Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Obituario

Meat Loaf, el exceso rock hecho arte

El cantante Meat Loaf

Jose Viruete

elDiario.es —

0

Calificar a Meat Loaf de “grande” es quedarse corto. Su música era pura grandilocuencia; su éxito, descomunal; su presencia física, obviamente, enorme; y su vida, repleta de drama y como tal, recogida en biografías y biopics. Un vocalista que hizo de la épica una de sus señas de identidad, con una voz fulgurante y una presencia imposible de ignorar.

Algo así debió pensar el compositor Jim Steinman cuando le conoció allá por 1972. Este joven pianista estaba escribiendo un musical sobre una ninfómana en plena guerra de Vietnam, y dejaba a todo el mundo sorprendido con sus canciones, un cruce entre Broadway, hard rock y Richard Wagner. Tras su fracaso, el dúo comenzó a mover estos temas con la idea de editar un LP, Bat out of hell. Uno rechazado por prácticamente la totalidad de las discográficas de la época. Llegaría a convertirse en el cuarto LP más vendido de la historia de la música rock, con una estimación de 44 millones de copias. Pocos, muy pocos, pueden mirarle por encima.

Marvin Lee Aday, el verdadero nombre del artista, nació en Texas el 27 de Septiembre de 1947, y pasó una infancia marcada por el alcoholismo y los abusos de su padre. El joven encontró refugio en el fútbol americano, donde sus compañeros le pusieron el apodo, precisamente, de Meat Loaf. Pero, al más puro estilo High School Musical, el cantante alternaba los entrenamientos con las obras que se representaban en el instituto, y en las que rápidamente destacó gracias a su registro y potente voz. Había encontrado su verdadera vocación.

Tras abandonar la universidad, decidió instalarse en Los Ángeles a probar fortuna. Una ciudad donde rápidamente encajó con el perfil bohemio, repleto de actores y músicos en busca de fortuna. Años formativos, tocando en bandas y con papelitos en musicales como el mismísimo Rocky Horror Show. Precisamente fue esta obra la que le propició su primera aparición en una película, la versión cinematográfica dirigida por Jim Sharman en 1975, donde interpretaba con convicción el fantástico 'Hot Patootie', dándole a conocer al mundo entero. 

Fue en esta época cuando conoció a Steinman, compositor teatral sin demasiado éxito pero con tremendos temazos, que encontró en su voz el vehículo perfecto. Steinman era de todo menos discreto, y Meat llamaba la atención allá donde iba... y a todo aquel que le escuchaba entonar. El dúo decidió aprovechar esas canciones para tratar de vender un disco: lejos de presentar maquetas, inasumibles debido a la visión grandilocuente del compositor, el dúo aparecía junto a la vocalista Ellen Folley para interpretar las canciones.

La visión del espigado pianista y el obeso cantante interpretando esas heróicas melodías de 7 minutos dejaban patidifusos a los cazatalentos. Solo Todd Rundgren le vio la gracia al asunto. El genial guitarrista y productor veía su Bat Out Of Hell (que se podría traducir por “como alma que lleva el diablo”) como una parodia del no menos épico 'Born to Run' de Bruce Springsteen. De salir corriendo iba la cosa.

Bajo su tutela y con un contrato con la ignota Cleveland Records, Rundgren dispuso que grabaran con parte de la E-Street Band que acompañaba a Springsteen. Sin duda, el grupo ideal para esta obra conceptual, una oda a la adolescencia en siete actos repleta de iconografía americana: pueblos en mitad de ningún sitio, partidos de baseball y revolcones en el asiento trasero. El paraíso a la luz del salpicadero.

Bat Out Of Hell caló rápidamente en Reino Unido o Australia, pero en EEUU la cosa fue mucho, mucho más lenta. Mes tras mes, esas canciones que parecían una broma empezaron a calar entre los oyentes, que pedían escucharlas una y otra vez. El disco comenzó a subir en las listas y la banda se lanzó a realizar una extensa y extenuante gira, donde el cantante, que llegó a pesar casi 140 kilos, llegaba a necesitar oxígeno para llegar al final del concierto. Su entrega total en los directos, sumada a su afición a dar volteretas para terminar los shows le costó alguna lesión. Su imagen empapada en sudor y gritando sus letras se convirtió totalmente en icónica. 

Con un único LP, Meat Loaf se convirtió en una auténtica estrella a finales de los 70. La fama, las drogas, los agotadores conciertos y la presión de tener que crear una segunda obra a la altura se cobraron un precio. El cantante se quedó sin voz. Aday pasó meses sin cantar, víctima de un bloqueo mental para escapar de semejante vorágine. 

Entregado al alcohol y las drogas, en ocasiones junto a su amigo John Belushi, aprovechó su fama para estrenar su primera película como protagonista, Roadie, donde encarnaba al mejor “pipa” del mundo, en un viaje que le hacía coincidir con otras estrellas como Alice Cooper, Roy Orbison o Alice Cooper.  Un pequeño fracaso que le indicó que su futuro cercano pasaba, sin duda, por volver a grabar, previa rehabilitación, claro. 

Tras meses de terapia, consiguió recuperar la voz para grabar su siguiente trabajo, Dead Ringer For Love, aparecido ya en 1981 y, lógicamente, no llegó a semejantes alturas, aunque nos dejó uno de sus singles más exitosos: el dueto con Cher que daba título al disco, que incluso ha sido interpretado un par de veces en nuestro Operación Triunfo (traducido por un concursante como, atención, “el campanero muerto del amor”). Y ya que hablamos de tele hispana, no podemos olvidar como su primera aparición por aquí fue en el programa Aplauso en cuyo plató interpretó un par de canciones mientras daba unas patadas a un balón de fútbol acompañado del Mariscal Romero, uno de sus baluartes en nuestro país. 

Su compañero Jim Steinman se bajó del barco, harto de no tener el reconocimiento esperado, eclipsado por la enorme sombra de su compañero. En su siguiente disco, Aday optó por componer él algún corte y dar un giro a una música menos épica y sencilla. El fracaso de Midnight At The Lost And Found le supuso refugiarse en el mercado europeo, donde aún conservaba fans entre los fans del rock duro. 

Meat Loaf visitó Madrid en 1983, teloneando a los Whitesnake de David Coverdale en un concierto de lo más celebrado por el rockerio hispano. Tardaría 11 años en volver. Sus siguientes referencias estaban más orientados al hard rock de la época, y consiguió resultados decentes en Inglaterra y Alemania. Tanto es así que Blind Before You Stop contó con la producción de Frank Farian, la cabeza pensante de Boney M. Fueron unos años de ventas modestas, muchos conciertos y miles de kilómetros en la furgoneta del grupo para tocar en modestos clubs, que sin embargo, el cantante recordaba con cariño en To Hell And Back Again, su autobiografía: una vida sencilla haciendo un trabajo duro y honrado. 

Hasta que en 1990, las cosas con Jim Steinman por fin se enfrían y deciden ponerse manos a la obra. El compositor, que había encadenado éxitos con Bonnie Tyler o Air Supply, recupera algunos viejos temas y escribe otros absolutamente mayestáticos para su amigo. El resultado: Bat Out Of Hell II (1993), un ciclón que vende 14 millones de copias y le devuelve a la primera línea. Para el recuerdo, aquella tripleta de videoclips dirigidos por un jovencísimo Michael Bay, auténticas mini-operas rock que fueron emitidas hasta la saciedad por la MTV... y por nuestros 40 Principales en Canal +. 

Con una nueva generación de fans en el bolsillo, y más maduro y sabio, Meat ha sabido administrar correctamente su carrera, aún lejos de Steinman: discos correctos con buenos colaboradores, espaciados en el tiempo y que siempre funcionaban bien, un tercer Bat Out Of Hell, ahora con el supercompositor Desmond Child, y giras de duración moderada donde los fans acudían a escuchar sus grandes éxitos, ya convertidos en clásicos. Hasta Pepe Navarro le presentó como “una leyenda” en su Mississippi, en otra de sus escasas apariciones en nuestro país. 

Y aún así, para el público más cinéfilo, Meat Loaf siempre será Robert Paulson de El club de la lucha, un frágil luchador con tetas para un papel totalmente alejado de su imagen habitual que le granjeó un montón de elogios. Es lo más destacado de una divertida carrera como actor en la que lo mismo aparecía junto a las Spice Girls en Spice World que se enfrentaba a Patrick Swayze como el malvado camionero de Black Dog. Incluso estuvo a las órdenes de Antonio Banderas en su debut como director, Locos en Alabama, entre otras muchas apariciones. 

Casado dos veces y con un par de hijas, sin duda, con sus genes (una actriz y la otra cantante y casada con un miembro de Anthrax), Meat realizó en 2016 sus últimos conciertos, alguno con ataque al corazón sobre el escenario incluido. Casi al mismo tiempo, en Inglaterra, comenzó a representarse el musical Bat Out of Hell, una historia épica contada a través de las canciones de sus dos discos más famosos, y que aún está en cartel. Unos temas que volvían a donde habían sido concebidos, listos para contar una nueva historia más grande que la vida.

Etiquetas
stats