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El documental que radiografía a Martin Scorsese, “un hombre de fe fascinado por la violencia”

Martin Scorsese  en el rodaje de 'Killers of the Flower Moon'

Javier Zurro

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Es el director vivo más nominado a los Oscar. Francis Ford Coppola lo define como “el cineasta más importante en activo de la historia del cine”. Su carrera está plagada de títulos emblemáticos que dejaron imágenes grabadas para siempre en nuestra retina. Muchas de ellas protagonizadas por su actor fetiche, Robert De Niro: Travis Bickle hablando delante del espejo. Jake LaMotta en el cuadrilátero. Sam Ace Rothstein iluminado por los neones de Las Vegas… 

Martin Scorsese creó un corpus fílmico tan apabullante que resumirlo es casi imposible. Quizás por eso realizar un documental intentando abarcar su carrera y su figura es una misión aún más complicada. Sin embargo, la realizadora Rebecca Miller —y pareja de Daniel Day Lewis, con quien Scorsese trabajó en Gangs of New York— decidió que quería intentar descifrar qué había en el cerebro de un cineasta que respira fotogramas en vez de aire. Cuánto de aquel niño de descendencia italiana y criado en el catolicismo de Nueva York había quedado impregnado en sus películas.

Para intentar abarcar lo más posible, Miller apostó por el formato de serie documental en Mr. Scorsese, cuyos cinco episodios ya se pueden ver en Apple TV. Una aproximación que utiliza material de archivo cedido por el propio Scorsese en donde se puede ver a su familia y su infancia, además de escuchar al propio cineasta y a muchos de los que trabajaron con él y lo conocieron. El resultado es tan fascinante como la obra del director, y una de las mejores aproximaciones a su figura.

Rebecca Miller dice que hacer este documental fue “una de las mejores experiencias de mi vida”, porque le dieron “el privilegio de hacer el retrato más honesto posible”. La única forma que encontró para hacerlo era confrontar su figura a “múltiples perspectivas” que lo mostraran más que como un ídolo, como una persona compleja, con muchas aristas. Así pasan por la cámara, amigos, familiares, esposas y exesposas, “algunas de ellas”, como aclara Miller y colaboradores de sus películas. “Quería abarcar la mayor cantidad de puntos de vista posible. Casi un enfoque cubista”, subraya.

Pero si piensa en, quizás, la razón más importante por la que decidió hacer el documental, esta sería intentar desvelar el misterio de “la dicotomía de un hombre de fe que está fascinado por la violencia”. Evoca así dos de los temas principales de la filmografía de Scorsese. A veces la fe y la religión adquieren más presencia, como en Silencio, y en otras están intrínsecamente unidas. Miller se pregunta cómo pueden “convivir ambas cosas”. “Una de las cosas que surgió fue esta idea de su fascinación, e incluso identificación, con el pecador. Para mí, eso lo convirtió en un proyecto muy importante, mucho más que un simple proyecto sobre los logros de un hombre; se trataba de quiénes somos como seres humanos y cómo puede un artista abordar esto de forma profunda”, explica sobre su documental.

Un joven Martin Scorsese en un momento del documental

A este enfoque poliédrico le ayudó que no fuera su amiga. “Lo conocía un poco a nivel social y conocía muy bien sus películas. Así que estaba en terreno desconocido. Hacía mis preguntas con total sinceridad y escuchaba con atención, de una forma radical. Completamente. Tanto que, muchas veces, al final de una entrevista, no recordaba lo que había pasado. Preguntaba a mis productores cómo había ido y luego las veía más tarde. Así que no diría que hubiera resistencia de ningún tipo, porque yo no intentaba manipular nada”, analiza sobre el proceso de rodaje.

Mr. Scorsese no es solo una radiografía del director, sino que también intenta desenmarañar leyendas urbanas e historias que se fueron trasladando, como que la MPAA le dijo que tenía que recortar escenas de Taxi Driver para no ser calificada con la temida X. Miller ofrece los puntos de vista de Scorsese, Steven Spielberg y Brian de Palma para intentar entender qué pasó realmente. “Algunas de estas historias llegaban como rumores, y yo quería enterarme realmente de lo que pasó”, confiesa la cineasta.

Hay apariciones emocionantes, como la del “hombre detrás de Johnny Boy”, el personaje al que interpreta Robert De Niro en Calles peligrosas y que está basado en una persona real del barrio de Scorsese. “Fue una sorpresa porque no creíamos que lo fuéramos a conocer nunca. Y resulta que su hermano lo llamó y apareció. Fue una experiencia extraordinaria”, dice Miller, que explica que de Scorsese aprendió sobre todo a buscar la toma perfecta, “la idea de que nada debe filmarse sin un motivo, sin comprender el significado de la toma, la razón por la que se hace”.

Martin Scorsese junto a Isabelle Rossellini

Compara a Scorsese con Shakespeare. Y tiene una explicación. Si el escritor fue capaz de crear palabras propias que se añadieron al lenguaje, “Marty inventó ciertos recursos de lenguaje cinematográfico y los utilizó de una manera que le es propia, creando una especie de estilo barroco o maximalista, que comenzó con Uno de los nuestros, pero que permeó nuestra cultura hasta tal punto que casi resulta difícil recordar que esta forma de concebir el cine, de mover la cámara, tiene sus raíces en él”. 

También deja tranquilos a los fans del director. No piensa retirarse. Es más, “siempre está buscando la próxima historia, cree que la próxima idea buena está a la vuelta de la esquina”. “Podría pensar, ‘ya hice todas estas grandes películas’. Y se acabó. Pero todavía tiene muchas ganas de explotar su talento”, cuenta Rebecca Miller, que consiguió plasmar como nadie ese talento en un documental imprescindible.

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