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ANÁLISIS

El Partido Comunista de China “se esfuerza por la felicidad del pueblo” , la campaña de seducción del presidente Xi Jinping

"En el extranjero deben entender que la cúpula comunista sólo piensa en el bienestar de todos y todas", expresó Xi Jinping, a cuyo partido no se le escapa la conveniencia de que esa verdad sea aceptada en primer lugar adentro de las fronteras.

Helen Davidson

Taipei, Taiwan —

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China necesita mejorar la manera de contar al mundo las historias sobre sí misma y convencer a la gente de que el partido gobernante está luchando por la felicidad de todo el pueblo chino, dice Xi Jinping.

Los comentarios del presidente chino, en una reunión del Partido Comunista realizada el martes, se producen en medio de un sostenido aumento del aislamiento del país en la comunidad global en coincidencia con la tensión ejercida por los medios internacionales, en gran parte impulsada por las preocupaciones internacionales sobre los abusos de los derechos humanos.

Al sugerir una inquietud sostenida por la imagen negativa de Beijing, Xi dijo que era crucial que China desarrollara una “voz internacional” más fuerte que coincida con su fuerza nacional y su estatus global, para presentar al mundo una “China verdadera, tridimensional e integral”, según agencia estatal de noticias Xinhua.

“Debemos fortalecer la propaganda y la interpretación del Partido Comunista de China, y ayudar a los extranjeros a darse cuenta de que el Partido Comunista de China [PCCh] realmente se esfuerza por la felicidad del pueblo chino”, dijo Xi en su informe. La traducción oficial al inglés de Xinhua se refiere a “publicidad” en lugar de “propaganda”.

Si bien es cierto que la creciente potencia ha tratado de aumentar su posición en el escenario mundial, las relaciones con muchas naciones occidentales se han hundido, en gran parte impulsadas por las preocupaciones sobre las denuncias de los abusos de los derechos humanos contra las minorías étnicas, en particular los musulmanes en Xinjiang, la represión de Hong Kong, la agresión hacia Taiwán, y los intentos del año pasado de encubrir la propagación temprana del coronavirus.

El empeoramiento de las relaciones con los EEUU y sus aliados, como Canadá, Gran Bretaña y Australia, ha visto sanciones comerciales de ‘ojo por ojo’, la expulsión o intimidación de la prensa extranjera y comentarios cada vez más beligerantes de los diplomáticos del “lobo guerrero” -a igual que el título de una película muy popular- de China. Un nombre que hace referencia a diplomáticos combativos que usan su plataforma para defender agresivamente las políticas de China y menospreciar a los oponentes.

Margaret Lewis, profesora y especialista en las leyes de China y Taiwán, con especial énfasis en la justicia penal y los derechos humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad Seton Hall en el estado de Nueva Jersey, manifestó que la clase gobernante de China ha explorando durante mucho tiempo cómo “hacer llegar su mensaje a audiencias internacionales”, en particular a través del canal de medios estatales CGTN, que se transmite -las 24 horas en inglés- en numerosos países. Sin embargo, ha enfrentado sanciones por parte de reguladores extranjeros por su conducta.

Lewis afirmó que Pekín tenía una visión de los derechos humanos diferente a la de otras naciones porque priorizaban el derecho al desarrollo sobre los derechos humanos independientes. Esta creencia todavía se presentaría en cualquier mensaje internacional del Partido Comunista de China.

“Este no es un llamado a una mayor apertura, transparencia y accesibilidad”, aclaró.

“Este es un llamado para que el aparato del Estado del partido presente una visión más endulzada de lo que está sucediendo. Nada de lo que he escuchado hace que esto parezca que está fomentando la libertad de prensa. Lo que entiendo es:  los medios de comunicación internacionales deberían escuchar más atentamente cómo nosotros, el Estado del partido, creemos que estamos ayudando a la gente y deberían informar más ‘objetivamente’ sobre nuestros éxitos”.

Los comentarios de Xi provocaron algunas especulaciones entre los analistas de que estaba llamando a los “lobos guerreros” para bajar el tono, mientras fortalecía las relaciones públicas del estado.

Sin embargo, Lewis sostuvo que no era “una u otra”. “Puedes tener escenarios de ‘poli bueno, poli malo’. Puedes tener momentos de retórica más ardiente junto con cosas que también presentan una narrativa más agradable y artificial”, manifestó Lewis.

Natasha Kassam, especialista en el papel de China en el mundo y en la competencia entre EEUU y China del Instituto Lowy en Australia, dijo respecto al liderazgo de Beijing que estaba leyendo los mismos datos que cualquier otra persona y podía ver que la opinión internacional se había “alejado de manera bastante decisiva” en el último año.

“Sus relaciones económicas no necesariamente se han visto dañadas por la negatividad, pero claramente hay al menos alguna consideración de si es sostenible tener una imagen tan negativa de China en el mundo”, aseguró Kassam.

“En cierto nivel, esto es reconocer que algo está mal y se necesita un cambio, pero el cambio está en el mensaje y no en la política”.

El daño a la reputación de China se produce en un momento incómodo, a pocas semanas del centenario de la formación del Partido Comunista de China. Promete ser una celebración nacional larga y grandilocuente, pero también una oportunidad para que Xi, que abolió los límites de mandato, cimente su liderazgo.

Kassam consideró que el centenario sería un asunto mayoritariamente interno. Sin embargo, probablemente también canalizaría mayores esfuerzos para deslegitimar las voces de los críticos extranjeros. Es probable -agregó- que también haya una preocupación a más largo plazo antes de los Juegos Olímpicos de 2022 y que una mala imagen internacional que dañe un “momento de orgullo nacional” para China.

Traducción de Alfredo Grieco y Bavio

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