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ESEGÉ (Soy Gorda)

La sed verdadera

No nos cruzamos de brazos; cantamos, escribimos, activamos, nos juntamos.

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“Como soy gorda y lesbiana, según el capitalismo de plataformas ya estoy suficientemente rota, aunque se trata de una rotura que (al sistema, el agregado es mio) no le interesa mostrar: me pregunto, ¿cómo hace la gente que circula por ficciones o redes para romperse y verse divina al mismo tiempo? Mis roturas son como las de todxs: sin épica, una manera de atardecer para adentro, la noche que va ganando el cuerpo”, escribe la poeta, conductora de radio y gestora cultural Gabriela Borrelli Azara, en su libro Cartas a jóvenes poetas.

¿Cómo se hace, me pregunto, para elegir en apariencia (y caída) libre a quien/quienes nos imponen la ley del más fuerte, la ley del mercado que se nos está volviendo en contra, la norma que atenta contra nuestros derechos y los derechos de los más vulnerables? ¿Cómo es que millones de excluídes votaron por un candidato que  les vendió espejitos de colores y reivindica el anticomunismo, cuando de comunista ya no queda casi nada en el mundo? Creíamos que el cuco rojo ya no asustaba a nadie. Parece que no es tan así, siglo veintiuno Cambalache, problemático, febril, mileil.

Las preguntas incomodan, son de difícil respuesta, no tienen una única forma de contestarse. Aunque solo con la derogación de la ley de alquileres que avasalla a la gente sin casa propia, con el abaratamiento de los despidos y el retiro del estado de la regulación de la salud (y estos son , apenas, solo algunos ítems del DNU) el nuevo gobierno evidencia con absoluto descaro que llegó para representar a los que más tienen. Delegado de los opulentos, ya abandonó sus promesas de campaña este populismo de empresarios morales y reaccionarios, emprendedores de la política como frustración.

La cita al comienzo la encuentro en un ejemplar de Cartas a jóvenes poetas que me facilita la periodista y editora Dolores Curia. Dolo es la generosidad inesperada que le puso un broche de oro a los zigzagueos emocionales de mi 2023, año que hoy despido desde esta columna soygordeana. Mujer amorosa, Dolores me alberga en su casa luminosa, en un momento personal complejo aunque hermosamente esperanzado. Ella es una compañera de ruta sorora, como mis gordas y flacas, separadas, viejas, juntadas, diversas, actrices, músicas, estudiantes, mujeres -en fin- que me muestran (dan testimonio, cada día) que, por todo y a pesar de todo, enfrentamos unides y no dominades a los Suley y a las Victorias Ajenas, a la Patricia Gendarme y al Mauricio Acumulador de capital social futbolero. Y que la lucha no siempre es cruel, sobre todo si es mucha.

Solo pasaron un par de semanas, estamos cruzando de un diciembre tormentoso a un enero incierto, lleno de señales. Casi estamos en 2024 y el hambre cruje en muchas panzas. En muchos encuentros gastronómicos de fin de año se respira tensión. También hay sed verdadera (ah, aquel tema del Flaco LAS) y sed de venganza, aunque la última no colabora en nada para nada y no ha sido una herramienta para les luchadores por los derechos humanos. Necesidades básicas como comer y beber amenazan con extenderse a más y más sectores. La solidaridad es bienvenida pero sola no alcanza.

En el proyecto de Ley Ómnibus, JM le dedica un aparte a la salud mental facilitando el regreso de los manicomios y las internaciones contrarias a la voluntad de los pacientes, recursos de control social que se suponían superados. 

No nos cruzamos de brazos. Cantamos, escribimos, activamos, nos juntamos para garantizar el cuidado y autociudado de las cuerpos y los cuerpos, pensamos, nos organizamos para dignificarnos y superar esto que parece mucho más que un mal trago. Las empresas más poderosas dejan de pagar impuestos pero a los que laburan sueltes les aumentan el monotributo. ¿La casta? Intacta.  

Pero en la pulseada entre las fuerzas de la gente de bien y la buena gente, no ya izquierda-derecha ni lo nuevo-lo viejo, por ahora gana el Joker, el nerd de lentes redondos, el libertario responsable de nombrar al veterinario Daniel Salamone, experto en clonaciones, titular del Conicet. 

Salamone, sin experiencia en la administración pública, siguió de cerca en 1996 aquel fenómeno de alcance mundial que fue la clonación de la oveja Dolly. El investigador integró el equipo que produjo el primer ternero de vacunación in vitro en el país, uno de los responsables del primer bovino transgénico y clonado en Sudamérica. El hombre es uno más de los ejecutores de esta experiencia de laboratorio biogeopolítico en la que nos han transformado Argentina y su gente somos los conejillos de Indias.

La historia nos enseña que la angustia y la tristeza pasarán, porque esto es solo un ciclo que nos desafía a custodiar y preservar la constitución nacional, el amor por les otres, la empatía para ser una mejor humanidad, para volver mejores.   

LH

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