Mark Rutte, el secretario general que hizo del servilismo a Trump una forma de liderar la OTAN

Mark Rutte (La Haya, 1957) acostumbraba a presumir de que acudía a la sede del gobierno neerlandés en bici, como si fuera un ciudadano de a pie concienciado con el ejercicio físico y el cambio climático. Era el primer ministro de Países Bajos, liberal, y se caracterizaba por enarbolar la bandera de la frugalidad en la Unión Europea: es decir, una nueva austeridad –defendida por Países Bajos, Austria, Dinamarca y Suecia, con el apoyo de Finlandia– para reducir los presupuestos plurianuales de la UE y para resistirse a que los fondos de recuperación no fueran sólo préstamos y créditos que llevarían a abultar aún más la deuda de los países.
Eran días en los que Rutte se presentaba en los Consejos Europeos, en Bruselas, con una manzana como símbolo de esa frugalidad que, en el fondo, no era más que una lucha del norte más rico de la UE contra el sur menos rico de la UE.
Ese Rutte, en el fondo, es el mismo que se ha retratado estos días en La Haya, su ciudad, donde ha sido el anfitrión de una cumbre aliada caracterizada, precisamente, por disparar el gasto en defensa desde el 2% hasta el 5% –3,5% en defensa básica y 1,5% en gastos relacionados con la seguridad–, con el impacto que eso tendrá en las cuentas públicas de cada país.
Rutte ya no lleva la chaqueta de la frugalidad, ya no expresa preocupación por la deuda y el déficit, pero mantiene la de estar del lado de los poderosos, y muestra mucha preocupación por ser funcional al verdadero jefe de la OTAN, el presidente de EEUU, que, desde el 20 de enero de 2025, es Donald Trump: para empezar, le ha montado una cumbre corta, de apenas medio día de trabajo y una sola sesión del Consejo Atlántico, cuando en otras cumbres podía haber hasta tres. Y, por supuesto, plegándose a otra exigencia de Trump y degradando la presencia del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en relación con las tres últimas cumbres.
Antes del regreso de Trump a la Casa Blanca, la OTAN defendía pasar del 2% de gasto en defensa al 3,5%, pero la nueva Administración estadounidense quería más, quería el 5%, y lo fueron diciendo los secretarios de Defensa –Pete Hegseth– y de Estado –Marco Rubio–, en las respectivas reuniones en la OTAN, pero también Trump: el 3,5% era insuficiente, querían un 5%.
Y Rutte encontró un truco para contentar a sus superiores: idearon que 3,5% sería gasto puro en defensa, mientras que en el 1,5% adicional cabrían conceptos más amplios –como infraestructuras–, para vender la cifra mágica del 5% a la Casa Blanca, y esa fórmula resultó aceptable para la gran mayoría de los socios. Entre los que sienten cerca a Rusia, los que son halcones de la defensa y los que piensan que mejor no pelearse con Washington y esperar a la revisión prevista en 2029 a ver si han cambiado las tornas y se puede reconducir la situación, tan sólo España planteó en voz alta problemas con el 5%.
Y ese 5% figura en la declaración final de la cumbre como un triunfo para Trump en el que se ha fajado Rutte.
Pero no solo eso: el nivel de adulación de Rutte a Trump quedó patente en los mensajes que le envió unas horas antes de comenzar la cumbre de La Haya y que el presidente de EEUU publicó a través de pantallazos en su red social. “Has conseguido lo que ningún otro presidente de EEUU habría podido en décadas”, le dijo este martes en los mensajes en los que le felicita por su “acción decisiva” en Irán, así como por el acuerdo para disparar el gasto militar hasta el 5% del PIB de los aliados.
“Felicidades y gracias por tu decisiva acción en Irán, fue verdaderamente extraordinaria y algo que nadie se habría atrevido a hacer”, comienza Rutte. “Nos da seguridad a todos”, le dice sobre el ataque a instalaciones nucleares de la República Islámica: “Donald, nos has conducido a un momento muy, muy importante para Europa y para América, y el mundo. Has conseguido algo que ningún otro presidente habría conseguido en décadas”.

Ese servilismo que Rutte muestra en sus mensajes privados, se reproduce en las comparecencias públicas con Trump, como la rueda de prensa de este miércoles al inicio de la cumbre en La Haya. En ella, el secretario general de la OTAN incluso se pone del lado del presidente de EEUU cuando insulta a medios como la CNN y el New York Times por publicar un informe preliminar del Pentágono que considera los bombardeos sobre Irán no fueron tan devastadores como anuncian el presidente de EEUU y su equipo político.
“Antes de pasar al tema del gasto”, ha dicho Rutte, “quiero reconocer su actuación decisiva, es usted un hombre de fuerza, pero también un hombre de paz, y el hecho de que ahora también haya logrado este alto el fuego entre Israel e Irán me parece digno de elogio, y creo que es importante para todo el mundo”.
En relación con el gasto, los elogios públicos no son menores, expresando su felicidad por ver al republicano en el Despacho Oval: “Sin el presidente Trump, esto no habría sucedido. Cuando usted asumió la presidencia en 2016-2017, obligó a los europeos y canadienses a pagar más en ese momento. El resultado de esa fase es un gasto agregado adicional en defensa de 1 billón por parte de canadienses y europeos. Luego vino la segunda fase, cuando usted asumió la presidencia en enero, y consistió en que todos nuestros países que aún no habían alcanzado el 2%, se comprometieran ahora a ese 2%, que es el antiguo objetivo de Gales en 2014. Y hoy decidiremos pasar al 5%. Y, de nuevo, esto no habría sucedido, y algunas personas me criticarán, si no hubieras sido elegido en 2016 y reelegido el año pasado y vuelto al cargo”.
Por supuesto, Rutte, ex primer ministro europeo, que sabe lo que fue desde la UE la primera presidencia de Trump en comparación con la de Biden, ni siquiera pestañea cuando el presidente de EEUU carga contra su predecesor de forma gratuita. “Hemos tenido una relación estupenda y hemos trabajado en este tema [el del gasto] durante mucho tiempo; cuando Biden estaba aquí, decayó, como todo lo demás, murió. Y ahora eres tú quien va a la votación hoy”.
“En realidad, hoy decidiremos por unanimidad”, se atreve a matizar tímidamente Rutte a un Trump que ni recuerda que las declaraciones en la OTAN no se votan, sino que se aprueban por consenso. Pero el presidente de EEUU ni le escucha, e insiste: “No podemos hablar de ello [el 5% de gasto] hasta después de la votación, porque a veces, ya sabes, pasan cosas raras. Pero creo, creo que lo vas a hacer muy bien”.
Y mientras Trump se queda a gusto acusando a la CNN de dar “solo noticias falsas” por publicar el informe del Pentágono que rebaja el impacto de los bombardeos sobre Irán, de que “no tiene audiencia” y “es una cadena fracasada, vergonzosa”, al tiempo que dice que la cadena MSNBC “es aún peor”; y los tacha de “escoria; la CNN es escoria; MSNBC es escoria; el New York Times es escoria. Son mala gente. Están enfermos. Nadie quiere ni siquiera perder el tiempo yendo a sus programas, así que se alían con el New York Times, que está muriendo”.
Mientras el presidente de EEUU se despacha contra la prensa, Rutte decide que su papel consiste en reforzar a un Trump que no soporta a los medios de comunicación no serviles, y argumenta: “Lo bueno es que eliminaron la capacidad nuclear de Irán. Esto fue crucial. Lo hicisteis de una manera impresionante, y el resto del mundo percibió que este presidente, cuando se trata de ello, sí, es un hombre de paz. Pero si es necesario, está dispuesto a usar la enorme fuerza del ejército estadounidense. Así que creo que esa señal al resto del mundo, que va mucho más allá de Irán, es extremadamente importante. Así que permítanme señalar también ese aspecto”.
No es la primera vez que Rutte calla mientras Trump se despacha. El secretario general de la OTAN se puso de perfil ante la humillación a la que el presidente de EEUU sometió a Volodímir Zelenski en el Despacho Oval. No se escuchó nada que pudiera parecer una crítica. Es más, mientras la mayoría de aliados, fundamentalmente los de la UE, ponían el grito en el cielo ante la intención de Trump de negociar bilateralmente con Vladímir Putin el fin de la guerra en Ucrania, Rutte se limitaba a agradecerle sus esfuerzos negociadores, que siempre ha puesto en valor.
Tampoco cuestionó que Trump se alineara con Putin en su plan para acabar la guerra, que pasaba por reconocer a Crimea como territorio ruso. Esa es una línea roja para los socios de Ucrania y suponía ir en contra de lo hasta entonces establecido por la propia OTAN. Pero Rutte permaneció en silencio.
Al igual que hizo mientras el presidente estadounidense amenazaba la soberanía de Dinamarca, que es un miembro de la alianza atlántica, con su intención de anexionarse Groenlandia. Y repitió la insistencia, que justifica en razones de seguridad para EEUU en el Ártico, en una reunión en directo con Rutte en la Casa Blanca. De hecho, aseguró que el neerlandés podía ser “instrumental” para facilitar esa toma de control. Rutte se limitó a decir que la OTAN no se podía involucrar en eso.
Uno de los puntos positivos que la mayoría de socios de la Alianza Atlántica vieron en Rutte fue su capacidad para lidiar con Donald Trump cuando era primer ministro de Países Bajos y, cuando su candidatura cogía fuerza para la secretaría general, la amenaza de la vuelta del republicano a la Casa Blanca era más que plausible. Al holandés le bautizaron como “susurrador de Trump” en la cumbre de la OTAN de 2018, cuando calmó al presidente de EEUU en su furia contra los países europeos, a los que ya exigía aumentar el gasto en defensa. Y ahora se deshace en halagos hacia Trump siempre que tiene ocasión. “Trump ha tenido razón muchas veces. Estoy de acuerdo, y puede que tenga razón muchas veces en el futuro”, dijo en una comparecencia en el Parlamento Europeo.
Ahora está dejando en evidencia que está sometido a los deseos del republicano, que ha desairado al resto de aliados, ha puesto en cuestión el compromiso con el artículo 5 del Tratado de Washington, que establece la defensa colectiva (la cláusula que establece que, en caso de ataque a un aliado, responden todos de forma conjunta) e incluso amenazó con desentenderse de la seguridad de Europa.
“Europa pagará a lo GRANDE”, le dijo Rutte a Trump en sus mensajes privados, en los que le atribuía en exclusiva la “victoria” de haber forzado el 5% de gasto militar para el conjunto de los aliados.
Y, ahora, más que susurrador, Rutte está haciendo del servilismo a Trump una forma de liderar la OTAN.
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