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La única fábrica argentina de cascos de oxígeno para Covid, al límite de su capacidad: “Es preocupante ver la escalada”

Los gobiernos provinciales son uno de los principales compradores de cascos de oxígeno.

Delfina Torres Cabreros

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En las últimas semanas los teléfonos de la empresa de equipamiento médico Ecleris, la única que fabrica en la Argentina cascos de ventilación mecánica no invasiva para pacientes con Covid-19 sonaron con una frecuencia inusitada. “Sólo ayer nos compraron 200 cascos y nosotros, con toda la furia, podemos hacer 1.500 en un mes”, dijo a elDiarioAR Marcos Ledesma, médico y uno de los dueños de la firma. 

La empresa, que tiene 50 empleados y una planta industrial en Villa Martelli, comenzó a desarrollar y producir estos cascos a mediados de 2020, luego de ver que se utilizaban en Italia y que no estaban disponibles en el país. “En realidad primero quisimos comprarlos, pero el gobierno italiano ya se había asegurado toda la producción de varios años”, explicó Ledesma.

Según detalló el médico y empresario, los pacientes con Covid-19 y neumonía suelen necesitar oxígeno, que en una primera instancia se puede administrar por bigotera o mascarilla, pero que en el caso de que el cuadro se agrave debe administrarse con mayor presión. Inyectar aire en los pulmones con presión alivia la tarea de los músculos respiratorios, que están exigidos por la baja saturación de oxígeno y la alta frecuencia respiratoria y con riesgo de colapsar. 

“El paciente con falla respiratoria antes iba derecho a ser intubado y a terapia intensiva. Pero lo que se empezó a aplicar hace muchos meses, y no sólo en la Argentina, es la ventilación mecánica no invasiva, que se puede hacer de dos maneras: con cánulas nasales de alto flujo o con el casco, que es una escafandra de plástico sellada al cuello que te permite mayor presión que las cánulas”, precisó.

Luego de distribuir 2.500 cascos con los que, hasta el momento, fueron tratados 9.000 pacientes en más de 500 centros médicos, la empresa asegura que su utilización permite que entre el 50% y el 70% de los pacientes eviten ser intubados y conectados a un respirador artificial. Es decir, aliviar la presión sobre la terapia intensiva, que se encuentra por estas horas al borde del colapso.  

Hoy nos llaman de lugares impensados del país, pueblos donde tienen las terapias intensivas saturadas.

Los primeros cascos, cuyo nombre comercial es Helmet, fueron vendidos en julio pasado, sobre todo a gobiernos provinciales, aunque también se realizaron exportaciones a varios países de Latinoamérica. La demanda se paralizó a fin de año; los centros médicos ya se habían equipado y los casos de contagio empezaban a ceder. Sin embargo, repuntó con fuerza en el último mes, hasta poner al borde la capacidad productiva de la empresa. “Hoy el 100% de la planta está dedicada a esto; dejamos de hacer otros productos para exportación que no tienen urgencia. Por el momento estamos pudiendo abastecer, pero es preocupante ver la escalada”, señaló Ledesma. 

De acuerdo con la autorización de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), los cascos pueden ser utilizado hasta cinco veces. Cada uno tiene un valor de $100.000 y el kit de piezas descartables, que se recambian con cada paciente, cuesta alrededor de $3.000.

“Hoy nos llaman de lugares impensados del país, pueblos donde tienen las terapias intensivas saturadas. También tenemos algunos pedidos de particulares, pero nosotros no recomendamos a la gente particular adquirirlos y en esto quiero ser muy claro: la decisión de usarlo o no es del médico tratante y no se puede usar en la casa”, aclaró. 

Los cascos ya están siendo utilizados en más de 500 centros de salud de todo el país, públicos y privados. Desde el Hospital Néstor Kirchner de El Cruce al Austral de Pilar; del hospital Fernández y el Muñiz al Mater Dei y al sistema público de las provincias de Mendoza, Santa Fe, Río Negro, Chaco, Formosa, Tucumán, Neuquén, Salta, La Rioja, Santiago del Estero y Jujuy

El casco va conectado al poliducto de la cabecera de las camas de hospital y no a tubos de oxígeno, a menos que se utilice en un traslado. Sobre la situación del oxígeno, Ledesma consideró que el escenario no es tan crítico como se anticipó y que, según la información que él maneja de fuentes del sector, deberían aumentar todavía mucho más los casos para que se sature la provisión de este gas a los centros médicos. 

DT

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