Diego Valenzuela: “Me encantan los unicornios como Mercado Libre, pero el camino es la Pyme”
Alberto Fernández lo puso como ejemplo de opositor con el que se puede dialogar. Fue durante un acto en Merlo. El presidente lo invocaba, las cámaras lo tomaban y el intendente de Tres de Febrero asentía. “Que haya capacidad de diálogo es un buen síntoma. No todo puede estar en la grieta”, afirma Diego Valenzuela. Historiador y periodista, Valenzuela es uno de los dirigentes macristas que gobierna en el conurbano. Desde esa condición, le discute al estigma que arrastra esa zona de la provincia de Buenos Aires. Además admite que los sanatorios de su municipio están saturados; celebra que en Juntos por el Cambio las decisiones ya no se impongan verticalmente; pone reparos sobre la posible postulación bonaerense de Diego Santilli; elogia a Sergio Berni y cuestiona a Axel Kicillof.
¿Cómo está la situación epidemiológica en Tres de Febrero?
Obviamente hay una alta circulación del virus. Tenemos un promedio de 250 casos por día, en una situación un poco más alta que en el pico del 2020. Los hospitales Carrillo y Bocalandro están a un 85%. Las clínicas están saturadas. Estamos tratando de acompañar la demandas con testeos, con cuatro postas covid y el reparto de un kid municipal para hacer el seguimiento de personas contagiadas, que tengan un oxímetro, termómetros y paracetamol para que no terminen en un hospital. Estamos surfeando la ola. Todos tenemos que lograr un equilibrio entre salud, economía y trabajo.
¿Qué significa que las clínicas están saturadas?
Los sanatorios privados trabajan con obras sociales, con prepagas y distintas derivaciones. Y están en un nivel de saturación alto. Por eso está tan tensionado el laburo del Same. Eso dificulta todo.
¿Se aplicaron ya protocolos bioéticos sobre uso prioritario de las camas?
No me consta eso. Sí que hay un altísimo nivel de estrés.
¿Hubo un intento por bajar un cambio en la relación entre Nación y la Ciudad, entre la Provincia y los municipios?
Esta vez el gobierno bonaerense nos convocó para hablar antes de los anuncios. La vez pasada no fue así. No nos debería volver a pasar que haya un conflicto entre Nación y Caba. Es importante volver a la cooperación. Si las decisiones del presidente repercuten en el AMBA, tiene que hablar con el gobierno bonaerense y con el jefe de gobierno de la Ciudad. Es un terreno que tiene autonomía en el sistema educativo.
Alberto Fernández lo citó como ejemplo de dirigente opositor con el que existe un diálogo fluido. ¿Qué le pareció?
El presidente me invocó a mí porque tenemos un historial de diálogo, con mucha ida y vuelta en la gestión. La última vez fue por el cierre de una fiesta clandestina, con ayuda nacional. Más allá de la referencia personal, que haya capacidad de diálogo es un buen síntoma. No todo puede estar en la grieta. Alberto vino varias veces de Tres de Febrero, a ver pymes, a la Pegueot. Si yo tengo una inquietud se la traslado. No podemos opacar el mandato del voto popular. Tienen que haber puentes de diálogo.
-En Tres de Febrero las clases son virtuales. ¿Está de acuerdo?
Por supuesto que cumplimos el decreto de la virtualidad. Mi posición es lograr un equilibrio entre salud y trabajo, sabiendo que la prioridad hoy, el énfasis está en la salud. Pero no olvidar que la presencialidad cuidada es fundamental. La escuela no contagia porque está protocolizada. En todo caso el riesgo está en transporte público, en la entrada a las escuelas. Lo podemos solucionar. Ojalá se pueda volver a la presencialidad cuidada. Un segundo año de educación virtual sería un retroceso. Además tenemos un 51% de pobreza en el conurbano.
-¿Qué opina de las nuevas restricciones?
Los comentarios entre los intendentes son que no hay espacio para un cierre de Fase 1. Pero sí hay que bajar la circulación. A veces desde la Provincia se pregona un nivel de restricciones que no va de la mano del nivel de control que ejercen. Ese control no lo puede establecer un municipio. En los espacios públicos, en el transporte, en el gran conurbano profundo, hay un nivel de necesidades socio laborales muy grandes. A las changas no la podés ver desde el control policial. Hay que bajar la circulación y que se controle. Pero se deben sopesar las necesidades.
¿Dice que el gobierno de Kicillof pide restricciones que después no puede hacer cumplir?
Tiene una prédica de las restricciones que no se condice con su capacidad de control.
¿No estuvo demasiado especulativo Rodríguez Larreta con el tema de las clases, ante la enorme suba de contagios?
Soy bonaerense. No opino de las medidas de otras jurisdicciones. Pero como federalista, te digo que hay facultades delegadas en las provincias. Y la Ciudad es una cuasi provincia. No se pueden tomar medidas livianamente. Acá faltó diálogo.
La inseguridad quedó un poco corrida de la agenda por la pandemia. ¿Cuál es la situación en su municipio?
Me preocupa mucho, porque veo que a nivel provincial no está en el orden de prioridad que merece. Más allá de que el ministro de Seguridad le pone el cuerpo, no veo una agenda proactiva en formación tecnológica, en capacitación, en presupuesto. Falta. Nos olvidamos de lo que pasa con la inseguridad y naturalizamos los robos. Estamos anestesiados. No veo una reacción acorde de la provincia. Gracias al fondo de seguridad de Nación, tenemos camionetas compradas. También tenemos un centro de monitoreo, pero no alcanza con el esfuerzo municipal. Falta una agenda proactiva y coordinada entre la Provincia y La Nación.
¿Qué opina de la tensión que existe entre Sergio Berni y Sabina Frederic?
La pelea institucional que existe no nos hace bien. Nos falta presencia de fuerzas federales en el conurbano. Los cinco intendentes PRO del conurbano fuimos a una charla con la ministra Frederic. Nos informaron que habrá más fuerzas federales, según un coeficiente de cada municipio. Estamos en un ida y vuelta.
¿Percibe un poco de marketing en ese “poner el cuerpo” de Berni?
No veo marketing. Es una actitud acorde con la demanda de la sociedad. Lo que no veo es que haya una decisión de la Provincia. Es genuino lo que hace Berni, pero está en un gobierno que no se condice con esa mirada. Que no pone en el centro del debate la formación policial, a la víctima por sobre el delincuente. Las camionetas que compramos vienen de Nación. Pero por ejemplo el dinero de la coparticipación que se le sacó a la Ciudad, ese día que fuimos a Olivos sin saber lo que se iba a anunciar, no se coparticipa con los municipios. Esa plata va derecho a la Provincia y ahí se queda.
¿Por qué cree que le cuesta tanto a Kicillof tener un diálogo fluido con los intendentes, del oficialismo y la oposición?
Son ideas, personalidades. La Provincia es compleja. Algo que aprendí acá como periodista e historiador fue cuando lo veía a Eduardo Duhalde. Él juntaba a sus ministros con los intendentes. La provincia es más que la imposición desde La Plata. No se gobierna así. Es difícil gobernar desde ahí, tener centralidad sin un ida y vuelta intenso con los municipios. Eso se veía en un gobierno como el de Duhalde. Estamos a tiempo. Eso no significa que no hagamos cosas con el gobierno bonaerense. Por ejemplo, valoro que una obra que empezó con María Eugenia Vidal y ahora se vaya a terminar con Axel, como la de Combate de Pavón. Voy a acompañar con orgullo la inauguración del gobernador. Se trabaja y se hacen cosas. Pero si trabajáramos juntos sería mejor.
¿En Juntos por el Cambio se acabaron los jefes?
Sí, es así. Ahora hay una mesa colegiada y es saludable. Es parte del crecimiento. Perdimos las elecciones, pero en este tiempo crecimos y somos alternativa. Ahora hay un empate institucional. En general, tras las pérdidas electorales las fuerzas se dividían. Acá no, mantuvimos la unidad. También producto de los errores del gobierno. Hubo desencanto con Macri, y ahora lo hay con el oficialismo. Y tenemos una horizontalidad. No nos ordena la verticalidad. Ese pluralismo enriquece: convivimos conservadores y liberales progresistas. Desde Macri y Patricia Bullrich, hasta los radicales más progresistas.
¿Y usted cómo se define ideológicamente?
Nosotros somos de centro con sensibilidad social. Ahora en Juntos por el Cambio somos más una orquesta que un solista.
Esa horizontalidad puede ser un problema al momento de armar las listas legislativas. ¿Prevé que haya PASO o listas únicas negociadas?
Pueden ser las dos cosas, en función de la circunstancia: PASO o acuerdo. En municipios de más de un candidato puede haber una PASO. Y eso en cualquier otro nivel. Tenemos sectores del peronismo republicano valiosos, independientes. Está bueno y es sano que alguien pida una PASO. Quizás en algunos lugares no sea necesario.
¿Por ejemplo, dónde no sería necesaria una PASO?
No me parece que se le abra una PASO a intendentes consolidados como Jorge Macri o Néstor Grindetti. Pero tenemos que representar a todos los espacios, a los intendentes y legisladores radicales, como Maxi Abad, a la gente de la coalición. Nosotros tenemos los nuestros, con María Eugenia Vidal, Horacio, los intendentes. Hay propuestas múltiples.
¿Aceptaría que el vicejefe de gobierno porteño Diego Santilli encabece la boleta de la Provincia?
Es una decisión de él. Diego es vicejefe de la Capital, pero es parte del equipo. Si alguien de la Ciudad quiere ayudar, está perfecto. Pero nuestra mirada del proyecto surge de la experiencia bonaerense, del territorio, de lo social y lo barrial. Proponernos algo desde esa experiencia.
Antes de ser candidata en Provincia, Vidal era funcionaria en la Capital
La situación era diferente en 2012, 2013 y 2014. Lo bonaerense era débil en el PRO. Sólo teníamos a Jorge Macri y a Emilio Monzó.
¿Cree entonces que no hace falta que Santilli cruce la General Paz?
Siempre hace falta que la gente quiera aportar su ayuda. No soy cerrado. La ciudad está muy imbricada por el debate bonaerense. Todos tenemos una historia un poco acá y un poco allá. Es natural. El que no entiende eso no entiende al AMBA. Por eso no es para asustarse.
Elisa Carrió se autopostuló para la Provincia. ¿Le gusta?
Me encanta que esté en la discusión, desde las ideas. Ojalá que haya más debates.
¿Vidal renunció definitivamente a hacer política en la Provincia?
Te paso el teléfono de ella y le consultás. No, yo la cuento como parte de nuestro equipo. Pero es una decisión personal. En su libro ella habla de transformar a la Argentina, y hay que ser respetuoso de su decisión.
Usted es historiador y publicó varios libros. ¿Cómo ve que en el PRO se hayan publicado tantos libros políticos, como el de Macri, el de Vidal y Patricia Bullrich?
¡Y se viene el libro mío! Todos los libro reflejan una historia, una vivencia. El de Patricia Bullrich refleja su experiencia en el Ministerio de Seguridad. El de Macri refiere a la ambigüedad de una etapa en la que se hicieron cosas y otras no salieron bien. María Eugenia dice que ella debería haber discutido más algunas políticas con la Nación. También es interesante de Cristina Kirchner.
¿Qué opina del perfil tan combativo que adoptó Patricia Bullrich?
Es su perfil porque es su historia. Cuando ya trabajaba en Hora Clave con Mariano Grondona, ella era ministra de Trabajo y batallaba contra algunos sindicatos. Es su manera de ser, producto de la convicción. Además ella tiene un rol partidario y no de gestión. Cada uno ocupa un rol. Como administrador, uno tiene otro mandato, que es trabajar para los vecinos. El rol de ella es diferente. Ella da testimonio de la seguridad ciudadana en el buen sentido, tiene una visión republicana, con división de poderes. Yo hablo mucho con ella de la necesidad de promover el trabajo.
¿Y su libro de qué se va a tratar?
Yo soy más del periodismo y de la historia. No estoy para escribir mis memorias aun. Mi tema es el conurbano. Quiero hacer un retrato que cruce al cronista, al historiador y al gobernante para hacer foco en el conurbano. Pero no en el estigma, no en la pobreza y la droga. Al revés, el conurbano es una tierra de oportunidades, donde está el laburo, la creatividad. Si enfatizamos lo negativo, no vemos el potencial de la zona. Tengo una experiencia personal que muchos no tuvieron. Hay temas de producción, barrios populares, densidad poblacional. No lo tengo terminado aún.
Ese estigma que pesa sobre el conurbano, con el usted discute, es sostenido por algunos compañeros suyos del PRO
No tengo referencia concreta de eso. Escuché al jefe de gabinete nacional decir que en el PRO ven el conurbano como un lugar de feos, sucios y malos. El PRO soy yo. Y nosotros fuimos contra el sistema político de Hugo Curto. Tengo un trabajo y respeto profundo, y no le temo a la palabra economía popular. Pero tiene que ser laburo y no plan. No tiene que ser ir a la marcha a cambio del plan. Yo discuto con el asistencialismo. El conurbano debe ser lugar de inversión, lo es y puede serlo más aún.
¿No percibe dirigentes macristas que estigmatizan al conurbano entonces?
Si alguien en mi espacio estigmatiza el conurbano, no lo comparto. En el conurbano pueden ocurrir cosas muy buenas si nos organizamos bien. El problema es la pobreza, y la solución es la Pyme, el trabajo. Yo estoy pensando siempre cómo invertir, cómo mejorar el centro comercial, que la gente deje plata acá en Tres de Febrero, en los lugares lindos y pujantes que hay. Puede haber en mi espacio alguna idea antigua del conurbano. Pero la Pyme para mi es el motor productivo y el corazón de la Argentina. Es la empresa familiar dando la pelea, subiendo la persiana cada día. Y hay que apoyarlos. Me encantan los unicornios como Mercado Libre, pero el camino es por la Pyme, no por el comercio de emprendedores punto com.
AF
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