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Las mujeres, en lucha por sus derechos ante la agenda ultraconservadora del Gobierno israelí

Manifestantes del 'Frente Rosa' en Tel Aviv protestan contra la reforma judicial y ondean banderas de Israel de color rosa.

Francesca Cicardi

elDiario.es —

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Muchos colectivos, desde reservistas del Ejército hasta empleados de empresas tecnológicas, se fueron sumando a las multitudinarias protestas en Israel contra la reforma judicial que impulsa el Gobierno de Benjamín Netanyahu, en las que las mujeres estuvieron en primera línea desde el primer momento porque temen un retroceso en sus derechos y libertades.

“El núcleo de la reforma es debilitar el Tribunal Supremo y tomar el control del comité que nombra a los jueces del tribunal, pero hay muchas leyes que no son centrales en la reforma y tendrán un impacto muy duro en los derechos y el estatus de las mujeres”, explica a elDiario.es Ruth Halperin-Kaddari, fundadora y directora del Centro Rackman de Israel, adscrito a la Facultad de Derecho de la Universidad Bar-Ilan.

“Cualquier debilitamiento del Tribunal Supremo va a tener un efecto inmediato en los derechos de las mujeres porque muchos de los progresos que se hicieron en los 75 años de historia de Israel fueron gracias a este tribunal”, afirma la profesora, alertando de que “si el Gobierno consigue quitar al tribunal el poder de revisar la legislación, las leyes que planea aprobar no podrán ser revocadas, incluidas leyes que permiten la discriminación” por religión o por sexo.

A finales de julio, la mayoría gobernante aprobó definitivamente en el Parlamento la primera ley de la reforma, que resta prerrogativas al Tribunal Supremo, el cual ya no puede revisar y cancelar decisiones gubernamentales consideradas “no razonables”. La llamada doctrina de la razonabilidad permitía al alto tribunal supervisar la actuación del Gobierno, tal y como hizo a principios de año, cuando revocó la designación del ultraortodoxo Aryeh Deri como ministro de Interior y Sanidad porque el Supremo la consideró “extremadamente irrazonable”, ya que el elegido había sido inhabilitado en 2022 por evasión fiscal.

Leyes preocupantes

Halperin-Kaddari dice que, por ejemplo, una de las leyes que pretenden aprobar los parlamentarios de la coalición liderada por Netanyahu, en la que hay partidos ultraortodoxos y ultranacionalistas, “permitirá expandir la segregación por sexos en los servicios públicos, en la universidad y en eventos sociales” .

Sin embargo, una de las propuestas de ley más preocupantes es la que otorga a las cortes rabínicas la potestad para juzgar cualquier caso civil, no solo los relativos a cuestiones familiares como hasta ahora.

“Por ejemplo, en una disputa laboral (…) si el contrato establece que cualquier problema tiene que resolverse en una corte rabínica, ¡esta corte decidirá en base a una ley religiosa de hace dos mil años!”, afirma indignada la profesora experta en ley judía. Añade que las cortes rabínicas “no son igualitarias” y en ellas “no hay juezas”, por lo que cualquier sentencia que emitan será desfavorable para ellas.

Tiene una visión del mundo extremista, fundamentalista, tradicionalista y patriarcal, en el que hay una separación clara en los roles de género

La directora del Centro Rackman no tiene dudas de que el Gobierno de Netanyahu busca socavar los derechos de la mujer: “Tiene una visión del mundo extremista, fundamentalista, tradicionalista y patriarcal, en el que hay una separación clara en los roles de género: las mujeres no pueden tener ninguna posición de poder, las mujeres deben quedarse en casa y criar a los hijos”.

Halperin-Kaddari destaca que Netanyahu nombró a una ministra para el Estatus de la Mujer, May Golan, una persona de su partido y su confianza que “ha hablado de forma despectiva sobre las mujeres y el feminismo”. “La primera medida que tomó es desmantelar la Autoridad para avanzar en el estatus de la mujer”, una entidad estatal creada en 1998 para promover la igualdad.

“La ministra propuso un nuevo organismo que dependerá por completo de ella (…) y que no será independiente ni profesional”, denuncia Halperin-Kaddari, como una señal más de que la actuación del Gobierno va encaminada a restar independencia a todos los entes estatales y someterlos a su línea política ultraconservadora, tal y como denuncian muchos críticos.

Por todo ello, la profesora participó activamente en las protestas como representante del Centro Rackman, que también ofrece asesoramiento en cuestiones legislativas en el Parlamento israelí, y a título personal. En una manifestación después del 8M de 2023, Halperin-Kaddari subió al escenario para decirle al Gobierno que “una amenaza contra una mujer es una amenaza contra toda la sociedad israelí”.

'El cuento de la criada'

Desde el primer momento, las mujeres han sido numerosas en las calles de Israel y en las protestas aparecieron en grupo, vestidas como la protagonista de la serie televisiva ‘El cuento de la criada’, basada en la novela del mismo título de Margaret Atwood (1985).

Con capas rojas y gorros blancos con una amplia visera, las manifestantes rechazan el recorte o retroceso de sus derechos, empleando la alegoría del relato distópico de Atwood, en el que una dictadura puritana margina a las mujeres y reduce su papel en la sociedad a la reproducción. Forman parte de la agrupación Bonot Alternativa (construir una alternativa, en hebreo), que cuenta ya con más de 100.000 miembros.

En las protestas también ondean banderas de Israel en las que las líneas horizontales y la estrella de David son de color rosa en lugar de azul y, además, se pueden ver banderas arcoíris y otras que representan a colectivos que temen por sus derechos ante una reforma que, según los más críticos, pone en peligro la “democracia” israelí en su totalidad.

Una abogada del Instituto para la Democracia Israelí, Arat Thon Ashkenazy, explica a elDiario.es que las protestas lograron frenar la reforma judicial, cuyo objetivo es “debilitar la estructura de las instituciones” para luego “explotar esa debilidad y atacar los derechos humanos, los derechos de las mujeres y de las minorías”.

“El Gobierno quiere tener plenos poderes para cambiar el equilibrio entre democracia y judaísmo: hacer que el Estado sea más judío, más religioso” y menos democrático, afirma la experta. El Estado de Israel se define como democrático y judío en las denominadas leyes básicas, que constituyen su base legal ya que el joven país no cuenta con una constitución.

Poca representación y más discriminación

Según Thon, una de las señas de identidad del Gobierno de Netanyahu es la limitada presencia de mujeres, tanto entre los ministros (apenas seis mujeres de un total de 32), como en el Parlamento (nueve mujeres en los 64 escaños ocupados por la mayoría gobernante) y en otras instituciones.

“Solo tenemos una institución que se encarga de la igualdad de género y el Gobierno transformó este ente profesional en un ente político, con una ministra al frente y esto puede afectar directamente a las mujeres”, opina Thon en referencia a la Autoridad para Avanzar en el Estatus de la Mujer. Agrega que, además de politizar el organismo, en su mandato, establecido en una propuesta de ley que fue aprobada de forma preliminar en julio, ya no aparece la palabra “discriminación”.

“No están cambiando solo las palabras para eliminar la idea de que las mujeres sufren discriminación, sino que están cambiando la forma en la que pensamos en los derechos de las mujeres”, denuncia la abogada, que ha impulsado programas para fomentar la igualdad de género a nivel nacional y local.

Thon señala que desde el Gobierno israelí, en concreto los elementos más religiosos de la coalición, están fomentando la idea de que la “separación por género” es algo positivo y “un derecho” de las mujeres, en lugar de una “discriminación”. Esa segregación existe en las comunidades y barrios ultraortodoxos judíos donde, sin ir más lejos, en algunas líneas de autobuses las mujeres se sientan en la parte trasera separadas de los hombres. También muestra su preocupación porque las cortes rabínicas puedan juzgar más casos y señala que estos tribunales son “instituciones discriminatorias” en sí mismas, porque no hay jueces mujeres.

“Las mujeres van a ser discriminadas por estas cortes. Las mujeres marginadas son las que más van a sufrir porque no tienen el poder de oponerse a un juicio en una corte rabínica”, para el que ambas partes tienen que dar su consentimiento.

El primer grupo que se va a ver perjudicado son las mujeres, pero no van a ser las únicas

La abogada alerta de que “el primer grupo que se va a ver perjudicado (por la reforma judicial) son las mujeres, pero no van a ser las únicas” y menciona al colectivo LGTB y otros grupos “discriminados” de la sociedad, incluida la minoría árabe-israelí, que no ha participado en las protestas, las más grandes y prolongadas en la historia de Israel.

Thon señala que la coalición ultraderechista “puede hacer lo que quiere con una mayoría de 64” diputados en la Knéset (Parlamento israelí) y diseñó varias leyes para “eliminar la única institución que supervisa y equilibra” los poderes Legislativo y Ejecutivo, que es el Tribunal Supremo.

Protestar hasta parar la reforma

“No habrá ninguna forma de detener al Gobierno si aprueba la ley que quita al Tribunal Supremo la capacidad de supervisar las leyes básicas”, alerta la abogada. A partir de entonces, la mayoría parlamentaria “solo tendrá que aprobar las leyes que quiera como leyes básicas y serán intocables”.

Protestar es la principal herramienta eficaz para detener al Ejecutivo de Netanyahu

En su opinión, “protestar es la principal herramienta eficaz para detener” al Ejecutivo de Netanyahu, porque ya empezó a desmantelar “la única herramienta legal que podría pararlo”, con la primera ley que resta prerrogativas al Supremo.

El siguiente paso es controlar el comité que nombra a los jueces, a través de una ley que modifica su composición y que la mayoría gobernante pretende aprobar a partir de octubre, cuando la Knéset retome la actividad tras el receso de verano. A pesar del parón legislativo en agosto, las protestas no han parado, sábado tras sábado, desde hace 31 semanas.

“La lucha continúa! La Knéset ha entrado en receso, pero nosotros no paramos, continuamos construyendo el campo democrático-liberal, el campo rosa”, afirmó el pasado fin de semana el grupo Frente Rosa a través de la red social X (Twitter). Y es que para las agrupaciones y activistas israelíes esta no es solo una lucha contra el Gobierno, sino por sus derechos básicos.

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