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El culebrón de Techint por una obra clave, detrás de la furia de Cristina Kirchner contra Kulfas

El presidente y CEO del Grupo Techint, Paolo Rocca.

Alejandro Rebossio

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Hace tiempo que viene demorado el gasoducto Néstor Kirchner, fundamental para ampliar la capacidad productiva de Vaca Muerta. En mayo debía publicarse la licitación para definir la constructora y no se hizo. El responsable de su unidad ejecutora en la empresa estatal Enarsa, Antonio Pronsato, renunció el pasado el lunes, harto de los retrasos. La obra debería iniciarse en agosto próximo para que se termine antes de que comience el invierno de 2023, aunque ya el oficialismo reconoce que será, con suerte, en julio o agosto de ese año. Pero no sólo se pelean en el Frente de Todos por los tiempos sino por Techint: la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y las huestes del despedido ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas se reprocharon mutuamente de beneficiar al grupo de Paolo Rocca. Techint proveerá los caños -empresas de China compraron los pliegos de la subasta de los materiales, pero al final no presentaron ninguna oferta- y además es una de las dos constructoras con más experiencia para ganar la próxima subasta. La otra es Sacde, de Marcelo Mindlin.

En febrero se lanzó la licitación para proveer los ductos. La única oferente fue Techint, que traerá la chapa laminada de la fábrica de su filial Confab en Brasil y confeccionará con ella los tubos en su planta de Tenaris Siat en Valentín Alsina. Enarsa, que preside el cristinista Agustín Gerez, la declaró ganadora a fines de marzo.

En mayo debía licitarse la instalación del gasoducto, que aumentará 25% la producción de Vaca Muerta, reducirá en un tercio las importaciones de gas en invierno, mejorará el suministro a la industria, permitirá desarrollar inversiones petroquímicas, elevará las exportaciones del combustible en verano a Brasil y Chile y es el primer paso para soñar con enviarlo a Europa en 2026. Se trata de la obra más importante de infraestructura que tiene la Argentina por delante: el primer tramo de Neuquén a la provincia de Buenos Aires cuesta más US$ 500 millones, pero para 2024 será necesario otro trayecto de similar valor hasta Santa Fe.

Primer acto

Pero este lunes dimitió Pronsato, que había sido interventor del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) entre 2005 y 2015, bajo las órdenes del entonces ministro de Planificación, Julio De Vido. Desde el albertismo interpretaron que Pronsato se había cansado de los cristinistas como Gerez, que a su vez reporta al subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo. Desde el cristinismo explicaron que sus rivales querían meter a toda costa a “empresarios amigos”. ¿A cuáles se referían? No se sabe.

A principios de mayo sí se conoce que Alberto Fernández recibió a Rocca y conversaron sobre el gasoducto hasta Santa Fe y de la necesidad de una planta de licuefacción para producir gas natural licuado (GNL), que es el que se embarca y se puede enviar a cualquier puerto del mundo. Techint no sólo produce los tubos y los instala: también extrae gas de Vaca Muerta con su petrolera Tecpetrol. Fuentes empresariales vinculadas al negocio razonan: “Cuando los cristinistas vieron que Alberto recibía a Rocca, entonces quisieron frenarlo. Porque así es la lógica de este manicomio: se matan entre ellos”.

Un informante de buena llegada al Presidente y al ministro de Economía, Martín Guzmán, que tiene bajo su organigrama a la Secretaría de Energía, adujo que Pronsato se fue por el miedo de los funcionarios de terminar presos por las obras que están licitando. En uno de los medios más prestigiosos sobre energía, Econojournal, coincidieron con esa visión en un artículo titulado: “Cuál es el temor que paraliza a los funcionarios cristinistas que tienen a cargo el gasoducto Néstor Kirchner”. Allí se advierte que Pronsato quería acelerar los tiempos a toda costa, con el ímpetu que había aprendido de De Vido, pero Gerez y su número dos, Gastón Leydet, temerían terminar presos como le ocurrió al ex ministro de Planificación, sin que nadie los defendiera, ahora en medio de las internas del Frente de Todos y bajo el riesgo de que en 2023 Juntos por el Cambio vuelva al poder y revise todo, como hizo entre 2016 y 2017.

Cuatro días después de la renuncia de Pronsato, la vicepresidenta eclipsó el festejo por los 100 años de YPF con una diatriba contra Techint -sin nombrarla- y contra Fernández, a quien le pidió que “use la lapicera con los que tienen que darle cosas al país”. “Tenemos también que comenzar a exigir porque quien provee los caños es una gran empresa multinacional de origen argentino y que la mayor parte de su capital la hizo aquí en Argentina a partir de la privatización de la siderurgia que también estaba en manos del Estado -declamó Cristina Kirchner-. Pedirle que la chapa laminada que hacen en Brasil la traigan acá, con línea de producción para hacerla acá. Muchachos: no podemos seguirle dando 200 millones de dólares para que se paguen ustedes mismos en la empresa subsidiaria que tienen en Brasil. Pongan la línea de producción de chapa en Argentina, si han ganado fortunas en la Argentina. El balance, Alberto, del 2021, les triplicó lo del 2020.″

Más demoras

Hace más de un mes que se demora el giro de Enarsa de esos US$ 200 millones para que Techint le compre a su filial brasileña la chapa para convertirla en tubo en Valentín Alsina. Fuentes empresariales justifican que ninguna fábrica argentina puede producir ese laminado de 33 milímetros necesario para elaborar ductos de 36 pulgadas, como los requeridos. Alegan además que construir un tren de laminación nuevo demoraría tres años y recuerdan que el gasoducto debería estar instalado para dentro de 12 meses.

Pero la reacción que más irritó a Cristina Kirchner provino de fuentes del Ministerio de Desarrollo Productivo que citó Infobae. La vicepresidente viene apuntando contra Kulfas desde que comenzó la gestión del Frente de Todos. Él había sido crítico de su segundo gobierno, pero además casi todas sus acciones como ministro le caían mal. Hasta lo censuró en privado hace poco por impulsar una ley de electromovilidad que reemplazará a largo plazo los autos a combustión, tal como pretenden los países desarrollados.

“La lapicera la tienen que usar los funcionarios de Cristina, que fijaron las condiciones para darle la construcción de las cañerías del gasoducto de Vaca Muerta a Techint”, respondieron en Desarrollo Productivo. Unos a otros se culpan de vincularse con el grupo de Rocca, pero fuentes vinculadas a este último lo atribuyen “a una pelea más en la coalición gobernante, que usa a Techint como excusa”. Claro, la corporación también tiene su historial: acaba de pagar una multa millonaria en Estados Unidos por sobornos en Brasil, una causa que también tuvo en vilo al propio Rocca en su país natal, Italia, hasta que hace unos días se anuló el juicio.

“Es Ieasa (ahora rebautizada Energía Argentina), con funcionarios designados por ella (Cristina Kirchner), quienes hacen las licitaciones”, continuaron en las huestes de Kulfas. “Los que no usaron la lapicera como corresponde fueron sus funcionarios de Ieasa. Ellos armaron un pliego de licitación a la medida de Techint y de la chapa que el grupo fabrica en Brasil, de 33 mm de espesor. Si en lugar de esa especificación hubieran puesto de 31 mm, como son los gasoductos en Europa, se podrían haber provisto caños desde otra firma que produce en Villa Constitución: Laminados Industriales SA”, se refirieron a la localidad santafecina. Fuentes metalúrgicas coinciden en que Laminados Industriales SA podría haber sido proveedora “sin inconvenientes” de chapas de 31 o 33 milímetros. Pero un par de informantes albertistas admiten que los funcionarios de Enarsa, desde Gerez hasta Pronsato, privilegiaron el apuro por arrancar el proyecto y relativizan un negociado entre Techint y el cristinismo, que siempre se llevaron a los tirones. Sólo en los primeros años del gobierno de Néstor Kirchner hubo una estrecha relación del entonces presidente y De Vido con Rocca.

De hecho, las fuentes de Desarrollo Productivo citadas por Infobae reconocen que “la Secretaría de Industria debía intervenir más activamente en el tema, pero el presidente de Ieasa, Gerez, dijo que si no respondían en el acto, se caía la licitación y no llegaban con los tiempos”. “También adjudicaron la provisión de válvulas a una empresa importadora, en lugar de un fabricante argentino que ofrecía precios y condiciones similares, incumpliendo el compre nacional”, prosiguieron en la cartera de Kulfas, en lo que parece una acusación aún más fuerte. “Allí se presentaron seis oferentes: Cameron, Tormene Americana, PYAT SA, Valbol, Valtronic y Wenlen -explicó Econojournal a mediados de mayo-. Las últimas tres empresas son las que se encuentran dentro del rango estimado del presupuesto oficial, según indicaron a este medio fuentes privadas al tanto de la compulsa.”

“En definitiva, los que están usando incorrectamente la lapicera son los funcionarios de Cristina”, concluyeron en las filas de Kulfas. Tras sus presuntas declaraciones y su posterior despido, es muy probable que él y los responsables actuales y salientes de Enarsa sean citados por la Justicia para aclarar el asunto. El temor de los funcionarios a usar la lapicera se hizo realidad.

AR

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