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Pedro Sánchez prescinde de sus pesos pesados en la primera gran remodelación de Gobierno

Pedro Sánchez en una imagen de archivo.

Irene Castro / Esther Palomera

elDiario.es —

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El día llegó: Pedro Sánchez ejecuta este sábado la primera gran remodelación del Gobierno de coalición en España. Sánchez comunicó al rey la nueva composición del Ejecutivo, tal y como establece la ley, y comparece a las 14 horas para dar a conocer los nombres de los nuevos ministros. Los cambios afectan a carteras importantes de los socialistas en el Ejecutivo. Sale la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, y también el jefe de gabinete del presidente, Iván Redondo, pero no afecta a los cinco ministerios de Unidas Podemos, según acordaron Sánchez y la vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz, en una conversación esta semana.

La crisis de gobierno es muy amplia y de alcance porque afecta a los que hasta ahora han sido puntales del Gobierno, a los que han sido hasta ahora pesos pesados de Sánchez. Calvo será sustituida en ese puesto por Félix Bolaños, que hasta ahora era secretario general de Presidencia en Moncloa. A pesar de ser un puesto discreto, estaba en las grandes decisiones y en la coordinación del gabinete que quedará en sus manos como nuevo ministro de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática. Nadia Calviño será la vicepresidenta primera, lo que supone un ascenso pero también un refuerzo al área económica en un momento en el que la recuperación es prioritaria para Sánchez. Díaz pasa a ser vicepresidenta segunda y Teresa Ribera, tercera, manteniendo sus competencias de Trabajo y Transición Ecológica, respectivamente.

Sale del Ejecutivo el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, que abandona la cartera de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Le sustituye la hasta ahora alcaldesa de Gavà, Raquel Jiménez. No es el único perfil joven y socialista que buscó Sánchez. La regidora de Puertollano, Isabel Rodríguez, será la nueva ministra de Política Territorial y, como portavoz, el rostro de la coalición en la nueva etapa. María Jesús Montero se queda, por tanto, concentrada en Hacienda e incorpora el área de Función Pública que hasta ahora estaba con Política Territorial. Miquel Iceta, que se incorporó al Gobierno en febrero, cede el puesto y se va a Cultura y Deportes, donde suple a José Manuel Rodríguez Uribes.

Al frente de Educación y Formación Profesional estará la hasta ahora delegada del Gobierno en Aragón, Pilar Alegría, y se marcha Isabel Celaá, que estaba en ese puesto desde 2018, al igual que el titular de Ciencia, Pedro Duque, que será sustituido por otra alcaldesa, en este caso la de Gandía, Diana Morant.

También hay cambios en los denominados ministerios de Estado. Sánchez recupera a José Manuel Albares, que fue su sherpa en el primer mandato y después le nombró embajador en París, como ministro de Asuntos Exteriores y prescinde de Arancha González Laya. Apenas tres semanas después de conceder los indultos a los líderes independentistas, Juan Carlos Campo cede el testigo de Justicia a Pilar Llop, que deja vacante la presidencia del Senado. El actual portavoz socialista, Ander Gil, ocupará ese puesto. Permanecen Fernando Grande-Marlaska y Margarita Robles en Interior y Defensa, respectivamente, y también Reyes Maroto como ministra de Industria y Turismo. Carolina Darias seguirá al frente de Sanidad, un puesto al que llegó en febrero tras la salida de Illa, así como Luis Planas como responsable de Agricultura y Pesca.

Sánchez comunicó los cambios a los miembros del Gobierno este mismo sábado por la mañana. Pasadas las 11:30 horas todavía había ministros a los que afecta la remodelación que desconocían su futuro inmediato. Se trata de la primera gran remodelación del gabinete desde la investidura en enero de 2021 ya que los cambios hasta ahora fueron puntuales provocados por las salidas de ministros, como Salvador Illa, o incluso de Pablo Iglesias para participar en procesos electorales.

El presidente lleva semanas preparando esta amplia remodelación del gabinete con la que pretende dar un impulso político a la acción del Gobierno coincidiendo con la recuperación económica gracias al avance de la vacunación. Con la inmunidad de grupo cerca y con los fondos europeos que permitirán salir de la crisis que deja la pandemia, el presidente quiere reforzar al Ejecutivo para encarar la segunda parte de la legislatura.

La idea inicial era llevar a cabo la remodelación en otoño, coincidiendo con el 40º Congreso del PSOE, pero la decisión se aceleró, tal y como adelantó elDiario.es, tras las elecciones madrileñas del 4 de mayo en las que los socialistas se hundieron y con el proceso de concesión de indultos que se abrió después. Sánchez decidió entonces acometer la crisis de Gobierno antes de las vacaciones de agosto.

Sánchez ha llevado con especial celo las decisiones sobre la nueva composición del gabinete. “Es inescrutable”, reconocía este mismo viernes una de las personas de su máxima confianza. En las últimas semanas Sánchez no siguió la máxima de negar la remodelación del gabinete hasta el momento en el que se ejecuta como hacían sus antecesores y no la descartó públicamente disparando la incertidumbre en los ministerios. Lo que sí aseguró en los últimos días es que no era una “prioridad” y que estaba concentrado en el proceso de vacunación y la recuperación económica.

Sánchez abordó con Díaz esta semana por teléfono la crisis de gobierno y acordaron que no afectará a ninguna de las cinco carteras que corresponden a Unidas Podemos. Además de la vicepresidencia tercera y Trabajo, al socio minoritario le corresponden Igualdad (Irene Montero), Derechos Sociales y Agenda 2030 (Ione Belarra), Universidades (Manuel Castells) y Consumo (Alberto Garzón). Precisamente el líder de IU protagonizó una polémica con la parte socialista del Gobierno por la campaña que lanzó su ministerio para reducir el consumo de carne.

Según las normas de funcionamiento de la coalición, ante una reestructuración se tienen que mantener “el número de áreas gestionadas por el PSOE y por Unidas Podemos y su peso relativo en el conjunto del Gobierno en los términos acordados al inicio de la coalición” y si los cambios fueran “sustanciales” sería necesario abrir una negociación integral para revisar las “cuestiones esenciales”. Con el liderazgo interno de Díaz recién estrenado y la reciente elección de Belarra como secretaria general de Podemos, no era un momento para abrir en canal el bipartito.

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