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El lado B de Biden, cuando ganaba elecciones con campaña de mano dura

Joe Biden, cuando era senador.

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En 1972, el candidato al Senado por Delaware ganó su banca con un programa de más recursos para las fuerzas de seguridad, más agentes en las calles, tolerancia cero para la tenencia de drogas, estereotipos racistas de músicos de jazz, y reclamos de supresión del impuesto a la fortuna

El 7 de noviembre de 1973, el candidato demócrata al Senado por el estado de Delaware derrotó a J. Caleb Boggs, su rival republicano tres décadas más viejo y que buscaba obtener su tercer mandato consecutivo. La campaña de Biden fue simple, generacional, dura, directa, y efectiva. Biden pintó a Boggs como un guerrero de la Guerra Fría, que en 1950 luchó contra Stalin y los comunistas afuera y adentro de EEUU. Y se pintó a sí mismo como alguien menos altisonantemente ideológico, más adecuado a los setentas minimalistas del small is beautiful que seguían a los 60s maximalistas, libertinos y fracasados. Biden en 1972 iba luchar contra el enemigo que estaba en la casa de al lado, o en la propia casa: joven, iba a combatir a la delincuencia juvenil y al consumo de drogas. Ya entonces se mencionaban las epidemias, una médica, pero otra metafórica: “Si Boggs quiso combatir a la polio, yo quiero combatir a la heroína”. Y si había un enemigo en un gobierno que le hacía dura la vida al electorado, no estaba en Moscú, estaba en Washington: “Boggs quería suprimir el impuesto electoral, yo quiero suprimir el impuesto a la fortuna”. Un documental de la CBS presentó todo el material de aquella campaña pionera.

Si la campaña presidencial de 2020 vio al candidato demócrata Biden del mismo lado de quienes en las calles luchaban contra los abusos represivos de las fuerzas de seguridad, en especial los determinados por el racismo sistémico, que promovía una política de limitar y controlar los fondos destinados en el presupuesto a la policía, la campaña senatorial de 1972 había visto a un candidato demócrata que prometía más recursos a las fuerzas de seguridad y “más policías en las calles” para vencer al crimen como el anciano Boggs en su momento que ya era historia vieja había vencido al comunismo.

En 2020, la venta de marihuana recreativa ha sido legalizada en muchos estados de EEUU, y genera impuestos que son un recurso de primera importancia en los presupuestos estaduales. En 1972, la sola tenencia era condenada con penas de prisión, y Biden hizo de la promesa de que nadie que fuera encontrado con droga en el bolsillo se salvara de la cárcel uno de los pilares que probaban que la extrema juventud no estaba reñida en nada con la más grande y más sobria de las personalidades adultas. Si se hace una busca rápida en la prensa gráfica, al menos la mitad de los avisos de propaganda de quien sería el senador más joven de la historia están destinados a presentarlo como un campeón de la lucha antidrogas. La campaña de Biden presentaba a Boggs como sobreviviente de un período más relajado con las drogas, o más ignorante de sus consecuencias, “cuando los músicos de jazz usaban heroína para poder seguir tocando en largas noches”. Las organizaciones de músicos de jazz se hicieron oír, porque consideraban que el ‘músico adicto’ era un estereotipo cultural –todavía no se usaba la expresión fake news-; Biden ganó su elección por 50, 5% contra 49,1% de los votos.

Biden ganó siete elecciones como candidato a senador, hasta que en 2008 ganó las elecciones como candidato a vicepresidente en la fórmula presidencial demócrata, y siguió en ese cargo electivo por dos mandatos acompañando al presidente Barack Obama. En esos ocho años, no todos los rasgos del joven de 1972 se habían evaporado. Fueron años de récord de deportación de migrantes encontrados sin papeles de autorización en suelo de EEUU. Y en los años que siguieron a la crisis de 2008, el gobierno reprimió al movimiento Occupy Wall Street. Para el día de su jura como presidente número 46, un operativo de seguridad nunca visto en la historia fue organizado para defenderlo en Washington de los opositores que una semana y media antes había ocupado el Capitolio. 

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