lo tengo definido. En el caso del MALBA, este movimiento es la consecuencia de una política fundacional del museo, que para que tenga éxito tiene que despersonalizarse. Es como pasar de una family institution a public, no public del Estado, sino que el museo está gobernado por múltiples familias. Siempre tuve la concepción de que para que esto sea un éxito, entre comillas, para que perdure dentro de 100 años, cuando yo no esté, si no se renueva en lo personal, corrés grandes riesgos de quedar en la nada. A la Fundación Costantini le cambié el nombre y se puso Fundación MALBA e hicimos un consejo, cambiamos los estatutos, para poner miembros no familiares. Ahora se hizo un cambio de estatuto en el cual yo quedo como fundador y presidente honorario, y hay una presidenta y una vicepresidenta que no son miembros familiares, y hoy hay un entusiasmo nuevo en el MALBA y una convalidación de la institucionalización, que a mí me hace muy feliz, porque voy a lograr una obra vigente, venciendo un poco el ego. Igual yo le dejo un endowment (dote), que le va a permitir a MALBA durante 15 o 20 años no depender de fondos que no sean familiares y que tenga ese período de tiempo para conseguir financiación de la sociedad pudiente. Y a pesar de que me estoy desprendiendo de la gerencia ejecutiva, tengo poder de veto sobre cosas fundamentales.

El año que viene el MALBA cumple 20 años…

El año que viene va a ser un año de transición, con efecto de la pandemia. Los museos se están concentrando más en tener un programa curatorial de muestras más locales, por la dificultad de los transportes y además porque los museos han visto mermados sus ingresos por una menor cantidad de visitas. También se dio lugar al surgimiento de un MALBA virtual, que está para quedarse, que abre un espectro de visitas internacionales que antes no había.

El MALBA suele ser sede de eventos organizados por el Grupo Clarín, como el que el año pasado protagonizaron Héctor Magnetto y Alberto Fernández. ¿Qué lo une con Clarín? 

El MALBA tiene relación profesional con todos los medios. Se hacen ciclo y encuentros con La Nación, Clarín, Perfil, Forbes. Tampoco tengo ningún vínculo personal con los directivos de Clarín.

¿Cómo ve la situación del país?

No veo bien a la Argentina, me preocupa sobre todo el mediano y largo plazo. Siempre hablamos del tema coyuntural que es gravísimo en el mundo este año, y peor para la Argentina, que no tiene acceso a los mercados de capitales y no se puede financiar para dar más ayuda al sector privado y hacer estrategias anticíclicas, sobre todo teniendo en cuenta el alarmante nivel de pobreza. Argentina es un país desarticulado, que necesita una solución política, y no hay ningún cambio en la actitud de los políticos. En vez de estar unidos en una situación tan complicada, hay una desunión, una pelea por el poder, e incluso una inconsistencia dentro del oficialismo. Donde el mundo está pensando en la inteligencia artificial, nosotros somos una fábrica de producir pobres. La pobreza estructural va aumentando y el drama no solamente es, sin duda, el sufrimiento de esa gente, sino que además hipotecan el futuro porque no se integran a un sistema educativo.

¿Y en ese contexto, usted y Consultatio siguen teniendo planes de inversión y de negocios en la Argentina?

Tenemos varios proyectos de largo plazo: dos tienen una longevidad de 40 años, por decir algo, que son dos ciudades, Nordelta y Puerto, que las vamos desarrollando en relación a la demanda. Debido a la pandemia, donde hay mucha gente a nivel mundial que se aleja de la ciudad y va a la periferia en busca de aire libre, de jardín, de una calidad de vida diferente, y evita la aglomeración y estar dentro de un departamento, cuando la ciudad en este momento está dando muy poco por todas las medidas de restricción, tanto Nordelta como Puerto se han reactivado, aun en el medio de la crisis cambiaria. Es la primera vez en mi vida, con más de 50 años de experiencia, que he visto una crisis cambiaria virulenta y un aumento en el nivel de operaciones inmobiliarias. Luego tenemos proyectos dentro de la ciudad, muy importantes, donde el compás de venta es mínimo.

Ustedes habían ganado licitaciones de tierras del gobierno de Macri y tienen un proyecto con Alan Faena en Puerto Madero. ¿Esos proyectos en qué están?

Fuimos tal vez el mayor participante de compra de tierras en la administración anterior. Son tierras estratégicamente ubicadas que no existían para el desarrollo inmobiliario. Ahí tenemos tres terrenos de lo que se llama la Nueva Catalina, frente al río, en la zona del puerto, y en ese proyecto estamos trabajando en la infraestructura del terreno y tenemos un proyecto de un estudio internacional que es espectacular, de acuerdo con los nuevos paradigmas de los espacios de oficinas, con la incertidumbre de que las oficinas se van a utilizar mucho menos. Ese proyecto está expectante de acuerdo con la dinámica no sólo de la macro argentina sino del nuevo uso que las empresas van a hacer de sus oficinas. Y luego tenemos un terreno en la calle Huergo, de viviendas, que contempla los nuevos requerimientos de los millennials en cantidad de amenities, edificios, espacios verdes. Estamos a punto de lanzarlo, a pesar de la baja demanda actual. En el caso de Oceana Puerto Madero, tenemos el 100% del terreno, el acuerdo con el grupo Faena fue más que todo en la parte comercial y de imagen. Antes de la crisis argentina, ya habíamos prevendido un 50% del edificio, que está en plena construcción. Ahora que se ha desregulado la posibilidad de retomar la construcción, lo tendremos finalizado más o menos para mediados del año que viene o septiembre.

¿El futuro de las oficinas está en jaque?

No, van a seguir existiendo. Por ejemplo, si una empresa, antes requería mil metros de oficina, tal vez hoy requiera 500. Porque la gente va a trabajar desde su casa, a distancia, y va a ir a la oficina, dos veces por semana, por decir algo.

En septiembre último, el jefe de la Oficina Anticorrupción, Félix Crous, denunció a Mauricio Macri, Marcos Peña y al presidente de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), Ramón Lanús, por vender inmuebles a menor precio que el establecido por el Tribunal de Tasaciones de la Nación, en licitaciones en las que, según Crous, había pocos oferentes y en la que ganaron sociedades de amigos. Usted ganó algunas y a su vez fue aportante de las campañas de Macri. ¿Qué responde ante esta denuncia?

Hay una equivocación técnica en la evaluación fiscal de los terrenos. Nosotros compramos en un remate público, se había publicitado en todos los medios y efectivamente fuimos el máximo comprador de terrenos porque nuestra compañía tenía una gran posición líquida, producto de inversiones fuera del país. Desde la década del 90 hemos considerado a Catalinas una zona estratégica. Compramos en el año 91, en la época kirchnerista, cuando la ciudad vendió tres terrenos y nosotros nos adjudicamos uno. En la época de Menem, si mal no recuerdo, pagamos creo que 200 dólares el metro de superficie construible. En la época de los Kirchner, cuando Mauricio Macri era jefe del gobierno de la ciudad, pagamos 1.050. Y en el gobierno de Macri, por estos tres terrenos que compramos en la Nueva Catalina pagamos entre 1.600 y 1.700. Hoy valen mucho menos. Yo pensaba que fue una mala estrategia de la AABE ponerle una base tan alta porque pocos fuimos los que nos presentamos. La AABE hizo una gira en el exterior para promover la venta de estos terrenos y para tratar de que haya varios concurrentes. Si hubo pocos concurrentes, es un tema de la demanda, no nuestro. Nosotros pagamos 140 millones de dólares, es una fortuna. Tendrían que explicar de dónde sacaron que la tierra ahí en ese momento valía más de 1.700 dólares el metro cuadrado de incidencia de terreno, no de metro de tierra. La demanda es totalmente infundada y va a quedar demostrado que está equivocada. No resiste ningún análisis.

¿El haber sido aportante de Macri lo benefició?

Nada, el apoyo ha sido totalmente legal, sin infringir ninguna norma y en su momento el aporte se hizo, porque de acuerdo a nuestra opinión, esa fuerza política garantizaba mayor respeto a la República, cosa que sigo pensando hoy. No estoy de acuerdo con el programa económico de Cambiemos, hubo equivocaciones técnicas importantes que nos llevaron a la crisis que conocemos. La Argentina que no quiere enfrentar la debilidad que tiene, que es un sector público, incluyendo subsidios, que el país no puede pagar. Se siguió el camino del endeudamiento exagerado, y ese endeudamiento lo que produjo fue una revaluación exagerada del peso. Pero uno de los problemas de la Argentina es el debate, el respeto a las instituciones.

¿Esta denuncia de la Oficina Anticorrupción confirma sus temores de que no gobernara Cambiemos?

En mi opinión personal, no de la compañía, creo que la Argentina se politiza a través de una batalla judicial. La Argentina siempre tuvo un nivel elevado de corrupción y la administración del kirchnerismo resultó en una serie de causas judiciales que hoy el kirchnerismo lo muestra como una persecución política. La Corte Suprema ha confirmado el fallo del ex vicepresidente Boudou y el todo el kirchnerismo salió a apoyar a Boudou y a criticar a la Corte. Entonces, la Corte y el Poder Judicial están metidos en el medio de esta batalla política. Acá ahora surge este embate de la Oficina Anticorrupción con este tema de los terrenos imputando a Cambiemos. Si tiene un sentido político o no, no lo puedo contestar… Lo que sí, como ciudadano, temo la reforma judicial, la crítica a la Corte, la intención de ampliar el número de miembros de la Corte, la situación e la Magistratura, el intento de traslado de los jueces. Es claro que hay una estrategia judicial para neutralizar el avance de las causas que perjudican al kirchnerismo.

Usted está entre la mayoría de los empresarios en contra del aporte de los 12.000 argentinos más ricos... 

No estoy de acuerdo con las formas, la falta de diálogo, fue una manera intempestiva y creo que alimenta expectativas negativas. Las distintas cámaras empresariales se sienten como discriminadas con este impuesto frente a empresas de capital extranjero. Hay como un gran deterioro de la previsibilidad de la estrategia impositiva del Gobierno, porque también hay una reforma impositiva en el medio, y esto no ayuda al programa de inversión hacia delante.

Pero hay algunos pocos empresarios que apoyaron aportar en este momento en que el Estado está en bancarrota y debió emitir pesos para solventar el gasto, con el impacto consiguiente, y tomaron el ejemplo de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial o tras la reunificación alemana.

Venimos de un aumento multiplicador de Bienes Personales y con una tasa discriminatoria por la porción de los bienes que están en el exterior. Ese segmento de la población y otros también ahorran en dólares porque el sistema financiero argentino no da ninguna seguridad. Me parece bastante hipócrita por parte de los políticos discriminar contra los depósitos que están en el exterior cuando en paralelo están defaulteando todas las deudas. Se castiga con una tasa que es expropiatoria por el hecho de tener los depósitos afuera, que obviamente son para proteger el patrimonio familiar. Estoy de acuerdo que en una situación extraordinaria haya un aporte extraordinario. Ese aporte tiene que ser dialogado, puede ser como el acuerdo que hizo Cavallo, que emitió un bono solidario, que yo suscribí y muchos suscribieron. Aparte, parte de los recursos va a ir a financiar proyectos de gas. ¿Qué tiene que ver el gas?

¿Ya sabe cuánto va a tener que pagar usted?

No, no quiero hablar de cosas personales, son cosas que no son de interés.

¿Piensa contratar a un abogado para reclamar contra la constitucionalidad de esta medida?

Repito, temas míos, personales... prefiero no contestar.

AR

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